Capítulo 6

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Keily cometió el error de pedirle a Zoe que le ayudara a buscar un atuendo presentable para su salida con Alan, ya que el vestuario que siempre usaba consistía en unos jeans y camiseta holgada.

Zoe estaba de un lado al otro, entre el armario y cama, mientras daba saltitos de alegría por la noticia. Keily rodó los ojos por el entusiasmo que mostraba, porque estaba más emocionada que ella.

—¡Lo tengo! —gritó y la haló con brusquedad hasta que quedaron frente al gran espejo que tenía en el cuarto.

Le extendió un vestido negro corto, que no sabía que tenía. Era hermoso, aunque se preguntó si le quedaría bien.

Sin previo aviso, Charlotte abrió la puerta de la habitación y entró. Zoe y Keily se quedaron inmóviles al verla posar sus ojos entre una y la otra con altivez.

—¿Ahora qué traman? ¿Por qué tanta algarabía? —preguntó, molesta, mientras levantaba la ceja izquierda. Gesto casi idéntico de Jack.

Zoe sonrió con descaro ante la mirada de súplica que le dio Keily para que no dijera nada sobre su salida con Alan.

—Solo estábamos probándonos ropa —alegó deprisa al tiempo que recogía las piezas que estaban esparcidas por el piso.

—Keily va a salir con Alan y la estoy ayudando con su atuendo —soltó Zoe como si nada. Sus labios estaban curvados en una sonrisa malévola—. Y no es asunto tuyo —finalizó.

Keily sintió que se iba a desmayar cuando Charlotte posó su fría y molesta mirada sobre ella. Era duro admitirlo, pero aceptó que su media hermana lograba intimidarla.

Charlotte salió dando un fuerte portazo, lo que provocó que Keily salte en su lugar con espanto. Zoe se carcajeó tan fuerte que tuvo que agarrarse el estómago y se encorvó de forma exagerada.

—Parece una desquiciada —dijo entre risas.

Keily la miró seria por unos segundos, pero al final la contagió su buen humor y terminó riendo como ella.

Al cabo de un rato, buscaron los accesorios y calzados perfectos para el vestido. Keily sacó a Zoe del cuarto casi a la fuerza para arreglarse en paz.

Lo que vislumbró en el espejo la dejó sin habla. No recordaba la última vez que se vio tan bien. El vestido le quedó ajustado, pero no caía en la indecencia. Su pelo largo y rubio bajaba en cascada hasta la cintura y el maquillaje, nada exagerado, hacía que sus ojos lucieran más claros y grandes. Se sorprendió al notar que parecía la versión más joven de su madre.

—Te busca el príncipe azul —canturreó la su prima, quien entró a la habitación y se quedó boquiabierta—. Estás preciosa, Keily —dijo, pasmada—. ¿Quién hubiese dicho que debajo de toda esa ropa hay un cuerpazo?

—Gracias, Zoe.

Keily agarró su bolso y bajó las escaleras seguida de su prima. Casi tropezó con sus propios pies cuando vislumbró a Jack hablando con Alan. Notó en lo apuesto que se veía vestido de traje y que el cabello peinado hacia atrás hacía resaltar su bello rostro.

—Estás hermosa, pequeña —alagó su padre con un dejo de tristeza.

—Hermosísima —secundó Alan.

Le extendió una mano, la cual Keily agarró sin pensarlo dos veces. Sus miradas se cruzaron por unos segundos, tiempo suficiente para que sintiera que solo estaban ellos dos y no pudo apartar la vista de esos hermosos ojos verdes.

—¿Qué significa esto?

Josh irrumpió en la sala, seguido de Willy y Justin. Su mirada se posó de uno hacia el otro y después a la alianza que aún mantenían. Alan fue quien se deshizo del agarre, pero sus labios esbozaron una sonrisita llena de complicidad que Keily correspondió de la misma manera.

Jack puso toda su atención en Josh, quien estaba molesto, y le hizo una seña con la mirada. Él se relajó con ese simple gesto.

—Qué linda, hermanita —dijo Willy con entusiasmo.

Keily no pudo evitar reír al murmurar un «gracias», porque su buen humor la contagió. Justin, por su parte, saludó a Alan con un apretón de manos y estos se enfrascaron en una pequeña conversación sobre algún deporte.

—Chicos, dejen que se vayan porque las horas se acortan para ellos —pidió Jack, recordándole a Keily con esas palabras sutiles las reglas antes mencionadas cuando le dio el permiso.

Alan agarró la mano de Keily una nueva vez y se encaminaron a la salida. Ella se sintió observada, eso provocó que llevase la mirada hacia atrás. Se arrepintió cuando divisó la fría y amenazadora mirada de Charlotte que se encontraba oculta detrás de las escaleras. 

 

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Inercia © (Bilogía Inercia: Libro 1) [Completa]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora