—¿Cómo te puedes ir sólo así? ¿Piensas que puedes venir y gritar os infinidad de barbaridades y luego irte como un cobarde?— Mark se adentró a la casa y Jinyoung retrocedió.—Vamos, dí algo.—exigió.
—Mark, no lo ataques tanto.—Jae intervino colocando una mano en el hombro del mayor pero este la apartó en un movimiento.
—¿Acaso él es el único que puede ir y lanzar mierda al aire? Ni siquiera estoy insultando como él lo ha hecho, estoy preguntando.— espetó Mark. Desde la perspectiva de Mark, Jinyoung ahora mismo parecía un niño siendo regañado, sus ojos brillaban y sus labios temblaban de impotencia.
—¿Mark?—Bambam salió de repente y se sorprendió de ver a su hermano allí.
—¿Pueden irse y dejarme hablar a solas con él?— Mark miró a su hermano y a Jae.
—Te dije que no quiero hablar contigo.—Jinyoung resopló.
—Y yo te he dicho que no te estoy pidiendo permiso, Park Jinyoung. Me vas a oír.— Mark clavó sus ojos en él una mirada que podría paralizar a cualquiera por su tono. Era ese tono de policía que te tiene contra el capó del patrullero antes de revisarte.
—¿Vamos por una malteada Bambi? Me van a castigar después de esto, así que será mi última salida.—dijo Jae. Bambam asintió mientras tomaba un abrigo del tendero junto a la puerta. Vos adolescentes se fueron algo cohibidos por el perfil oscuro del mayor allí. De verdad, no querrías hacer enojar a Mark ni en millón de años. Había dos formas de acabar una discusión con Mark: una, aceptando que lo que él diga es casi palabra santa y dos, con un cargamento de balas en la cabeza como cuando negociaba con criminales. El mayor siempre fue así, blanco o negro no existe intermedio para él.
—¿Por qué eres tan terco? Se terminó, ya está hecho.— dijo Jinyoung.
—Oh, por supuesto que lo acepto, Jinyoung. Pero eso no quiere decir que me iré sin hablar antes. ¿Piensas que solo yo acabaré sufriendo? No lo permitiré. No entregué mi corazón para ser el único que va a perder.— las palabras salían de su boca como dagas e iban completamente dirigidas a todo el alma del menor.
—Tú no puedes obligarme a oírte. No soy un subordinado.—Jinyoung apresuró sus pasos hacia el comedor como si Mark no lo seguiría.
—Puedo obligarte.—tomó a Jinyoung del brazo y lo pasó hacia atrás haciendo presión. El menor soltó un jadeó, no dolía pero si trataba de zafarse, era probable de que si. El aliento de Mark chocó contra el lóbulo de su oreja y su cuerpo ardiente chocó contra su espalda.—Pequeño delincuente, ladrón de corazones. Vas a escuchar mi confesión ahora.—Jinyoung apretó los ojos con fuerza.—Soy gay, me gustan los hombres y lo tengo asumido desde que llegué a la pubertad. El beso que tu viste con Mandie fue por armar una escena ante el asistente social porque siempre sospecha que lo nuestro es una mentira. Yo cerré mis ojos imaginando que eras tú y ella que yo era Minho de Shinee. ¡Por amor de Dios, Jinyoung! Acepta que si te engaño sería, por lo menos con otro hombre y no soy tan estúpido de hacerlo alrededor tuyo. No seas idiota. ¿No tienes sentido común?— Jinyoung se quedó mudo.—¿Vas a seguir callado? También hay algo que debes saber. Yo jamás te traicionaría a ti porque me enamoré de ti y no hubiera querido perderte por nadie en el mundo.— agregó. Su respiración se agitó y los nervios quemaban su piel mientras el menor también se sentía de la misma forma. Un nudo se instaló en la garganta de Jinyoung. La vergüenza consumiendo todo su ser mientras reconocía la honestidad en las palabras del mayor. Mark ejerció presión.
—D-duele...suelta.
—¡Entonces habla! ¡Di cualquier cosa y luego me iré y te dejaré solo con tu “dignidad”!
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Serendipity. [Markjin]
Fanfiction"Descubrimiento o un hallazgo afortunado, valioso e inesperado que se produce de manera accidental, casual o por destino, o cuando se está buscando una cosa distinta." Mark descubrió a Jinyoung dos veces. Advertencias ⚠ ▪️ Alteración de las edades...