Capítulo 3: Duelo Y Lazos

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NARRA ZUKO

A mi padre parecía no afectarle la desaparición de mamá, había pasado apenas unos días cuando me llamó. En la sala del trono sólo estaba y no Mai y sus padres, como había dicho Azula.

Zuko:–Hice una reverencia – ¿Me llamaste, padre?

Ozai: Sí –Hizo una pausa– ¿Necesito dejarle claro al príncipe que debe ser firme o debería de saberlo? Eres el mayor y parece que Azula tiene más agañas para manejar la situación.

Zuko: Perdóname, padre, estoy tratando de que esto no me afecte, pero... –me interrumpió con enojo

Ozai: ¿Pero qué? No voy a permitir que manches la imagen de nuestra familia, debes comportarte o de lo contrario te pondré un castigo ejemplar. Retírate –Me dolía el alma y él no lo entendía.

NARRA ESHNE

No quise darle tanta importancia a lo que me dijo Azula sobre el matrimonio de Zuko. Me pareció una tontería, una treta de Azula, sea como sea Ozai debía guardar luto y Zuko bebía estar destrozado.

Eshne: ¿Ha visto al príncipe Zuko? –pregunté a un guardia – no está en el estanque ni en su habitación ni en la sala de reuniones.

Guardia: Lo he visto correr hacia la biblioteca hace poco menos de cinco minutos –suspiré

Eshne: Gracias – fui a buscarlo, lo encontré llorando entre los estantes – ¿Necesita ayuda para encontrar algún libro, príncipe Zuko?

Zuko: –se limpió las lágrimas antes de voltear a verme – Alguno que sugiera como entrar al mundo de los espíritus y buscar a mi madre – volteó y me abrazó, necesitaba llorar

Eshne: Nunca he leído uno así, pero sé que la comida alegra el corazón

Zuko: Eso lo dice el tío Iroh, siempre–rió mientras se limpiaba las lágrimas

Eshne: Algo de cierto debe de tener ¿y si vamos a comer los pastelillos que dan en las reuniones?

Zuko: Bien – fuimos a la cocina

Traté de hacer llevadera la desaparición de Ursa para Zuko, parecía que estaba bajo control hasta que Azula le jugaba alguna broma o Mai, por presión de Azula, le daba un beso en la mejilla a Zuko, él no sabía llevar ese tipo de emociones.
En alguna ocasión lo vi con Mai al lado del estanque, no me quise acercar porque sería inoportuno, pero él le estaba tomando cariño. Decidí que no quería que me afectara, así que, para no pensar en eso le pedí a Iroh que me enseñará un poco de defensa.

Iroh: Eshne, yo no tengo la condición para enseñarte defensa –se sonó la panza y rió – Hay maestros más competentes que yo.

Eshne: No me refiero a ese entrenamiento –bajé la voz y volteé a los lados para asegurarme de que no hubiera nadie – me refiero al fuego control.

Iroh: Mmh! Podría enseñarte algunas cosas, pero más delante tú tendrás que enseñarme lo que aprendas.

Reímos y buscamos un lugar para entrenar y que no nos vieran, noo me podía arriesgar a que alguien viera que puedo hacer fuego control. Desde la muerte de Azulon, me llena de temor que alguno de los sabios le informe al Señor del Fuego mi procedencia, él no mostraría piedad conmigo.

Iroh: Respira y cierra los ojos – nos movíamos en círculo– el fuego al igual que el agua, es vida y debe fluir por todo tu cuerpo

Logré concentrarme, sentía la energía y sin abrir los ojos extendí una llama entre mis guantes.

Eshne: Es tan ligero –abrí los ojos y la llama era verde – pero sigue siendo inservible

Iroh: Sabías que el color del fuego tiene distintas funciones

Eshne: Sí, pero parece que el verde sólo ahuyenta mis esperanzas de ser una maestra fuego.

Iroh: Necesitas conocerte para saber que esa es una idea errónea, nadie más podrá hacer eso por ti. No desesperes.

No quería rendirme en el aspecto del fuego control, pero como no podía utilizarlo sin que me condenará por bruja, entonces decidí seguir con los entrenamientos con arma y defensa. Fueron meses muy largos antes de que se recobrara un poco la tranquilidad.

Zuko: Creo que obtendré otra victoria –presumió

Eshne: ¡Ja! Sueña –lo ataqué, estaba a nada de ganar, pero dos dagas atoraron en una banca de madera mis mangas y Zuko me apuntó con la espada

Zuko: Gané –sonrió

Eshne: Eso es trampa –resongué

Zuko: Es trabajo en equipo

Eshne: No recuerdo tener un equipo y que Mai estuviera en el tuyo.

Zuko: No seas malhumorada –me ayudaba a quitar las dagas

Mai: No creí que te afectará tanto el fracaso, Eshne.

Eshne: Mhj! No creo en el fracaso con victoria arreglada –le regresé sus dagas

Mai: Por favor, Eshne, deja de ser... Tan tú. –rió – Ganar no se trata de hacer algo por arreglo, si te enfrentaras a lo que ocurrió anoche no podrías poner pretexto para una derrota.

Zuko: ¿Atacaron? –La curiosidad mató al gato

Mai: Sí, pero no soldados... –la interrumpió Azula

Azula: Para mala suerte de todos, dicen que fue la Bruja del Sol –lo que faltaba – y no atacó, los soldados dicen que sólo vieron destellos, probablemente estaban ebrios.

Zuko: Sea así o no, se debería aumentar la seguridad

Estaba segura que eso iba a inquietar al Señor del Fuego, me retiré sin decir nada y fui a buscar al sabio Kure, él era el encargado de mi educación.

Eshne: ¿Puedo hablar con usted?

Kure: Dime –cerré la puerta del recinto

Eshne: ¿El Señor del Fuego Ozin sabe de lo sucedido ayer?

Kure: ¿Sobre la supuesta aparición de la Bruja del Sol? Aún no, pero no tardará en enterarse –suspiré – Tranquilizate, Iroh y yo desviaremos cualquier sospecha. Además es extraño lo que afirman los guardias.

Eshne: Gracias, maestro –salí del recinto, eso me preocupaba más de lo común. Mal presagio, intuición, llamenlo como quieran, pero no era bueno.

~En el Fuego~ [Zuko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora