capítulo uno

217 8 1
                                    

La asesina

- Víctor, hazlo, ya no es nuestro problema - ordenó una voz firme, una voz perteneciente al que todos llamaban "nuestro señor"

Víctor me tomó entre sus brazos, lo miré a los ojos con una sonrisa.

- ¿Vamos a volar otra vez tío Víctor? - pregunté con mi dulce voz ¿Que podría saber una niña de seis años?

- Si Hade, vamos a volar - afirmó mientras sus ojos se llenaban de lágrimas, sin embargo, yo no me di cuenta de ese insignificante detalle.

Abrió sus blancas alas y se lanzó hacia abajo, sonreí aún más por la sensación de adrenalina y me agarré más a él. Después de unos minutos volando por el azul cielo de Francia, Víctor descendió lentamente hacia un espeso bosque. Sus alas, grandes, blancas y brillantes quedaron arrastrando en el suelo debido a su enorme tamaño.

- Bien mi ángel, demos un paseo - sugirió mientras me bajaba de sus fuertes brazos y hacia desaparecer sus alas para luego tomar mi mano y empezar a caminar.

- Tío Víctor - le llamé con una sonrisa inocente.

- ¿Si mi ángel? - me respondió con una sonrisa algo triste.

- ¿Por que bajamos al mundo humano? - interrogue confundida. Nunca antes bajamos aquí.

- Eso te lo contaré con una historia ¿Si mi ángel? - me respondió tío Víctor.

- Está bien - Dije felizmente mientras nos sentamos frente a un hermoso lago de aguas cristalinas donde se reflejaba la tenue luz del sol y el canto de los pájaros. Hermoso.

- Bien Hade... - empezó - Había una vez...

Me desperté exaltada por el estúpido sueño que no me ha dejado dormir desde que tengo seis años y pasó.. eso.

Me levanto de la cama para darme una ducha y vestirme con mi vestimenta normal; un traje de batalla negro. Dejé mi cabellera negra suelta y me dirijí a la sala de estar. No había nadie. Todo estaba en total silencio y eso hizo que mis instintos despertaran al momento..

Salí fuera de la cabaña e hise que una espada se materializara en mis manos. Nada. No se escuchaba nada. El bosque estaba en total silencio y era la primera vez que lo veía de esa forma.

Sentí un leve cosquilleo en mi mano derecha, lo que me indicaba que un vampiro estaba cerca. Caminé a paso lento pero decidió hacia el interior del bosque, luego de unos minutos me paro en seco al sentir vampiros, brujos, licántropos y hechizeros. No sabía cómo me habían encontrado, pero no tenía miedo.

Inconscientemente una sonrisa psicópata se formó en mi rostro al ver a todas esas especies mostrarse ante mi, rodeándo-me, creyendo que de ese modo acabarán con migo. Ingenuos.

No digo nada, dejo que mi sonrisa hable por mi mientras doy vuelta sobre mi eje lentamente observando a cada criatura y almacenando sus rostros y armas en mi mente. Lista para matar.

Escucho un fuerte ruido y rápidamente todos se abalanzan sobre mi. Salto lo más alto que mis pies me lo permiten y lanzo tres dardos hacía tres brujos posados en unos árboles. Solo quedan tres brujos más. Al caer intacta al suelo, tres vampiros intentan atacarme: la primera salta sobre mi con la intención de derribar-me pero ágilmente le esquivo y clavo mi espada en su espalda, justamente en el lugar de su corazón, provocando que se haga cenizas. No pierdo tiempo y a la siguiente vampiresa que se acerca a mi le cortó la cabeza con la misma espada y a la tercera le entierro mi mano en su estómago sacando sus órganos internos.

Demonio De AngelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora