Capítulo 2. Amigos

80 2 0
                                    

Se trataba de una señorita de al parecer 20 años, con un pelo rubio con las puntas de color rojo intenso; llevaba puesto el típico uniforme de un campista, es decir, una camisa de color habano; pantaloneta de verde oscuro, como las hojas de un árbol de eucalipto; y definitivamente no podían faltar el pañuelo y gorrito del mismo color que la pantaloneta... y para colmo, demostraba una emoción tan fuerte que podía llegar a ser contagiosa. Esta chica apareció a las puertas de la cabaña, y casi a su lado se encontraba el parlante que se encontraba usando

-Bueno, ahora tenemos que separar a los cientos de jóvenes que han venido a pasar una estupenda semana, conviviendo con la naturaleza-

Mátenme...

-Bien, la clasificación será sencilla, según su edad, tendrán que acercarse a los señores con los carteles. Estos carteles tendrán el número que corresponda a su edad- inmediatamente comencé a observar alrededor y pude ver a tres hombres con sus brazos levantados sosteniendo cada uno un cartel, exactamente se encontraban dos a mi izquierda y uno a mi derecha. Uno de los hombres a mi izquierda sostenía un cartel que resaltaba el número 18... a pesar de no ser mi edad, no me faltaba mucho para cumplirla, y estaba seguro que ese grupo sería más interesante que el de 17, por lo que, pensé que si iba asistir a ese campamento, haría lo que yo quisiera.

Procedí a caminar con mi mochila y la maleta hasta donde se encontraba el señor, a su vez, todos los chicos de sus respectivas edades hacían lo mismo, y pude darme cuenta mientras caminaba, que la mayoría de los chicos se iban al grupo de 17 o 16, y muy pocos se acercaban al de 18... mejor para mí el no tener que tratar con tanta gente en un lugar que no deseo estar. Y fue justo en ese momento en el que pensé, que si no quería estar ahí, podía dar media vuelta y regresarme a la ciudad, ya que no había nadie ni nada que me obligara a quedarme después de que mi propio padre se fuera sin más... pero, algo dentro de mi quería esto. Sé que suena loco, pero la intriga por saber cómo serían las cosas me estaba ganando, quería experimentar lo que era vivir fuera de mi habitación... eso de alguna manera le ganó a mi desprecio a la naturaleza y consiguió que solo siguiera caminando hasta donde se encontraba el señor

-Listo chicos, ahora es cuando empieza la maravillosa aventura. Sus respectivos guías les llevarán al punto base, como le decimos nosotros, y les comentaran todo lo que se relaciona con el campamento. Solo me queda decirles ¡que tengan una gran aventura queridos campistas!- con esto la chica apagó el parlante, se adentró otra vez a la cabaña y nos dejó a todos afuera.

Yo solo pude regresar a ver a nuestro guía. Era un señor con barba medio crecida, el mismo atuendo pero en un cuerpo más corpulento, su rostro parecía llevar pena a donde fuese, y sus ojos denotaban el cansancio que portaba... podría afirmar que no había dormido la noche anterior. Entonces, sin darme algo de cuenta, había terminado al lado de una chica, podría decirse que era toda una sirena andante. Cabello ondulado de color castaño oscuro, una piel blanca hermosa, altura media, una figura grandiosa; además, llevaba puesta una blusa de color morado débil, unos jeans azules, y el mejor toque era que usaba lentes. No unos lentes redondos como Harry Potter, sino unos lentes cuadrados que quedaban a la perfección con toda ella. Pude observar que estaba conversando con otra chica a su derecha, esta chica estaba linda igual, era de pelo negro lacio, era bajita en estatura, estaba vestida con unos pantalones marrones, camisa celeste y, aunque no tuviera el mismo físico que la chica a su izquierda, tenía una cara redonda angelical, muy bonita.

Me quedé anonadado con ambas chicas, en especial con la primera, talvez no haya sido mala idea el quedarme. Me acerqué a donde se encontraban las dos chicas, decidido hablar con ellas, debido a que lo más seguro era que aún no hacían amistad con algún muchacho. Al llegar con ellas les dije

-Disculpen, les vi desde allá y pensé ¿qué tal si nos unimos durante este campamento?, pues creo no tenemos más amigos por aquí... al menos yo no jeje-

Las chicas al verme sonrieron al mismo tiempo, como si fueran gemelas o algo así

-Seguro, ella es Amelia y yo soy Lisbeth- me contestó la chica de rostro angelical, con la misma sonrisa que hizo desde que me presenté- y ¿cuál es tu nombre amigo?-

-Soy James, es todo un placer Amelia y Lisbeth- conteste también haciendo una sonrisa en mi rostro.

En lo que nos presentábamos, escuchamos la voz del guía diciendo

-Bien, tomen sus cosas y síganme- se notó el malhumor en su tono, era obvio que también fue obligado a estar ahí con todos nosotros. Era como yo pero en versión adulta.

Estuvimos siguiendo al guía durante una hora como mínimo, atravesando gran parte del bosque según mi perspectiva, aunque seguramente ni siquiera nos encontrábamos en la mitad; sin embargo, no me lo estaba pasando tan mal como lo creí, pues hablaba mucho con Amelia y Lisbeth sobre todo lo que podía.

Desde un inicio dejaron en claro que era el único con 17 en el grupo, puesto que ambas si tenían 18; es más, en el caso de Amelia, al terminar el campamento cumplía 19. Eso me dejó boquiabierto, y tenía que seguir con la mentira de mi mayoría de edad, por lo que también comenté que tenía 18. Otra cosa de la que también me enteré, es que ambas ya habían estado en este bosque, más específico, ya habían hecho el campamento, solamente que en aquel entonces, no eran amigas.

Curiosamente, ambas se odiaban a muerte cuando se encontraron aquí por primera vez, pero por coincidencias de la vida, Amelia termino yendo a estudiar al mismo colegio, exactamente al mismo salón con Lisbeth, y terminaron volviéndose mejores amigas sin duda.

Me contaron que el campamento es un lugar increíble, quitando la parte de las comidas y dormir en pequeñas carpas. Me dijeron que hicieron muchos amigos y que volverían cada año si pudieran, mas no lo hacen por el precio elevado.

Después de tanta charla, donde sin duda les comenté mi odio a la naturaleza, escuchamos la voz del guía otra vez, diciéndonos esta vez

-Bien, hemos llegado a nuestro "punto base"-.   

Campamento "Rain Forest" Donde viven las historias. Descúbrelo ahora