Capítulo 11 Un Cuento De Hadas

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Fernanda: ¡Sal de aquí Piero, tú no puedes ver a la novia antes de la boda! – gritaba desesperada, estaba tratando de cerrar la puerta para que Piero no pudiera pasar

Para ser sincera estaba siendo un poco exagerada, aún estaba en pijama y sin haberme lavado la cara, por lo tanto no tenía que estar tan desesperada.

Piero: Solo quiere darle el beso de los buenos días – le dijo mientras luchaba con Fer para abrir la puerta

Mis amigas y yo estábamos atacadas de la risa con la pelea entre Fernanda y Piero, fui hasta la puerta para que dejara tranquila a Fer ya que estaba con los nervios de punta.

Luz: Si te doy el beso ¿prometes dejarnos ya tranquilas? – le pregunte detrás de la puerta

Piero: ¡Lo prometo! – dijo emocionado. Me acerque a él muy lentamente, lo bese en la mejilla y antes de que se diera cuenta lo empuje levemente para que se alejara de la puerta y poder cerrarla – ¡Hey, espera! Eso no se vale – grito triste desde afuera

Luz: Nunca me dijiste en donde querías el beso, ahora por favor déjanos arreglarnos o Fer romperá tus lentes

No le quedo de otra y se fue, después de bañarme Fer se puso en marcha, vio que maquillaje me quedaría bien, que combinara con el vestido y claro que no parezca un payaso andante. Griselda me haría el peinado ya que ella sabe peinar muy bien, Frida y Michelle me ayudarían a pintarme las uñas. Todos estaban haciendo algo menos yo, me sentía verdaderamente inútil, baje a comer algo ligero para que no me cayera pesado y me sintiera mal después.

La boda sería antes de que anocheciera, Piero me dijo que eso era algo esencial para la boda. La señora Eleonora y Piero iban de un lado al otro hablando por teléfono, Eleonora era cómplice de Piero y se encargaría que todo saliera de acuerdo al plan de Piero, mi mamá debería de estar buscando el pastel y mi Nonna debe de estar en su habitación arreglándose. Mientras comíamos les dije a las chicas que me sentía inútil porque no estaba ayudando en nada, eso hizo que Piero me escuchaba mientras salía de la cocina.

Piero: ¡Claro que por supuesto que desde luego que no puedes hacer nada! Tu tarea es verte hermosa y ser feliz por el resto de tu vida a mi lado, no quiero abrumarte con los preparativos – me dijo después de robarme un beso e irse de nuevo a hablar por teléfono

Solo me quedaba aceptar, después de todo en unas cuantas horas veré que estuvieron planeando. Ignazio, Félix y Gianluca despertaron después de su alocada noche que tuvieron ayer, Ignazio era el que tenía la resaca más fuerte ya que él si había tomado bastantito. Pero creo que se le quito en cuanto recordó que aún no tenía con quien ir a la boda y que se pusiera como magdalena, por suerte Fer le dijo que le ayudaría a conseguir a alguien para ir a la boda y quedo más tranquilo.

A las cinco de la tarde inicio el segundo caos: Preparase para la boda.

Me retocaron el maquillaje y el peinado, solo quedaba el vestido, yo aún no veía como quedo después de los retoques que le dio Fer. Cuando me lo mostro me quede helada, había quedado hermoso, le había puesto piedritas y diamantitos color azul y después saco una pequeña corona como de princesa, esta traía igual detalles azules. Todas nos terminamos de arreglar y cuando vimos que el sol no tardaba en ocultarse, nos pusimos en marcha hacía el lugar… cuando entramos en el auto fue donde sentí aquella adrenalina en mi cuerpo. Me iba a casar esta misma tarde con Piero… no sé si siempre he sido claustrofóbica y no lo sabía pero ahora estaba ahogándome en ese auto.

Luz: ¡Déjenme bajar! ¡No puedo casarme! ¡Me quedo sin aire! – comencé a gritar en medio de todo el tráfico, provocando que las chicas se asustaran por mis repentinos gritos. Las chicas me sostuvieron para que no me saliera por una ventana o saltara del auto

Michelle: ¿Estará diciendo la verdad? ¿Y si de verdad se le está yendo el aire? – dijo mirando a las chicas preocupada

Griselda: No lo creo, es Luz, siempre exagera cuando tiene nervios

Frida: Voto por darle unas buenas cachetadas y quedara como nueva – opino

Eso hizo que me tranquilizara, un poco de humor de parte de mis amigas… Cuando el auto se detuvo, mi corazón se aceleró demasiado y mis piernas no me sostenían, cuando salí del auto me quede paralizada al ver el lugar. Era una especie de mirador muy hermoso, con vista a toda la ciudad… es casi como un enorme castillo. Había un camino lleno de flores rosadas y azules, mis amigas me guiaron hasta donde estaban los invitados, todos miraban hacia adelante donde estaba parado Piero… él siempre fue mi príncipe.

Mi corazón se detuvo por unos minutos antes de asimilar todo lo que estaba sucediendo.

La orquesta empezó a tocar la marcha nupcial en cuanto me vieron, me quede inmóvil, sabía que era hora de caminar pero no me atrevía. Aunque para las chicas no fue un problema porque me empujaron y me llevaron a rastras hasta el altar. Cuando llegue hasta Piero vi una gran sonrisa en su rostro y sus ojos brillaban como nunca, me puse a su lado, ambos nos miramos con una gran sonrisa y nos tomamos de la mano. Si me preguntaran que dijo el padre no lo recordaría, estaba tan nerviosa que apretaba la mano de Piero esperando la pregunta… de pronto la mano de Piero me cortó la circulación y volví a la realidad de un golpe.

Padre: Piero Barone, ¿Aceptas a Luz como tu esposa para amarla y cuidarla como lo ha hecho desde los nueve años y ser su príncipe hasta que deje de creer en los finales felices?

Oficialmente morí, esa pregunta era perfectísima. Piero pensó en todo...

Xxx: ¡No, yo me opongo! – gritaron

Bueno… la felicidad duro muy poco. Todos volteamos a ver de quien era ese grito y como no puede adivinar, Gianluca venía a toda prisa a interponerse. No era la primera vez que deseaba asesinarlo pero esta vez se había pasado.

Luz: ¿¡Gianluca!? – dije  sin poder creer que arruinaría el momento

Gianluca: ¡Yo me opongo! Pero no de la forma que creen – dijo cuándo nos quedamos en duda, se apresuró a explicar antes de que lo matara aquí mismo –. Es que le iba a decir al padre que le faltó decir “y respetarla” después del “amarla”, pero creo que eso era un pequeño detalle… que no debí de mencionar… perdonen, continúen por favor.

Me había quedado con la boca abierta. Mataría a Gianluca en cuanto la boda finalizara y zaqueare su alacena sin dejar un solo rastro de Nutella.

Padre: Como decía… – prosiguió – ¿Aceptas?

Piero: Si, acepto – respondió Piero con una sonrisa y pude escuchar unos gritos ahogados de emoción por parte de mis amigas

Padre: Luz Miller, ¿aceptas a Piero para amarlo, cuidarlo y “respetarlo”…? – dijo haciendo énfasis en la última palabra para que no volviera interrumpir Gianluca – hasta el día en que decida que odie ¿sus lentes?
Todos  soltamos una pequeña risa, incluyendo a Piero.

Luz: Si, si acepto – le dije igual que Piero con una sonrisa

Padre: Entonces los declaro marido y mujer. Puede besar a la novia 

No tuvo que indicarnos más, Piero me sostuvo  de la cintura y yo pase mis brazos alrededor de su cuello. Cuando nos separamos recordé todo lo que tuvimos que pasar para llegar hasta este momento y valió la pena todo lo que tuvimos que pasar… Todos se ponían de pie para felicitarnos, fue cuando supe que no hubiera sentido esto con ningún otro muchacho, porque Piero está destinado para mí  y yo para él, no podía estar más feliz y orgullosa de decir que ahora mi nombre era Regina Barone…Y como si el momento no fuera perfecto, Piero me dijo que me tenía una sorpresa. Cuando oscureció le dijo a los invitados que era el momento y descubrió una linterna como la que aventaban en la película de Rapunzel, era exactamente igual que a la de la película. Ambos tomamos un extremo de la linterna y la lanzamos, al momento de lanzarla empezaron las demás linternas de los invitados a levitarse mientras sonaba “Veo en ti la luz” esta boda fue mucho mejor de lo que me había imaginado y sin mencionar que Piero se veía tan apuesto como un verdadero príncipe. Mi príncipe de cuentos.

Del odio al matrimonio (Piero Barone) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora