Capítulo 10: Azul Y Otros Colores

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NARRA ZUKO

Salí de la habitación de Eshne porque el barco se detuvo, subí a verificar si todo estaba en orden y al parecer no. Zao había sido ascendido a Almirante y él quería al Avatar. Me pedían información sobre su paradero y les dije que yo no lo sabía y aunque lo supiera no se los diría. Bajé a entrenar un rato.

Iroh: Creí que estarías con Eshne

Zuko: Necesito respirar

Iroh: Pero hay un problema, no les has dado ninguna orden a tus hombres desde que vinieron a informar lo del almirante Zao.

Zuko: No me importa lo que hagan... –me interrumpió

Iroh: No te des por vencido, tú puedes encontrar primero al Avatar

Zuko: ¿Cómo? Él tiene todo de su lado, yo no tengo nada. Voy a perder mi honor, mi nación, mi trono.

Eshne: Eso no pasará – dijo mientras trataba de mantenerse en pie

Iroh: Deberías estar en cama

Eshne: No, es momento de idear un plan, debemos ser más astutos que Zao.

Zuko: ¿Y qué pretendes?

Eshne: Por ahora, interceptar su correspondencia –Mostró un pergamino – Mientras sus hombres estaban aquí, vi sobrevolar a una de sus aves, es fácil hacerlas aterrizar con un poco de comida – agitó el pergamino – y según esto, los arqueros Yuyan pasaron al mando de Zao y atacaran porque vieron al avatar

Zuko: Debemos llegar antes que ellos

Eshne: No, debemos dejar que lo capturen – creí que le había afectado el golpe de la caída, lo que queríamos era tenerlo nosotros – y luego ir por él

Zuko: Bien, basta, necesitas regresar a la cama

Iroh: Yo la llevo –Los acompañé y mi tío dijo que iría por un té para ella (era obvio que terminaría tomándoselo él)

Eshne: ¿Ya está lejos?

Zuko: La comida lo mantiene lejos... –me interrumpió, cerró la puerta y me obligó a sentarme, fue raro

Eshne: Escucha bien, iremos por Aang al anochecer, la fortaleza en donde mantienen a los arqueros no está lejos.

Zuko: No sé cómo el príncipe exiliado y una no maestra sacaran al avatar de la fortaleza sin ser reconocidos

Eshne: Sencillo, el Espíritu Azul nos ayudará – tomó la máscara con la que juegaba de niño y me la dio – Pero Iroh no debe saberlo.

Zuko: Si lo logramos, será genial –me levanté y me acerqué a ella

Eshne: Siempre hemos sido un buen equipo –Acarició mi rostro, hacía mucho tiempo que no teníamos un momento para hablar... Tenía unos ojos hermosos... Golpearon la puerta

Iroh: ¿Siguen ahí?

Zuko: Sí, tío, ya voy

Iroh: No es necesario, dejaré aquí el té, no quiero interrumpir

NARRA ESHNE

Cayó la noche y tomé una capa, nos dirigimos en un bote hacia la orilla. Nos acercamos a la fortaleza.

Eshne: Bien, no debemos usar fuego control, porque nos descubrirían

Zuko: Te refieres a mí ¿cierto? – Ay, qué estúpida

Eshne: A eso me refiero, has caso omiso de mi pluralidad.

Zuko: ¿Y cómo contratacamos el fuego?

Eshne: Con agua mi querido príncipe –armamos un plan, él entraría por Aang y yo me quedaría cerca de la muralla por donde podríamos salir.

Zuko: Eshne –lo volteé a ver – gracias por hacer esto conmigo –le sonreí

Entramos y me quedé en la última muralla, tardó poco más de 15 minutos en sonar la alarma. Oí mucho alboroto, pero no lograba ver nada, hasta que oí ordenar a Zao que abrieran las puertas. Bajé y me escondí cerca de unos árboles. Zuko salió amenazando a Aang con las espadas: la Nación del Fuego no quería al Avatar muerto, así que era una buena idea, pero de la nada una flecha impacto contra Zuko.

Eshne: ¡Alejense de aquí, Aang! –lancé mis guantes metálicos y ataqué a los arqueros Yuyan.

Zao: Creí que eras una leyenda, que nunca te vería –trataba de cubrir mi rostro para que no me conociera. – Es increíble que defiendas a un traidor y no a tu Nación

Mientras me hablaba, vi que uno de los soldados se quería acercar a Zuko y Aang. Corrí hacia ellos y formé una barrera de fuego tan grande como pude

Eshne: ¡Aang! –quitó la máscara y se dio cuenta de que era Zuko. Claro que temía, pero necesitábamos alejarnos, así que me ayudó

Aang: ¿Por qué lo hicieron?

Eshne: Él quiere su honor, que la Zao te capture para él sería fatal

Aang: O sea que mis enemigos, también son los suyos y entonces nos podemos convertir en aliados

Eshne: Vas demasiado rápido, monje. Él aún no sabe cuál es su camino

Aang: ¿Pero tú sí?

Eshne: Escuchame bien: yo trataré de ser su fuerza hasta donde pueda

Aang: Pero tú eres la Bruja de la Profecía

Eshne: ¡Ya no debe de existir! Las profecías son un tanto absurdas y no voy a permitir que nadie muera injustamente – miré a Zuko, él era noble, pero no todos lo podían ver. Me di cuenta de que no traía mis guantes – Tengo que regresar por mis guantes, si despierta le dices que fui a buscar té, que lo veo en la costa y por lo que más quieras, no menciones nada de la Bruja – Aang asintió y yo fui por mis guantes.

NARRA ZUKO

Cuando desperté el Avatar estaba sentado cerca de mí diciendo cosas de ser amigos. Eso no pasaría, evidentemente, así que hice lo que siempre he hecho al verlo: atacarlo. Se fue y no veía a Eshne, temía que la hubieran capturado así que me dirigí hacia la base de Zao.

Me subí a los árboles para evadir a cualquier soldado y entonces la vi: se estaba poniendo los guantes, pero no tenía las manos dañadas.

Eshne: Estúpidos guantes, estúpido Señor del Fuego... –agitó su mano y el fuego morado y verde se hizo notar. Bajé de golpe y me planté delante de ella

Zuko: ¿Cuándo pensabas decírmelo?

Eshne: ¿Qué haces aquí y de qué hablas? –la ataqué con fuego, su reacción fue la esperada: fuego control. Saqué mis espadas – Basta Zuko.

Zuko: No sé de qué eres capáz

Eshne: ¡Deja de ser tan idiota! –me abalancé sobre ella y trató de no usar fuego control

Zuko: No seas cobarde ¡Deja de ser una traidora! –Tal vez la hice enojar porque sentí el impacto en el pecho que me derrumbó y se montó sobre mi.

Eshne: Yo no soy una traidora, simplemente trato de sobrevivir, tu padre no sabe que yo soy la Bruja del Sol y por eso sigo contigo. Tu abuelo y Kure son los únicos que saben mi proceder. Y si estoy contigo es porque... Porque quiero que termine la guerra.

Zuko: ¡Claro! Y para que termine la guerra necesitamos capturar al Avatar ¡si no fueras tan cobarde ya lo hubiéramos hecho! –la quité de encima y me dirigí a la nave.

Me fui a mi habitación, necesitaba descansar, me sentía herido. Ella era mi mejor amiga y me había ocultado su ascendencia.

~En el Fuego~ [Zuko]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora