capítulo nueve

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...Celos de una híbrida...

Desde hace unas tres horas que estoy aquí en el bosque. Luci ah echo todos los malabares del mundo para haceme volver poniendo excusas como que ya lo extraña y blabla, en cambio Angeline no ha dicho nada más que esta frase "Luci, dejala, ella misma se dará cuenta de lo mucho que lo extraña y volverá"

Como si eso fuese a pasar, es decir, tengo un orgullo que sobre pasa los cielos, si me fui, no pienso volver a menos que venga a buscarme.

Y aunque eh escuchado el aullido de uno que otro lobo e incluso los he visto desde los cielos, preferí ponérselas un poquito más difícil.

Incluso he visto a Juliet por ahí gritando mi nombre.

Tampoco te emociones, seguro es por órdenes del Alfa - escucho una voz firme, masculina e intimidante.

Luci, ¿Ya llegó? - le pregunto a mi demonia la cual no dice nada dándome a entender que si, ya llegó.

¿Quien llegó?

Otro demonio, uno cruel hasta para mi, que ha intentado comprar mi cuerpo y alma de todas las formas posibles y, cuando aparece - normalmente una vez todos los años - hace que de alguna forma mi demonia desaparezca y de mi ángel apenas tengo señas.

Desciendo del árbol en el cual me encontraba y empiezo a caminar con la esperanza de que uno de esos lobitos me encuentre.

Y si, recuerdo lo que había dicho pero, en mi defensa, no sabía que él demonio ese vendría justo ahora, aparte no estoy llendo hacia él, solo estoy dejando que me encuentre.

No, no es lo mismo.

Sigo mi camino escuchando la irritante voz de aquel demonio en mi cabeza.

Pobre ese Alfa tuyo, tendrá que aguantarte con el pésimo humor que tienes mientras yo esté en tu cabecita - habla el estúpido pedazo de demonio sin neuronas funcionales.

- Sigue insultado me, me da igual - juro que a este paso terminaré suicidándo me.

- Adelante, así tu alma sería mía - y justo por eso no lo are.

No habla más y yo lo agradezco.

Mis alas o las de mi ángel, da igual, se arrastran en el suelo por su inmenso tamaño y poco a poco siento como el dolor de mi espalda va desapareciendo notoriamente.

- ¡¡HADE!! - Casi me cago arriba por el jodio' suto' que me dio la carajita' (Juliet).

- ¡¡Niña!! ¿¡Piensas matarme de un susto!? - exclamo con una mano en el pecho y mi respiración algo irregular.

¿Exagerada? No cariño, realista.

- ¡Que lindas alas! - halaga la chiquilla mientras salta alrededor de mi contemplando mis blancas alas.

En unos segundos veo como el beta y delta se aproximan y luego llegan los padres de mi Alfa, Franchesca y Max, por último aparece Josephine pero ni señal de Joseph.

Y yo, bueno, decidí darles un pequeño susto a los padres de Juliet.

Tomo a la pequeña en brazos al momento en que mis alas de abren y todos me miran con desconfianza por lo que valla a hacer y con asombro por mis alas, Juliet, en cambio, esta más emocionada que yo la primera vez que volé con mis propias alas.

Demonio De AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora