4 - La decisión

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Narra Hai.

Me vestía nuevamente como casi todas las mañanas, había dejado de ir al gimnasio por una semana, tenía que arreglar ciertos asuntos del apartamento y al final dejaba el gimnasio al último, es por eso por lo que no asistí ese tiempo. También es verdad que cada vez me desanimaba más, ya no sentía emoción alguna por ir, porque de nuevo se estaba convirtiendo todo en una rutina cansada a la que no le veía beneficio alguno.

Tomé mucha fuerza para darle una última oportunidad, me puse la ropa deportiva e intenté comenzar de nuevo, un poco mejor, así que desayuné lo que meses atrás comía, una porción que actualmente no me llenaba nada y solo me ponía más triste.

Por fin pude llegar al lugar y hacer todo con normalidad, cuando pasó el tiempo y finalmente terminé, estaba en un estado deplorable, no solo con sudor de más, veía borroso y no podía ni levantarme ¿Cuándo se volvió tan pesada mi rutina? Jadeando y casi arrastrado, fui a cambiarme mi ropa, mi pecho estaba muy agitado y no sentía mis piernas.

Fue una sensación horrible que no quería repetir, no quería ponerme en riesgo y es por eso por lo que tomé la decisión contundente de salir del gimnasio y no volver, o por lo menos no en el tiempo próximo. Era algo que no me tenía a gusto, dentro de mí quería otra cosa, lo mejor que podía hacer era renunciar a eso.

De regreso a casa me encontré con Celine, la cual notó mi condición y se preocupó un poco, me obsequió una bebida para hidratarme, porque me había acabado mi agua desde hace rato, se lo agradecí mucho y siguió con su camino, inmediatamente abrí la bebida y la tomé casi de un sorbo, la frescura y el azúcar me hicieron sentir mucho mejor y me dio fuerzas para caminar un poco más.

En la puerta del edificio me detuve un momento, mi antojo llegó; regresé al pequeño supermercado que estaba cerca, ahí compraría algunas más para acabar con mi sed, una no sería suficiente, ni dos, ni tres, eran muy pequeñas y mi impulso me hizo agarrar 12 latas de este refresco, tenía ganas de tomar todas en un instante, pero me contuve un rato.

Con mi cansancio llegué a mi apartamento y solo tenía ganas de ir a dormir, pero mi panza gruñía fuertemente por todo ese esfuerzo, entonces con nulas ganas de cocinar algo, tomé todo lo que había en mi alacena, con tanto sudor derramado valía la pena acabar con todo lo que me quedaba. Esas galletas, frituras, chocolates y latas de diferentes alimentos se veían muy bien, acompañados de las bebidas que compré, seguro me llenaría.

En mi cama empecé a comer y así me la pasé toda la tarde sin pensar que no habría alimento para otros días, solo comía y comía y así fue hasta que me quedé dormido. Pasaron las horas y cuando anocheció, la temperatura bajó y el frío entró por una pequeña rendija de la ventana. Una pequeña lonja de mi panza hinchada se asomaba en un costado de la playera de manga corta que tenía desde la mañana.

Fue ese frío en mi cuerpo el que me hizodespertarme, pero debido a la hora, me volví a echar a la cama, solo que antesme quitaba la ropa que llevé todo el día. Esa camisa deportiva que hace unosmeses de por sí me quedaba ajustada, esa noche al levantarla escuché un levesonido, se había rasgado al haberse atorado en mi torso. Definitivamente esetamaño ya no me quedaba, pero no le tomé importancia alguna, me terminé decambiar y solo dejé la basura a un costado, al día siguiente la recogería, me acosté y dormí toda la noche.


Aquí otra parte más, gracias de nuevo; todo se pondrá más interesante después.

¿Tienen alguna sugerencia o idea que quieren que tome en cuenta en otros capítulos? Nos vemos :). 

Más gordo será mejorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora