CAPÍTULO 1

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Cuando somos adolescentes y estamos en la escuela eres una de dos: O eres popular o simplemente no lo eres.
Si eres popular, tienes la vida escolar servida en bandeja de plata; si no eres popular la vida es más difícil.

En general, la gente popular (a quienes llamaré P) nunca se junta con la gente no popular (a los que llamaré No-P), a menos que sea para que los primeros acosen a los segundos o les exijan ayuda para su tarea de matemáticas que no entienden porque parece que tienen el cerebro tapado. A veces ocurre ese extraño caso en el que un P y un No-P se vuelven amigos, y a veces hasta pareja, pero considero que esas situaciones sólo ocurren en los libros clichés.

Pero, en fin. Los No-P somos constantemente expuestos a burlas y críticas por los P, sobre todo los "freaks" y "nerds". Por más "normal" o "básico" o por más que intentes pasar desapercibido siempre tendrás encontrones con los P (a los que a veces me gustaría llamar demonios o putos), y entonces el acoso te transforma. En la vida existen dos tipos de No-P's: los pasivos y los activos. Los pasivos son aquellos que, independientemente de si eres el peldaño más bajo siendo un "freak" o un peldaño medio siendo un "desapercibido", vas a actuar cabizbajo frente a los P y si ellos te molestan nunca te defenderás, sólo te quedarás callado y te resignarás para seguir con tu desastrosa vida escolar. Los activos son aquellos que, si un P se mete con ellos, les importará un comino quien demonios se crean y golpearán de vuelta.

La mayoría de la población No-P está en la categoría pasiva, y son realmente muy pocos los No-P's activos, pero por lo menos la mayoría de los No-P's somos los "desapercibidos" y podemos tener una vida escolar más o menos normal.

Yo soy Dalila Mendoza, desgraciadamente caigo en la categoría No-P pasivo. No tengo nada que me haga destacar: No soy bonita, soy flacucha, mis ojos son de un color café tan oscuro que es capaz de confundirse con el color negro, de baja estatura y un cabello crespo incontrolable que mantengo liso y planchado para no tener que lidiar con él.

Hoy es mi primer día en mi penúltimo grado. Veo mi colegio con resignación, suspiro y entro. "Sólo dos años más" me digo mentalmente.

− ¡Dalila! −Gritaron dos personas a mis espaldas.

Bueno, la escuela puede no ser tan mala si se pasa con las personas correctas.

Miré hacia atrás, ahí están Marcia y Marta, las gemelas Hernández. Son dos chicas de cabello color caoba y liso, sus ojos son color café claro (algo así como café con leche), y un poco morenas. Marcia es un poco más alta que Marta y con el cabello casi hasta la cintura, y Marta tiene un lunar en el labio inferior en el lado derecho y el cabello corto. A mi parecer ellas son bastante lindas, además de inteligentes. Por ello, no entendía cómo es que ellas no eran categoría P.

−Hey, ¿Qué tal? Tanto tiempo sin vernos. −Comentó Marcia pasándome su brazo izquierdo por el cuello.

−Pero si nos vimos el sábado. −Respondí sonriendo.

−Eso es mucho tiempo sin ver a mi amiguita. −Dijo pegando su cabeza contra la mía. Negué con la cabeza alejándome de Marcia advirtiéndole que esperaba que no tuviese piojos.

Marta se rio y me tomó del brazo poniéndome su cabeza en mi hombro. Abracé a ambas hermanas por la espalda y entramos a la escuela tropezándonos e intentando evitar la marea de estudiantes uniformados.

El director, un hombre bajito, regordete y pelón que siempre iba de traje, nos dio un pequeño discurso motivacional (con la pequeña amenaza escondida de que no quería alborotadores) como todos los años y luego de ello nos mandó directo a nuestros salones. Las gemelas y yo intentamos entrar de primeras y buscar asientos atrás para poder llevar mejor el año escolar. Los P nunca se sentaban en los asientos de atrás, siempre se hacían a la mitad. Atrás se hacían los que comen en plena clase o duermen y adelante los "nerds". Debido a esta organización, los "nerds" eran molestados con gran facilidad.

Damage.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora