NARRA SESSHOMARU
Cuando entré al Hotel y esa chiquilla llegó casi media hora después. Comprendí que mi situación había cambiado ¿Cómo? ¿Porqué? Son las preguntas que aún rondan en mi cabeza. Exigi toda la información necesaria, todo lo que se pudiera saber de ella.
Una cierta incomodidad se despertó en mi pecho al leer que era huérfana de nacimiento.
Al principio, el instinto por protegerla me embargó y hasta me llegué a arrepentir por haberla echado de su trabajo y todo porque ofendió sin querer mi ego.
Con el pasar de los días me sentía cada vez más diferente... O era culpabilidad o es que simplemente no le quería dar la razón al rumbo que estaban tomando mis pensamientos ¿Podría suceder, que de golpe una persona aparezca en tu vida, y te llene cada espacio vacío con su sola presencia? Qué estúpido ¿No?
Ignorándolo todo, negándolo todo, me aferré a la idea de que todo lo que estaba haciendo es porque realmente me sentía culpable y así sin más.
No era conveniente, no era prudente, no era correcto, no era todo lo que pudiera ser, después de haberle jurado a mi esposa que no me volvería a enamorar, la vida me guió como un inocente cordero a mi propio matadero, porque sin querer, sin estarlo esperando...
Esa misma noche, Kagome Higurashi se metió en cada célula de mi sistema, matando una a una mis defensas hasta dejarme completamente expuesto a toda clase de sentimientos que creía absurdos.
Dos meses han pasado, dos meses desde que firmó aquella noche aquel ridículo acuerdo.
Un acuerdo que en muchas ocasiones yo mismo he deseado mandar al infierno y consumirme por completo entre sus brazos.
Sé lo que siente, sé lo que piensa. Cree que la ignoro pero no es verdad, cree que no me es lo suficiente cuando realmente es mi todo ¡Joder! Esa chiquilla está en cada poro de mi piel, está allí, bien metida como una estaca en mi corazón, una estaca que cada vez más se entierra, poco a poco.
Cómo deseo poder lanzar las cadenas que atan mi cordura al vacío, arrancar todo ese puto ego de raíz... Quizá todo sería más fácil si acepto públicamente que la amo, que me he enamorado perdidamente de todo lo que ella es.
— Se cansará.
Dice Inuyasha mientras me observa analíticamente. Me limito a asentir porque no tengo objeción alguna. Él dice la verdad.
Kagome se ahoga poco a poco en la jaula de cristal que yo mismo le construi. Pensé que con todo el dinero que ponía a sus pies bastaría sin embargo pasó todo lo contrario.
Saltó al abismo sin saber qué había al fondo y resulta que ese fondo soy yo.
He pasado todo el día en la empresa. No he llegado a casa a comer como es de costumbre. Seguramente estará pensando que he quedado con alguna de mis muchas conquistas y lo cree, porque yo mismo se lo he gritado preso de la desesperación.
En esos momentos en donde siento y pienso que no la merezco, que no soy digno de que me ame como me ama. Kagome me ofrece todo con tan solo una mirada.
— ¿Haz pensado en darle la libertad?
Niego rotundamente. Seré un puto cabron toda mi existencia pero simplemente no la quiero lejos de mí.
Yo gané su presencia, su esencia, su ser y no estoy dispuesto a quedarme con las manos vacías. Suena tóxico pero Kagome es mía y así será siempre.
Masajeo mi tabique nasal y me pongo los lentes nuevamente, quizás analizando algunos nuevos proyectos mi mente descansa un poco.
Tecleo rápidamente en el computador y edito algunas fotografías sobre el terreno en donde quiero construir un nuevo hotel. Kohaku está de acuerdo en que el área está más que perfecta puesto que queda a dos kilómetros de la playa.
— Deberías decirle que la amas.
¡Dios! Me quito los lentes y los lanzo sobre el escritorio. Me reclino en el sillón y me froto el rostro con ambas manos.
Inuyasha es mi hermano y mejor amigo. Sabe todo en cuanto a mi se refiere pero justo en este momento no lo tolero, a decir verdad no tolero que me esté echando en cara la puta verdad.
— Eso intenté en la fiesta de fin de año.
Le confesé ya resignado. Con su presencia jamás me iba a poder concentrar en el trabajo y ya eran las siete de la noche. Él ladea el rostro. Odio su mirada penetrante.
— ¿Y qué pasó?
— La promesa que...
— ¡Joder hermano! No me salgas con esa mierda.
Inuyasha directo hace acto de presencia, aquí vamos.
— ¿Cuánto tiempo seguirás haciéndote daño a ti y a ella solo por una patética promesa?
— Inuyasha...
— ¡Inuyasha mis pelotas! Ándale tío, pon tus putos pies sobre la tierra y acepta que ya no está, que jamás volverá.
Me muerdo el labio inferior con fuerza hasta que pruebo el sabor metálico de mi sangre. Inuyasha se ha parado y no está para nada contento, pocas veces se molesta y cuando lo hace no hay quien lo frene.
— Ya lo he aceptado.
— ¿Y qué cojones esperas? ¿Que Kagome envejezca siendo una mujer infeliz? ¿Qué toda la vida esté para ti? ¿Para perdonar tus idioteces? ¡Joder Sesshomaru! estás echando a la mierda lo único bueno que haz logrado en tu vida.
Y así sin más se larga de la oficina.
No voy tras él y lo mato porque es mi hermano y lo amo demasiado. Solo nos tenemos el uno para el otro.
Cansado decido que es momento de irme a casa, quizá tenga suerte y encuentre a Kagome despierta en su habitación.
Cuando voy conduciendo, y lo hago porque le he dado el día libre a Jaken, mi móvil repica dentro de el bolsillo de mi pantalón.
Una extraña sensación de inquietud me embarga y siento un mal presentimiento. Ésta vez contesto sin detenerme.
— Taisho.
Lo que Kaede me ha confesado entre lágrimas, congela de inmediato mi sangre.
Siento que soy absorbido por un torbellino de emociones, no de nuevo, eso no me puede estar pasando...
¡Me niego a perderla!
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Sexo, Sudor y Lágrimas (Versión Sesshome) TERMINADA
FanfictionTaisho Sesshomaru... Un reconocido empresario, quien recientemente ha perdido a su joven esposa en un accidente aéreo, toma la decisión de viajar a Kioto y sumergirse por completo en los negocios, sin embargo, él no se imagina lo que el destino le t...