Keily salió del cuarto, perezosa, para buscar algo de comer. Frente a la puerta de su habitación, estaba Willy sentado en el suelo cubriéndose el rostro con las manos.
Ella corrió hacia él deprisa y se arrodilló para verificar qué le pasaba.
—Willy, ¿sucede algo? —Le retiró las manos de la cara y se percató de que respiraba con dificultad y le salía sangre de la nariz—. ¡Willy! ¿Qué te pasa? —gritó alterada.
Él la miró y trató de sonreír, pero le salió una mueca que denotaba dolor y angustia.
—L-Llévame al cuarto —logró balbucear y ella lo levantó con todas sus fuerzas, pero se tambaleó por el peso de él.
Entraron a la habitación y lo acostó en la cama. Willy le señaló la mesita de noche, donde había unos frascos de pastillas y medicamentos. Keily le entregó las píldoras y él se las tragó de golpe.
Fue muy duro verlo en esas condiciones, así que no resistió y empezó a sollozar. Las manos le temblaban y el pecho se le contrajo ante lo mal que estaba su risueño hermano. Con un pañuelo le limpió la sangre y notó que poco a poco su respiración se iba normalizando.
—Lamento que hayas presenciado eso —dijo con la voz entrecortada.
Ella se sentó frente a él y le levantó el mentón para que sus miradas se conectaran.
—¿Qué te sucedió?
Keily se sorbió la nariz y trató de no seguir llorando en su presencia.
—Estoy enfermo, Kei, desde niño. Me descubrieron esta rara enfermedad cuando tenía dos años.
Ella cerró los ojos con pesar, no podía creer lo que escuchaba. Si no era porque lo había encontrado de esa manera, nunca hubiese imaginado todo eso. ¿Quién diría que el chico apuesto que siempre estaba alegre padecía de algo dañino?
—Trato de mantenerme positivo y vivo como si fuera mi último día, ya que puedo morir en cualquier momento —continuó cabizbajo.
—Jack debería hacer algo, él tiene mucho dinero y te podrían tratar los mejores médicos —parloteó ella desesperada.
—No, kei, papá lo ha intentado todo. Esto es definitivo. Los medicamentos controlan un poco la enfermedad, pero no tiene cura.
Keily abrazó a su hermano y lloró en su hombro, aunque sabía que no debía hacerlo porque se suponía que tenía que ser fuerte y ayudarlo. No obstante, esos temas eran muy sensibles para ella.
—No llores, Kei. Cuando pase, estaré conforme porque mi vida ha valido la pena. Agradezco que pude conocerte y convivir contigo —alentó y se aferró a ella con fuerza.
Keily amaba a Willy y no iba a soportar que desapareciera para siempre como lo hizo su madre. Los recuerdos de cuando su vida se fue abajo provocaron que se lamentara en voz alta. Él la apretó contra su pecho y le acarició el pelo mientras susurraba palabras dulces en su oído.
***
Keily tocó la puerta de Jack con desesperación. Aún no salía del asombro por lo de Willy y necesitaba esperanzas. Sabía que él tenía los recursos suficientes y podía hacer algo al respecto, no se rendiría tan fácil.
Los ojos de su padre se agrandaron por la sorpresa cuando la vio. Las ojeras de este eran muy notables, al igual que el aspecto desaliñado y su mirada apagada. A pesar de todo eso, Jack sintió felicidad y alivio.
—¿Puedo pasar? —ella susurró. Él Asintió y abrió más la puerta—. Me enteré de lo que sucede con Willy.
Jack se estremeció por sus palabras y su semblante se volvió más sombrío. Agachó la cabeza y se sentó en el borde de la cama. Se pasó las manos varias veces por el rostro, indicio de que estaba frustrado e impotente.
A Keily le dolió verlo en esas condiciones y comprendió la situación tan deplorable en la que se encontraba.
—Lo descubrimos cuando tenía dos años —dijo con la mirada perdida—, solo era un bebé cuando le dio su primera crisis. Luego de muchos estudios, nos dijeron que era incurable.
Un sollozo cargado de amargura salió de sus labios.
Keily acortó la distancia y le levantó el mentón para que la mirara directo a los ojos.
—Lo pueden ver otros médicos, otros puntos de vista.
Él negó con la cabeza.
—Lo hemos intentado, pequeña, y todos nos dicen lo mismo.
Algo dentro de Keily se rompió y lloró como hacía mucho no sucedía, tanto así que hipaba por la desesperación. Sintió que los brazos de Jack la acurrucaron y percibió sus sollozos y lamentos. A pesar de lo mal que él se encontraba, llevó sus manos hacia el rostro de ella y le limpió las lágrimas con ternura.
—Sé que no es el mejor momento para esto, pero necesito contarte algo. —Hizo silencio por unos segundos—. Conocí a tu madre en un bar, quería despejar la mente porque Carol me había pedido el divorcio. Ella y yo nos dimos cuenta de que éramos incompatibles al poco tiempo de casarnos.
»Escarlett se veía tan fuera de lugar vestida de camarera. Recuerdo que me dijo que era su primer día ahí. —Trató de reír, pero solo le salió una mueca—. Fue amor a primera vista. Sus ojos azules me cautivaron, tenía tu mismo color de pelo y era pequeña de estatura. La mujer más tierna y hermosa que había visto. Le conté el porqué me encontraba allí y nos hicimos amigos. Poco a poco se convirtió en otra cosa y ya no me importaba nada más, solo quería ser feliz a su lado.
A Jack se le escaparon algunas lágrimas por los sentimientos que lo embargaron y ella le acarició la mejilla con dulzura, justo como él lo había hecho.
—Luego pasó lo de Willy y todo se vino abajo. Te juro que no quise dejarlas, ni siquiera sabía que ella estaba embarazada de ti. Esas no son excusas, y entiendo perfectamente si me odias, pero te pido perdón por no ser el padre que te mereces. Perdón por abandonarte como lo hice.
En ese punto no se sabía quién lloraba más de los dos. Keily observó al hombre frente a ella y cayó en cuenta de que, aunque cometió muchos errores, era una gran persona con mucho peso sobre sus hombros.
El corazón se le estrujó al contemplarlo tan vulnerable y quiso liberarlo de ese yugo de culpa que llevó por muchos años.
—Te perdono, papá.
La voz le salió entrecortada y Jack la miró con los ojos muy abiertos, no podía creer lo que había escuchado.
—¡Me dijiste papá! —exclamó emocionado en medio de lágrimas y la abrazó con todas sus fuerzas.
Keily le correspondió con la misma intensidad. Trató de buscar en ese gesto el consuelo y la paz que los dos necesitaban.
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Inercia © (Bilogía Inercia: Libro 1) [Completa]
Teen FictionTras la muerte repentina de su madre, Keily Brown tiene que dejar su vida atrás e irse a vivir con su padre y familia. Al llegar al pequeño pueblo deberá enfrentarse al odio, encontrará el amor y se verá de frente con las irregularidades del lugar...