𝐨𝐧𝐞 𝐬𝐡𝐨𝐭𝐬; jaeden martell

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Personaje: Jaeden Martell
Advertencia: Puede que lloren.

Antes de que empiecen a leer quería decir que esta vez no soy la autora de este Os, Roo se encargó de ayudarme, espero que aprecien su trabajo y les guste, en especial a ti Hayana23457 .

Jaeden sintió su mirada cansada justo a una esquina de su casa, en cualquier momento caería dormido.

-¡Oh, Jaeden, muchacho! ¿Qué tal su cena?-

-Bastante bien, señor Evans –saludo Jaeden con una sonrisa, mientras giraba la curva que llevaba a su casa.

-¿Y qué tal la gasolina de ayer? 

¿Gasolina? 

-¿Disculpe señor Evans, de que gasolina habla?

El amable señor Evans era un hombre de edad que había vivido ahí toda su vida. Era mecánico. El arreglaba el auto de Jaeden cuando se estropeaba o cuando no arrancaba. Él era famoso por ahí ya que no solo le arreglaba el automóvil a Jaeden, se los arreglaba a la mayoría de celebridades de Estados Unidos. 

-Tu chica vino ayer por la tarde, antes de cerrar y me pidió un litro de la mejor gasolina que tenía... ¿No te lo comento?
Jaeden vio como el señor Evans se rascaba la barba blanca y asintió no muy convencido. 

-Por supuesto, la gasolina –le sonrió al hombre-. Lo olvide, discúlpeme.

-No hay problema hijo. Deberías ir a descansar.-

-Usted igual, ya es muy tarde para tener abierto el lugar –dijo señalando el edificio que albergaba el taller mecánico.

-Ya cierro. Que descanses hijo.
Jaeden no dijo nada más y arranco hacia su hogar.

Cuando Jaeden salió del automóvil sintió el aire frío y pesado envolviendo su rostro, como niebla densa, apretando su garganta.
Después de no haber visto a sus amigos desde hace más de año y medio habían organizado una reunión. Muchas cosas habían cambiado en ese tiempo y querían ponerse al corriente, la plática había sido tan amena que cuando su mirada se posó en el reloj del restaurante sus ojos se habían abierto como platos al ver las manecillas anunciando la una de la madrugada. Se hubiese quedado hasta las tres o cuatro de la mañana si lo quería, pero se sentía tan agotado, cansado y derrotado que decidió volver a casa antes de tiempo.
Quería, también, pasar un rato con su novia, un rato con ____.

No tuvo tiempo de decirles a los chicos que él y ____ habían comenzado a salir desde hace ya bastante tiempo; ellos ya la conocían, como su amiga, claro, y para todos dentro del círculo social de Jaeden era una chica linda y fascinante. Incluso la señora Ángela le había enseñado a cocinar, y su abuela y tíos a veces le enseñaban un poco de Coreano.
Todo era lindo, perfecto y estaba bien.
Pero ahí, mientras Jaeden caminaba por las losetas que formaban un camino hacia la puerta principal por el patio, atravesándolo silenciosamente entre la oscuridad, sintió que algo oprimía su pecho.

Era una sensación extraña como cuando acercas un dedo a una planta carnívora o cuando te vas adentrando cada vez más al mar porque crees que regresar a la costa es cosa fácil.
Frio...silencio...oscuridad. Jaeden levanto la cabeza admirando la casa que compartía con ____ no era una mansión, aunque tampoco era una casa muy pequeña; la recorrió con la mirada dando un paseo visual muy minucioso entornando sus ojos ante cada ventana y decoración del techo.
Todo está oscuro, apagado y silencioso pensó dando un giro sobre sus pies y se percató de que la única luz encendida era la del pequeño farolito artificial que se encontraba a un lado de la puerta. Debió apagar todo y quedarse dormida.