La fecha había llegado, estaba completamente nervioso, parecía que acudía a mi primera cita con Adriana, de hecho me sentía de la misma manera que aquel día. Llegué temprano a nuestro punto de encuentro, nos quedamos de ver en una cafetería cerca de la Universidad de Cambridge. Ella llegó a los pocos minutos, se veía hermosa, los años le estaban sentando de maravilla, la invité a sentarse y estuvimos unos minutos en silencio hasta que el mesero apareció y ordenamos.
Poco después comenzamos a platicar algo tímidos, pero con el transcurso del tiempo fue una charla agradable, hablamos sobre lo que habíamos hecho durante estos años y hasta platicamos del pasado como si nada hubiera separado nuestros mundos por más de tres años. La veía a los ojos y resurgía algo que sentía desde mi interior, todavía no quería llamarlo amor por temor a equivocarme.
Antes de llegar a nuestra cita me prometí que no etiquetaría nada, que dejaría fluir las cosas, iría lentamente, no llevaba prisa por asegurarme si aquello que me hacía vivir al verla era amor.
Aquella charla fue fabulosa, no hubo reproches, ni resentimiento, mucho menos lágrimas, éramos solamente dos personas que se encontraban luego de varios años, como si fuéramos viejos amigos. Estábamos tan a gusto que no supe en qué momento terminamos hablando de Raquel y del por qué la dejé, así como de las varias citas que ella había tenido con el chico del bar y del cómo no funcionó.
Quería congelar ese instante para siempre, si después las cosas no funcionaban entre los dos, otra vez, la recordaría como en esa ocasión, hermosa, divertida, en paz, lo cual sería un agradable recuerdo.
Duramos horas platicando y riéndonos a carcajada abierta, no existía el mundo a nuestro alrededor. Cuando menos pensamos ya se había oscurecido, la lleve a su departamento, y sin insistir en pasar, me dirigí a un hotel para pasar la noche.
Mientras me acostaba, la sonrisa no desaparecía de mi rostro, aquella noche fue la primera vez después de mucho tiempo en que podía decir que había dormido bien, en paz conmigo mismo, con todo mi mundo.
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Reaparecer
Romance"Dicen que el hubiera no existe, pero es algo que me suena en la cabeza todo el tiempo, no puedo evitar pensar en todo lo que hubiera hecho, tal vez hubiera sido un gran cambio en mi vida como la conozco. Pero, sobre todo, me pongo a pensar en aquel...