Día tres: Cerrando cabos

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Desde que se había enterado que sus padres estaban en el hospital procuró quedarse con ellos el mayor tiempo posible a excepción del momento en que llegaban las enfermeras en hacer sus rutinas, para evitar que no hicieran un mediocre trabajo decidió que en esos momentos saldría a tomar un poco de aire en el techo antes de volver y no moverse del asiento entre sus dos padres.

Había pasado la noche con ellos, se despertó varias veces en la noche al más mínimo movimiento debido a que su padre era el que estaba más grave de los dos, al punto en que tuvo que gritar a los doctores a venir al cuarto para intubar a su padre porque no estaba respirando.

—¿Sakura? —habló su madre despertándola en un instante.

—¿Estas bien?, ¿te duele algo? Dejame te reviso —dijo de un brinco inspeccionando el estado de su madre buscando alguna dolencia o problema.

Las pálidas manos de Mebuki tomaron las de Sakura en un intento de tranquilizarla, su dolor era más emocional que físico y pronto se hizo evidente cuando las lágrimas comenzaron a surcar por sus mejillas. Con cuidado tomó las mejillas de su adorada hija y la acarició.

—Lo siento tanto.

Confundida, llevó su mano a la de su madre que aún seguía en su mejillas. Esperó en silencio a que siguiera hablando.

—Todo esto que te está pasando es nuestra culpa y finalmente lo estamos pagando.

No, esto no es su culpa, es solo de ella por meterse con el consejo de ancianos.

—¿Sabes? Desde que naciste te sobre protegimos, fuiste un milagro. Cuando me casé con tu papá descubrimos que no podía tener hijos, en los primeros meses abortaba hasta que finalmente te tuve a ti, por eso al saber que querías ser ninja teníamos mucho miedo, te mimamos demasiado y repudiamos tanto a... Naruto por miedo a que te fuese pasar algo —ahora Sakura estaba llorando junto a su madre—, por eso ahora me arrepiento porque quizá solo te obstaculizamos y ahora provocamos que todos te odien por nuestra culpa.

Quería decirle a su madre que no es su culpa, esto ha sido por las decisiones y malos juicios por el dolor y la ira que ha llegado a convertirse en su consecuencia no en la de ellos, sin embargo, de nuevo tuvo que morderse el labio y callarse. En silencio las dos lloraron hasta que ya no tenían más lágrimas que soltar. Sakura abrazó a su madre en todo momento esperando que pudiese su madre sentir todo el amor que le podía transmitir compensando el pesar que sentía al saber que nuevamente el corazón de su madre se iba a romper.

Otro hijo más se le iba a morir en dos días más.

—Te amo, mamá —dijo dándole un beso en la frente al vez que lentamente los ojos de Mebuki se iban cerrando de la fatiga.

Una vez que la sintió pesada entre sus brazos la fue soltando con cuidado hasta acomodarla en su cama entonces se giró y vió a su padre. Su corazón se contrajo al verlo inconsciente y su vida pendiendo de un hilo.

El va a morir.

No sabe cuándo, si hoy, mañana o en un mes, solo sabe gracias a sus conocimientos médicos que él no iba a salir de esta.

—Adiós, te amo papá —le besó la frente. Esto es una despedida.

No es como que fuese a no verlos mañana sino que sabía que sería más difícil despedirse si lo hacía el mismo día que se iba. No tenía el valor de hacerlo.

Conociendo que pronto iban a llegar los doctores a hacer su chequeo de la mañana salió del cuarto para ir a comer algo cerca y cambiarse de ropa.

En medio de los pasillos veía a la gente susurrar a sus lados, incluso había pacientes que se habían a un lado. No importaba ella seguía aún centrada en el dolor por su familia.

Mi otra vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora