Capitulo 4

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La piel pálida extremadamente blanca de su cuerpo contrastaba con las sabanas y los cojines color rojo. Donghae miraba a su ahora esposo a través de la tela escarlata que separaba sus aposentos con el resto de la habitación. Las puertas tras el estaban firmemente cerradas y nadie se atrevería a cruzarlas, se encontraba ambos completamente solos en el reino, rodeados de privacidad y la suave luz de las lámparas.

Dejó caer sus ropas al piso sin cuidado alguno, se desnudó con la mayor calma del mundo. Jamás había estado tan expuesto ante alguien, pero al menos no era un completo desconocido o eso quería creer. Con paso lento avanzó hacia donde estaba su ahora esposo.

En cuanto cruzo su campo visual, esos ojos oscuros lo vieron con hambre. Dilatándose completamente. Se hincó en las sabanas y avanzó hasta ponerse sobre el cuerpo del hombre mayor. Donghae se inclinó hasta tocar los labios de su alfa, acariciandolos con suavidad, fue bajando hasta la mandíbula, el cuello y pase por el pecho.

—¿Por que siento que durante la noche vas a deslizar una daga por mi cuello?- Pregunto Hyukjae derritiéndose ante los delicados toques. Llevo sus dedos hasta los cabellos del omega y quito el danggot dejándole caer las hebras negras sobre su rostro.

Donghae se irguió sobre su ahora alfa, deslizó una de sus manos hasta la intimidad del otro hombre y comenzó a acariciarlo, sintiendo cómo crecía aún más entre sus dedos. Se sintió humedecer, el calor empezaba a quemar su cuerpo.

El alfa se apoyó e intentó erguirse pero una mano en su pecho se lo impidió, regresándolo a su posición original.

—¿Acaso nunca puedes quedarte quieto?- Pregunto, colocando sus muslos a lado de las caderas del alfa. Se acercó hasta que las narices de ambos estaban juntas.

—Nunca es bueno quedarse quieto junto a ti.- Susurro el alfa, con la mirada oscurecida relamiéndose los gruesos labios, llevando una de sus manos hasta la nuca del menor hundiéndola en su cabello y tomándolo en un puño con fuerza. —Eres muy temperamental.- Sonríe mostrando los filosos colmillos, listos para hundirse en el cuello de su pareja.

Hyukjae acaricio el hombro agendo, pasando sus dedos por el costado, tomando con fuerza la cintura hasta llegar a los glúteos. Apretándolos con fuerza, hundiendo sus dedos en la suave carne. Llevándolos hacia el interior del menor, tentando la humedad de la auto-lubricación y metiendo los dedos hasta dentro, resbalando y mojándose más.

—¡Ahhh!- Un gemido salió de los delgados labios.

El alfa movió los dedos en el interior de su ahora esposo, sintiendo como seguía humedeciéndose aún más ante el toque. Se inclinó y besó los gruesos labios del alfa, luchando por dominarlo y lo logró. Dejó que el tomara las riendas y lo guiara en el beso, el omega acaricio el pecho y abdomen.

Se separó, mordisqueando juguetonamente los labios de su alfa. Este abrió los ojos, mosteando las pupilas dilatadas, eran casi dos pozos negros que te provocaban vértigo y la sensación de ser absorbido.

Respiro profundo y disfruto de los largos dedos en su interior moviéndose y tocando ocasionalmente un punto en dentro de el que lo hacia ver estrellas. Cuando saco los dedos de su interior, la lubricación natural de su cuerpo se deslizó por los gruesos muslos del omega.

Donghae se movió hasta tener el miembro del mayor alineado a su entrada, el otro lo tomó de las caderas dándole soporte, se dejó caer con suavidad hasta tenerlo completamente dentro. Dolió, al principio sintió dolor e incomodidad, pero Hyukjae lo acaricio y en lo que se acostumbraba. Se irguió hasta quedar sentado con el omega sobre sus piernas y le tomó el cabello oscuro retirándoselo de la cara.

El alfa hundió su rostro en el cuello absorbiendo ese dulce olor que lo volvía loco que lo hacía perder la cabeza. En ese momento Lee Donghae lo tenía hipnotizado, era envuelto por su calor, su olor lo mareaba de una manera positiva si es que existía una, se sentía ligero, despreocupado, tan pleno. Donghae siempre olió a frutas, a la naturaleza, la la frescura de los lagos al amanecer, a suave brisa que moja tu rostro, a él aire que te golpea con fuerza. Pero ahora había algo más, algo dulce y exquisito que no resultaba empalagoso sino reconfortante.

Los brazos de Donghae se envolvieron en los amplios hombros de Hyukjae, lo miró a los ojos sintiendo que era de nuevo ese chico que conoció en su infancia, esto lo ayudó a tomar valor y comenzó a moverse. En un suave vaivén, disfrutando de la sensación que el otro le brindaba. Lo llenaba y el placer comenzaba a envolverlo. Los sonidos no tardaron en comenzar en salir de sus labios, gemidos y jadeos obscenos llenaron la habitación real.

Los dedos de Hyukjae se clavaron en sus caderas, y lo movieron, lo ayudaron a tomar impulso y autopenetrarse con más fuerza, en segundos tenía las uñas clavadas en la blanca y pulcra piel del alfa y prácticamente brincaba sobre el pene en su interior. Era bochornoso pero el placer atravesando cada fibra de su ser hacía que lo olvidara.

En el momento en que los dientes del alfa se hundieron en su cuello ambos llegaron al orgasmo, Donghae se corrió,anchándolo sus abdómenes y Hyukjae en su interior, llenándolo de su caliente semilla. Posiblemente concibiendo a un bebé.

Si la boda les dio una sensación de unión, la mordida acababa de entrelazar sus almas aún más. Fue una rápida sensación que los recorrió a ambos, era inexplicable. Como una ola de sensaciones y recuerdos, como si sus mentes, ideas y pensamientos se sincronizaran. Como si sus corazones latieran al mismo compás y como si sus vidas fueran una sola.

Los dientes y colmillos de Hyukjae dejaron la marca violeta en su cuello, que indicaba que tenía dueño, que tenía un alfa. Ambos juntaron sus mejillas respirando pesadamente. Donghae acaricio la espalda del mayor con cariño, por unos momentos entre ambos reino la paz, anudados y unidos el uno al otro, siendo uno mismo desde ahora hasta la eternidad.

High King [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora