Capitulo 1*
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Esa era la cantidad de gotas que escuchaba que chocaban contra el suelo, tres gotas caían para luego detenerse por un tiempo que mi cerebro no era del todo consiente para asimilarlo, mas tarde las mismas tres gotas volvían a caer, ese era el único patrón que mi sentido auditivo era capaz de diferenciar. Por otra parte mi olfato estaba totalmente impregnado de un olor tan desagradable que provocaba que a mi sentido del gusto lo invadieran mis jugos gástricos con unas inmensas ganas de vomitar.
Siempre había escuchado que al privarte de unos de tus sentidos los demás se agudizarían, pues creo que aquella teoría no podía ser aplicada en este caso o por lo menos el que aquello suceda era algo beneficioso para mí; pues al tener la vista obstruida y las mano atadas a mi espalda, mientras mi cuerpo se encontraba totalmente inmovilizado sobre una silla, solo hicieron que los sentidos que quedaban jugaran en mi contra, podía sentir cada célula de mi cuerpo tensa y si no fuera porque el silencio de la habitación era interrumpida por el caer de las gotas, podría jurar que llegaba a oír el recorrido que mi sangre podía realizar.
Recuerdo que una vez leí como dato curioso acerca de la habitación mas silenciosa del mundo y como la gente no era capaz de estas más de cuarenta y cinco minutos adentro, ya que existía la posibilidad de volverte loco, era consciente que esta habitación ni se acercaba a aquella, pero sin dudas podía lograr los mismo resultados.
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Mi mente no dejaba de repetir el momento, la causa por la que me encontraba en esta situación; mi neuronas carcomían mi cerebro cuestionándome ¿cuál había sido mi error? Acaso si hubiese realizado alguna acción diferente no me encontraría así; tal vez si hubiese apresurado mi paso, o si hubiese tardado unos minutos más en despedirme de mis amigos; también existe la posibilidad de que esto sea una simple pesadilla y que solo por el hecho de que mis manos estén atadas me impidiera pellizcarme, para despertar de tal trágico sueño.
No obstante sabia que aquello solo era una forma de distraer a mi cerebro, porqué lamentablemente el pensar que esto era una pesadilla o el pensar en el que hubiese pasado era definitivamente más reconfortante que los otros dos pensamientos que me consumían.
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Empezando por el sonido de pasos que me condenaron, aun podía escuchar el sonido que mi teléfono había hecho al estrellarse contra el piso, consecuencia del miedo que había consumido cada fibra de mi ser cuando comencé a sentir que me seguían; todavía me ardía la garganta por los gritos de ayuda que había liberado en el momento en que me vi acorralada por cuatro hombres; podía recordar el ultimo rayo de luz que mis ojos habían captado antes de que ser obstruidos; mis manos sentían como por ellas se escapaba el último momento de paz: mi caminar sin pesar, la suave briza de un ya cercano otoño, la sonrisa que dibujaba mi rostro recordando alguna de las elocuencias de mis amigos, como mi cerebro podía imaginar el olor a comida cacera que me estaría esperando en mi casa; como dice la célebre frase la calma antes de la tormenta.
Si ese pensamiento no era lo suficiente trágico la intriga en la que me encontraba acerca de mi futuro, si lo era. El que pasaría con mi vida, cuál sería la próxima acción de los hombres que me habían secuestrado, ¿acaso mis días estaban contados? Siempre había pensado que el temor al futuro era parte de la naturaleza del ser humano, no había persona en este mundo que se pudiera librar del cosquilleo que recorría su nuca al pensar el que le depara el futuro; pues lo mío no era un simple cosquilleo, aquel escalofrió había invadido todo mi ser, porque en este punto las sensaciones del cuerpo se quedaban cortas.
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Pero de nada servía engañarme a mí misma, a la única persona con la que podía contar en estos mismos momentos; pues todos aquellos supuestos, conjeturas que mi cerebro maquinaba de lo que podría haber llegado a pasar si hubiese cambiado algo en mi rutina, incluso el pensar en los eventos que habían pasado o en los que todavía no habían sido escritos, todo ellos definitivamente me ayudaban a escapar de mi inevitable presente.
Mi cabeza dolía frente al golpe que había recibido al ser arrojada hacia un vehículo, no podía ver mis brazos pero si sentía como se estarían instalando en ellos unos moretones al ser arrastrada, podía sentir como la piel de mis tobillos y muñecas estaba siendo flagelada frente al fuerte amarre de las cuerdas. No sabía en qué lugar me encontraba, ni como era este, no sabía quiénes eran los tipos que me habían secuestrado, el tiempo que había pasado en este lugar se escapaba de mis conocimientos, definitivamente no sabía qué era lo que causaba tan fétido olor y cierta parte de mi prefería que ese último aspecto permaneciera en la ignorancia.
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Ciertamente las palabras ignorancia e incertidumbre eran las más adecuadas para describir todo el lio en mi cabeza.
El mismo sonido que me había condenado se hacía presente; el ruido de unos pasos dejo mi mente en blanco, todos los pensamientos que me acompañaron todo este tiempo me estaban abandonado; remarcando el ideal de soledad en el que me encontraba; una parte de mi se contradecía al desear que aquellos pensamientos volvieran, pues el que hayan sido espantados por los pasos que se avecinaban, ciertamente no predecían algo bueno.
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No podía distinguir de cuantas personas se trataba, pero llegaba a reconocer que era más de una persona, el sonido de una puerta abriéndose acompañó el de los pasos, de pronto el sonido dejo de escucharse lejano.
Sin previo aviso el sonido de las pasos se detuvo, al igual que mi respiración; no pensé que mi cuerpo podía tensarse mas, pero al sentir como unas manos tocaban mi cabeza desatándome la venda que cubría mis ojos, me demostró lo contrario. Aun así la oscuridad seguía siendo mi compañía, mi sentido se supervivencia se negaba a abrir los ojos
--Abre los ojos—me ordeno una voz madura, aquello provoco que mis parpados se presionen mas.
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El golpe de las gotas de agua fue interrumpido, por el fuerte impacto de una palma en mi mejilla, el dolor que se esparció por ella no se hizo esperar, aun así ese hecho no basto para que abriera los ojos, acto que lamente al sentir como me agarraban fuertemente del cuero cabelludo levantando mi cabeza.
--Créeme lindura, todo será más fácil si haces lo que digo, así que hazte un favor y déjame ver tus ojos, porque la próxima va a ser a la fuerza—volvió a hablar la misma voz, sabía que tenía todas las de perder, así que lentamente separa mis parpados, al principio mis ojos no fueron capaces de distinguir más que unas manchas negras, cuando mis vista se pudo acostumbrar al ambiente, mis ojos captaron el rostro de un hombre a unos escasos centímetros de mi, la mano que sostenía mi cabello hizo que mirara directamente a los ojos de este, donde un marrón oscuro chocó con el avellana claro de mis ojos; haciendo que una enorme sonrisa se forme en su rostro; si Miguel Ángel hubiese estado vivo definitivamente decidiría retratar aquello, bajo el nombre de "La sonrisa del Diablo"—buena pesca chicos—Comentó, sin desviar su mirada de mi, hacia la persona que sostenía mi cabello, la cual se encontraba fuera de mi campo de visión—nos vamos a divertir mucho.
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Espero que les guste :)
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Morir para estar en la mafia (en edición)
Teen FictionYo era una chica normal. En un colegio normal, con gente común rodeándome. Pero eso cambio, yo ya no soy más esa chica, no me pregunten qué paso, porque fue todo muy rápido para mí. Un día mi vida le pertenecía al sinónimo de común y al otro me enco...