La luz dentro de la limusina era escasa, aunque la luz exterior de las farolas iluminaba lo suficiente para ver los destellantes ojos de Tom que me miraban sonrientes.
- ¿Te apetece una copa de champan mientras llegamos? – pregunta Tom descorchando ya la botella.
- Seguro. – le contesto asintiendo con ganas.
Tom vierte el líquido dorado y burbujeante en cada una de las copas y me tiende la mía. Pego un fino sorbo de ese néctar que chispea en mi boca, a la misma vez que lo hace en la de Tom.
- ¿Qué es lo que hablabas con mi tía?
- Nada, sobre las pinturas.
Supe que no era del todo verdad lo que me decía, pero no tenía ganas de concentrarme en algo como eso dadas las circunstancias y en la situación que nos encentrábamos.
- Bueno, ¿y qué te han parecido las dos?
- Tu tía es una mujer muy inteligente y Nina, bueno sinceramente ha sido como revivir el momento en que te conocí. Su forma de hablar, de moverse e incluso de expresarse.
- Si, nos parecemos mucho. ¿Y tú y tus hermanas?
- Bueno, físicamente no mucho pero en cuanto a gustos o personalidad tenemos mucho en común.
Volvimos a pegar un sorbo de nuestras copas de forma sincronizada y nos regalamos una sonrisa.
- Por cierto. – dijo Tom levantando las cejas dándole importancia a lo que iba a decir. - ¿Cómo avanza lo de la tienda?
- Mañana iré a comer a casa de mi tía y se lo comentare. Supongo que ella me ayudara a llevar a cabo todo el trabajo al tener tiempo libre.
- ¿Me dijiste que ella no trabajaba verdad?
- Si, lo dejo cuando yo me mude a su casa. Claro que, que de golpe te envíen a tu sobrina medio loca tras la muerte de tu hermana y tu cuñado te quita bastante parte de tiempo.
- He escuchado antes cuando hablabais las tres sobre tus padres.
- Eso siempre hace que el clima adquiera un toque fúnebre… Mejor cambiemos de tema.
- Antes de eso, quiero que sepas que se que no te gusta hablar de ello, pero si lo necesitas aquí tienes dos orejas dispuestas a escucharte.
Es un hecho mi negativa a hablar de eso, aun tras diecinueve años de su muerte siga tan taciturna a hablar de ello y me esconda tras mentiras.
- Gracias. – digo con una sonrisa sincera antes de animarme de nuevo. – Y bueno, quiero saber ya a donde vamos. No aguanto más la espera.
- Solo te desvelare que vamos a ir a tres sitios diferentes.
- ¡Eso solo hace que me ponga más nerviosa! – exclamé levantando las manos en suplica. – Vamos, dime algo.
- Míralo tu misma. – inclino la cabeza hacia el lado de su ventana.
Un gran edificio de color ocre, con algún detalle en terracota y piedra rojiza, que hacia esquina en la séptima Avenida se mostraba exuberante ante mis ojos. La boca se me abrió de la impresión y mis ojos parecían que fueran a salir de sus cuencas.
- Parece que ya sabes lo que es. – dijo Tom con una brillante sonrisa.
- Claro que lo sé. Es la sala de conciertos Carnegie Hall. No me lo puedo creer que me vayas a traer aquí.
- Me dijiste una vez que te gustaba la música clásica y en especial Beethoven… - lo mire imaginándome las posibles palabras que seguirían. - Me informe y vi que hoy había una sinfonía sobre él.
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Luna de óxido
FanfictionScarlet Dale es una joven de 26 años que dirige una tienda de antigüedades en Nueva York, ya que su pasión son las cosas antiguas y la historia. Es espontanea y algo torpe con las palabras, y aún debido a su truculento pasado es fuerte, luchadora y...