Capítulo 6 Una Noticia No Tan Agradable

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Al día siguiente me desperté con un sentimiento que no podría explicar, pero sé que ese sentimiento no es de alegría definitivamente…

Ahora estaba comprometida ¿Cómo les dices eso a tus mejores amigos?  Todavía no me he puesto el anillo de compromiso y ya sentía que estaba en mi dedo. Mariagrazia ya no estaba en mi habitación, supuse que se había ido a su habitación durante la noche; mire el reloj y marcaban las dos y media de la tarde, sí que había dormido mucho… Me coloque el anillo y lo mire por pocos minutos, entre menos lo viera mucho mejor.

Les marque a los chicos para vernos en el parque para hablar, pero ellos dijeron que mejor fuéramos a la feria que siempre se ponía en estos meses, le dije a mi madre que saldría y me dijo que Piero fuera conmigo… me arrepiento en haberle dicho porque ahora se nos había pegado también sus amigos.

Gianluca: ¡Loca! – dijo abrazándome

Piero: ¿Nos vamos? – nos separó cuando llego

Griselda: ¿Qué trae el hombre ahora? – me susurro

Luz: Ahora no les puedo contar, créeme, les diré pero no ahorita

Frida: ¡Lindo anillo! – entre en pánico y metí las manos a las bolsas de mi chaleco e invente cualquier cosa

Luz: Es un pequeño regalo de mi Nonna – le conteste nerviosa, Piero solo me miro y suspiro ¿Qué se suponía que les diré? “Es un anillo de compromiso, Piero anoche me ha obligado a casarme con él” No era una opción para mi

Nos subimos a algunas atracciones, en un momento  Piero y sus amigos habían ido por unas bebidas y fue el momento perfecto para hablar con mis amigos. Les dije que nos fuéramos a un lugar más privado y así es como terminamos por los jardines del lugar…

Michelle: ¿Qué ocurre, Luz? Has estado más apagada de lo normal

Gianluca: ¿Todo está en orden?

Luz: La verdad no… Me casare con Piero – dije sin pensarlo

Todos: ¿¡Tú que!? – dijeron al unísono

Empecé a contarles todo lo sucedido, los chicos aún seguían con la boca abierta y es completamente entendible…

Gianluca: No pueden hacer eso, pero no te preocupes mi loca. Ayudare con lo que pueda

Frida: Cuenta con mi apoyo

Michelle: Y el mio

Griselda: Conmigo también cuentas… Pero si esto no funciona ¿Me dejarías ser la madrina? – no se iba a quedar tranquila si no lo decía ¿verdad?

Todos: ¡Griselda!

Griselda: ¿Qué? Solo decía

Luz: Tranquila, después de todo no podrán cambiar nada, Piero está dispuesto a hacer todo para conquistarme… Además yo les prometí de chiquita que cuando me casara ustedes serían mis damas de honor – les dije tratando de mejorar el asunto ¿Qué más me quedaba hacer?

Gianluca: ¿Qué hay de mí? ¿Podre ser el padrino? – me miro con ojitos de cachorro

Luz: Eso ya dependería de Piero – respondí encogiéndome de hombros

Frida: Bueno, hay que ver cómo sacarte de este enrollo

Michelle: ¿Alguna idea?

Todos: No – le respondimos al unísono

Regresamos al lugar donde nos habíamos quedado antes de irnos, Piero regreso junto con sus amigos y fuimos a la casa de terror, honestamente a mí me asustan demasiado estas casas y por lo general siempre voy encajándole las uñas a Gianluca cuando entro en ellas y esta vez no fue una excepción, solo que Piero estaba hirviendo de los celos. Al salir seguía aferrada al brazo de Gianluca, pero de pronto Ignazio grito que fuéramos a una montaña rusa… ¡odio la montañas rusas! O mejor dicho: odio todos los juegos que tengan que ver con las alturas y adrenalina. Los chicos se sentaron así: Félix con Griselda, Ignazio con Michelle y Frida con Gianluca… así que solo quedaba un lugar disponible… el de Piero

Félix: ¿No subiras? – me pregunto

Luz: Eh… no, prefiero esperarlos aquí

Y creo que fue donde recordó Piero que le tengo pavor a las alturas, al vértigo y a la adrenalina… No sirvo para este tipo de cosas siendo sincera.

Piero: No se preocupen, yo acompañare a la niña – dijo bajándose del carrito y antes de que el carrito avanzara, Gian me miro y sonrió después de una leve risa que fue apagada después de un codazo de parte de Frida

Piero: Creo que le sigues temiendo a las alturas ¿o me equivoco?

Luz: –rio levemente – Es algo que quizás nunca acabara

Solo sonrió y me tomo lentamente la mano con temor a que la rechazara… Creo su idea de enamorarme poco a poca ha iniciado…

Del odio al matrimonio (Piero Barone) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora