Capítulo 5 ¿¡Comprometida!?

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18 años

Mariagrazia: ¡Despierta! – dijo moviéndome la cama

Luz: ¿Qué horas son? – le conteste sin abrir los ojos

Mariagrazia: Las nueve

Luz: ¿Y porque me despiertas tan temprano?  Despiértame a las doce del mediodía ¿Ok? – respondí cubriéndome toda la cara con la sabanas

Mariagrazia: ¡Imposible! Tienes que estar en el desayuno en un gran día como este – dijo destapándome

Luz: ¡Es sábado! ¿Qué diferencia hay entre los demás benditos sábados? – dije despabilándome

Mariagrazia: ¡Hoy cumpleaños mi hermano! – dijo aún más emocionada

Luz: ¿Me despertaste por un cumpleaños más de Piero?

Mariagrazia: Luz, ya lo hablamos, lo que haya provocado su odio solo hay que resolverlo. No toda la vida se las pasaran como perros y gatos… ¡y además este día cumple dieciocho años! Ya es un hombre mi hermano

Esa frase ya la soñaba “como perros y gatos” ¿no existen más expresiones?

Luz: ¿Y que era antes?  ¿Una mujer? – dije sarcástica

Mariagrazia: Sabes a lo que me refiero – debo admitir que para tener quince años ya era algo madura

Piero: No la hagas entrar en razón, te dirá siempre lo mismo – dijo recargado en el marco de la puerta con los brazos cruzados

Luz: ¡Esos gallos! Date una manita de gato por ese pelo ¿no? – le dije cuando vi todo su pelo desordenado

Piero: ¡Ja, ja que graciosa! – Respondió sarcástico –  Y tú – dijo abrazando a su hermana por los hombros – dice mamá que bajes a ayudarla con el desayuno

Cuando Mariagrazia salió de mi habitación, Piero entro y se sentó en mi cama.

Piero: ¿Y bien? – me miro sonriendo

Luz: ¿Bien qué? – dije aun adormilada

Piero: ¿Qué me regalaras hoy?

Luz: ¡Ah, eso! – Dije restándole importancia – Bueno, como ya eres un “hombre” – dije haciendo comillas en la palabra hombre –  te daré algo que quizás te de demasiadas responsabilidades

Piero: ¿Más responsabilidades? Creo que no te has dado cuenta que yo  trabajo en la cafetería y que estudio para entrar a la universidad, si eso no implica responsabilidad entonces no sé a qué clase de responsabilidades te refieras – le di un golpe en la cabeza después de terminar su gran sermón, si no quiere mi regalo que me lo diga, no es necesario sermonearme

Luz: Entonces si no lo quieres se lo puedo regalar a Mariagrazia y a ti te regalare un reloj de mano o tenis

Piero: Es broma, ya dime por favor que es ¿sí? – dijo en todo de disculpa, siempre que nos peleábamos y me hacía enojar o algo así me tomaba de la mano y me acariciaba la parte de arriba de la mano, yo le decía que no me gustaba que lo hiciera pero era mentira, me resultaba muy agradable y la verdad es que me gustan que los chicos sean cariñosos, más sin embargo cuando Piero era así conmigo me ponía nerviosa o incluso incomoda

Luz: Si me dejas ir por él podre dártelo

Él solo me apretó la mano y después la soltó, me agache para sacar el regalo, sé que pudo ver el regalo pero si lo ponía en otro lugar podría morir ahogado.

Le acerque la caja azul, tenía algunos agujeros para que pudiera respirar durante la noche ya que se lo había comprado antier para que no estuviera tanto tiempo encerrado el regalo, cuando termino de abrir el regalo me miro sorprendido y a estas alturas parecía un niño chiquito con un nuevo juguete…

Del odio al matrimonio (Piero Barone) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora