El hombre besó el cuello expuesto de la mujer que recién había salido de el baño, pero ella no reaccionó a sus caricias.
— ¿Me puedes explicar qué es lo que te sucede?
Se cruzó de brazos observándola fijamente. La mujer tomó un conjunto de encajes negros de uno de los cajones de la cómoda y se vistió cuidadosamente.
— Nada, solo estoy algo agotada.
Contestó poniéndose el sostén. Su esposo achicó los ojos.
— ¿Porqué será que no te creo?
Ella respiró hondo y se sentó en un pequeño banco tapizado, frente al espejo y tomó el cepillo para cepillar su larga cabellera negra y lacia.
— Pues deberías, digo la verdad.
Le miró a través de el espejo. Su esposo se acercó nuevamente a ella y masajeó sus hombros mientras hablaba:
— Sé que estás así porque llegó una paciente con la edad de nuestra hija.
No dijo nada, es que realmente no tenía nada qué decir. Su esposo tenía toda la razón. Era como un libro abierto en sus manos. No había nada que le pudiera ocultar. Cerró los ojos para disfrutar de las caricias masculinas.
— Kikyo, deberías renunciar a tu trabajo.
— Naraku.
Le advirtió
— No, ésta vez no callaré.
Alejó sus manos de el cuerpo de su esposa y se tocó frustrado el tabique nasal, para luego verla nuevamente.
— Me duele verte así. Han pasado 20 años. Hemos hecho lo que hemos podido. Todo lo que está en nuestras manos.
— Naraku...
Sus ojos negros brillaban a causa de las lágrimas que se iban acumulando en ellos. Su mirada de tormento hacía cada vez más difícil que su esposo mantuviera la calma, que fuera el único cuerdo en la relación ¡Obvio que le dolía! También era su hija, un pedazo de él.
— No Kikyo. A mí también me dolió y mucho pero la vida sigue, y ya es hora de que nos demos por ...
— ¡No lo digas!
Exclamó ya puesta en pié y llorando amargamente.
— ¡Jamás me rendiré! ¡Nunca Naraku!
Cayó de rodillas al suelo y se tapó el rostro con ambas manos, a esas alturas de la conversación ya le era difícil poder respirar. Necesitaba desahogar toda la frustración que sentía, el dolor, la desesperación... Era duro cuando todas esas emociones se agolpaban dentro de ella.
Tanto años de lucha, de búsqueda incansable. En muchas ocasiones fueron víctimas de personas que con información falsa pedían grandes cantidades de dinero. Siempre que una nueva paciente llegaba a el hospital regional, con la edad de su hija, la esperanza renacía nuevamente en el corazón de Kikyo, y aunque siempre todo terminaba con un doloroso chasco, no se daría por vencida.
Naraku se sentó a su lado y la cogió entre sus brazos. Kikyo se colocó a horcajadas sobre él y lloró hasta que sus ojos se quedaron secos.
Su esposo sentía un profundo odio hacia aquel hombre que les arrebató el fruto de un amor, que en aquellos tiempos, parecía imposible. Con estúpidos argumentos se la quitó de sus brazos sin tener aunque fuese una pizca de piedad. No le importó que aquella chiquilla sufriera el dolor de la pérdida de un hijo, cuando todavía sangraba de sus entrañas.
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Sexo, Sudor y Lágrimas (Versión Sesshome) TERMINADA
FanficTaisho Sesshomaru... Un reconocido empresario, quien recientemente ha perdido a su joven esposa en un accidente aéreo, toma la decisión de viajar a Kioto y sumergirse por completo en los negocios, sin embargo, él no se imagina lo que el destino le t...