Demonio De Angel

Capítulo dieciséis

...sentimientos revelados...

Narra Joseph

No puedo decir que es peor: ver a Hade siendo besada por un chico desconocido o que Hade este desmayada desde ayer.

Se que la última vez que se desmayó fueron seis días pero el echo de que no sabemos casi nada sobre demonios o angeles me desespera y es muy difícil saber que le pasa o como ayudarla.

Escucho unos golpes en la puerta de la alcoba que comparto con Mi Luna Y por el olor se que es Miranda.

Susurro un pase y observo la panza ya abultada de Miranda asomarse por la puerta junto al resto de su cuerpo y una radiante pero algo triste sonrisa.

- ¿Como has estado Joseph? - pregunta Miranda mientras toma asiento a mi lado - ¿Como esta ella? -

- Ella está... Igual que antes - respondo -

- Tienes que intentar descansar - opina - sabes que no es bueno para ti, ni para ella. Si quieres yo puedo quedarme aquí - sugiere

Tiene razón, y no es la primera que me lo dice...

- Esta bien Miranda - respondo - Y gracias -

Me levanto de la silla donde minutos antes me encontraba y salgo de la alcoba dejando a una Hade dormida con Miranda.

Narra Hade

Esto de estar desmayandome tanto no me gusta nada. Aparte esto nunca me había pasado mientras era una asesina y ahora que estoy con Joseph y decido "cambiar" me tienen que suceder estas cosas.

Estoy en un bosque, no se exactamente cuál y no reconozco absolutamente nada. Solo hay árboles, arbustos y un azul cielo.
No tengo contacto alguno con Luci o con Angeline y lo peor, no puedo usar mis alas al perder la conexión con ellas.

La mayoría de mis poderes se mantienen intactos pero no es lo mismo.

Y eso es todo, no he echo nada más que andar y andar buscando algo, lo que sea. Pero parece como si andara en círculos ya que lo único que veo son colores verdes y avivados provenientes de la variedad de plantas que yacen en el lugar y los muchos sonidos causados por animalitos normales.

- Hola Leah - escucho una voz y volteo a todos lados para ver de quién se trata ya que no puedo verlo, aunque ya sepa quién es.

- ¿Por que no te dejas ver? - pregunto irónica.

- Siento que estás enojada, es mejor que te calmes y luego tú y yo hablaremos - responde.

Sigo dando vueltas para ver si está escondido pero no veo nada.

- Primero, no estoy enojada - corrijo algo irritada - y segundo, tu y yo no tenemos nada de que hablar -

- ¡Oh! Pero claro que tenemos - opina.

Ya me siento mareada por tantas vueltas.

- ¿Ah si? - produce un sonido de afirmación - y ¿Sobre que? - pregunto.

- Sobre nosotros - responde.