Todos Los Azules Del Mundo (TLADM).

Capítulo 1: Prusia.

Frío... Como si lo mereciera.

Agosto nos daba la bienvenida con sus frescas brisas  anunciando el otoño, el pretexto perfecto de papá para abrir el coñac en las madrugadas, con escusa del frío; Terminando conmigo  tendida en el piso de mi  húmeda habitación. Apenas y había logrado dormir, cuando el cielo azulado ya anunciaba la mañana, el día emepezaba. 

Dí un vuelco de mi posición para ponerme  boca arriba y fruncí el ceño con fastidio.
Xx-(Tienes que despertar)-. Él ya estaba sentado al lado mío; Él, su resonante nombre, mi mejor amigo, o quizá mi compañero obligatorio...Azul.

- Lo sé, solo qué, hoy cuesta más  ¿Recuerdas?-. Apenas pude ponerme en pie; Con pesadez reacomodé algunas cosas que se habían caído por el escandaloso remolino que mi padre había traído para darme las buenas noches.

En realidad no tenía  ganas de levantarme y latía en mi la vaga idea de faltar quizá a las primeras horas.

Azul: -No duele Ela, apúrate que se hace tarde-.Tomó mi brazo lleno de hemátomas y me guió a la reagadera.

- Venga, que más da-.

Me metí a la ducha tibia y esperé a que calentara un poco más, la regadera caliente es una de mis cosas favoritas. Estiré mis brazos con los ojos cerrados para relajarme, los dejé caer encima de mi cabeza con alivio. 

Hora de salir.

Azul: -Apuesto que subiste tres kilos estas vacaciones-.

Era él esperándome con una toalla afuera de la regadera; Hoy no tenía oportunidad de entrar conmigo, la noche de ayer la hizo tan extremadamente estresante, que esta mañana se sentía con vergüenza de molestarme.

- Ojalá me importara un poco -. Salí sin apuro para cambiarme en mi habitación. 

..............(En la habitación).............

Azul: -Ya averigüé, la primera clase es historia-.

Rodé los y dejé caer mi toalla para vestirme; Luego de diez minutos salimos de la habitación y caminamos a la cocina dónde estaba mi mamá.

Había un silencio reinando la habitación. Mi madre tenía la mirada fija al patio através de la ventana de la cocina, cómo si estuviera disociando.
Casi se corta un dedo con el cuchillo que estaba usando para partir las papas; Fueron mis pasos los que la sacaron del trance.

Mamá:-Ela... tú almuerzo está en la mesa, desayuna algo de cereal, aún no me da tiempo de terminar-.

- No te preocupes, pasaré por algo con el señor Belmont-. Apresuré a tomar mi bolsa de papel y me acerqué a despedirme.

Mamá: - Vete antes de que despierte-. Me dijo por lo bajo y yo solo asentí para emprender mi marcha.
Hoy tocaban paredados, uno de jamón y otro de crema de cacahuate y mermelada de fresa, los mejores del mundo, los favoritos de azul.

Ibamos en silencio, disfrutando la tranquilidad de la mañana en El ya tranquilo Coupvray.

Azul: -¿Alguna vez le contaste a tu madre sobre mí?-.

Cuestionó caminando a mi lado con algo de prisa pues era algo que no disfrutaba mucho hacer.

- Nadie sabe sobre ti, es patético decir que hablas con tu amigo imaginario desde los cinco años-.

Azul: -No es patético; Más bien creo que estas loca, sobre todo porque no te es posible convivir con personas reales-.