Día cinco: Muerte

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Sin darle tiempo de reaccionar a un aturdido Naruto dejó el dinero en la mesa y se fue directo a la entrada en la espera de su equipo.

No es así como hubiese deseado despedirse de Naruto pero es mejor que nada.

—Ah, estás aquí —dijo Tenten en la entrada saludando a Sakura con una sonrisa.

Junto a ella estaban Lee, Kiba y Akamaru.

... Casi quiso reírse de lo crueles que eran los ancianos. Ellos siempre fueron imparciales con ella. No es como si la hubiesen invitado a salir pero cada que la veían hablaban con ella cortésmente.

Esto sí que es cortar lazos completamente.

—Flor de cerezo —saludó Lee en cuanto llegó.

Aunque no se veía la misma alegría con la que siempre le saludaba cada vez que le veía aún le decía ese apodo con el que ahora se encariño. Cuando uno hace omiso lo que tiene en manos, cuando lo pierdes uno se da cuenta de cuán valioso era...

Su pecho se sentía como un agujero negro a punto de implosionar por el dolor. Cuando Kiba, el líder de la misión dió inicio, con cada paso que daba alejándose de Konoha sentía que Sakura desaparecía, como una pequeña llama empezaba a empequeñecerse antes de apagarse, y con cada paso hacia adelante la parca la esperaba para poner fin a su vida, su identidad y sus recuerdos para transformarse en alguien completamente distinto moldeada a los ideales del consejo de ancianos.

La sorpresiva llegada de Ino y Sai a su casa, sus padres en el hospital, su liberación con Kakashi y la confrontación con Naruto fue mucho más intensa e inesperada de lo que esperó, hubiese sido bueno para su alma no haber dejado más heridas en ella. Solo deseaba gritar una cosa: ¡Ya basta! Por desgracia, el hubiera no existe.

Una pequeña lágrima se deslizó por su mejilla pasando desapercibida gracias a ser la última en la fila.

Ya era de tarde cuando decidieron dar un pequeño descanso, la misión al no ser muy difícil tenían tiempo hasta para ir caminando ya que sólo es entregar un reporte y en su opinión tres días era demasiado cuando ni siquiera tienen que cruzar a otro país. La tarde aún iluminaba el cielo así que aún no había necesidad de usar una fogata para iluminarlos.

Lee había ido a revisar el perímetro mientras que los demás se fueron a sentar a comer un aperitivo antes de seguir adelante. Con tan solo cinco horas apenas recorridas y la luz sobre ellos, Sakura dudaba que los atacaran en este momento así que intentó distraer su mente con la barra de granola en mano que no le sintió sabor alguno. Ni siquiera tenía hambre.

—¿Te encuentras bien? —al alzar la vista vio a Tenten sentarse junto a ella—. Te ves muy pálida.

La preocupación de Tenten se veía genuina y por el rabillo del ojo vio a Kiba y Akamaru mirarla en silencio. Apoyó su mano en su pierna cruzada y masticó lo que tenía despacio haciendo tiempo para pensar algo que no sea muy sospechoso pero tampoco distante.

—Si no te sientes bien podemos regresar —dijo Tenten.

—Me encontré con Naruto antes de ir a las puertas —dijo al instante en un cuidadoso susurro para verse ligeramente lamentable.

—Oh —dijo Tenten sin decir nada más. Se veía en su rostro que no sabía qué más decir y lo arrepentida de haber preguntado.

En momentos como este, esta es su carta de triunfo. Sacar el tema de Sasuke o Naruto para todos a su alrededor es un tabú cuando ella está cerca, no por nada es conocido tanto dentro como fuera de Konoha la razón por la que los dos están peleados.

Mi otra vidaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora