Diecisiete

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Está extraño.

No me miró en ningún momento mientras estaba en la mesa con él. Ni siquiera me saludó. Ruedo los ojos por que esto me parece totalmente estúpido.

Me levanto porque ya es hora de mi siguiente clase, me despido de los chicos y camino tranquila a mi salón, pues aún faltan algunos minutos. Siento unos pasos correr detrás de mí, volteo para ver de quién se trata y es Andrew.

—Hey —digo sonriendo.

—¿Sabías que vamos a la misma clase? —pregunta sonriendo.

Yo ruedo los ojos.

—Claro que lo sabía, solo imaginé que querías pasar más rato con los chicos.

Él asiente y caminamos unos segundos en silencio, hasta que él lo rompe.

—Deberías hablarle.

Frunzo el ceño.

—¿Qué? —pregunto confundida.

—Ah Mauro.

Yo lo miro por unos segundos para luego apartar mi mirada. No sé que decir, al parecer Andrew es muy observador y eso no está mal.

—Sí... es complicado —explico.

Él suelta una pequeña risa.

—Es complicado porque tú lo quieres.

Reflexiono unos segundos lo que me dice, y no está más que en lo correcto.

—Tengo mis motivos.

Deja de caminar y voltea para mirarme a los ojos. Fue extraño, en su mirada vi destellos de tristeza. Ahora que lo pienso, no sé nada de Andrew, él siempre ha sido bueno y comprensivo conmigo desde que nos conocemos. Por un momento imaginé que era mejor así, que no se enterara de mi oscuro pasado y que sintiera lástima por mí, pero al parecer todos cargan con un doloroso y estruendoso pasado.

—¿Te puedo dar un consejo? —pregunta.

Yo asiento en seguida.

—Nunca te des el lujo de desperdiciar a personas por miedo a lo que pueda suceder, es lo peor que podrás haber hecho —lo dice detenidamente, mientras que sus ojos reflejan tristeza y un corazón hecho mierda.

Y sí, puedo confirmarlo. Tiene un pasado totalmente malo que ni me lo puedo imaginar. Su mirada cambia en seguida a una de felicidad, como si nunca estuvo allí esa mirada débil y rota. Frunzo el ceño disimuladamente.

Andrew solo es una máscara.

Nunca he sido de meterme en la vida de los demás, porque uno: no me interesa y dos: por que aveces las personas prefieren callar y no recordar su vida pasada, mantenerla oculta, así como yo.

Pero Andrew me deja inquieta, lo miro y lo único que veo es felicidad, pero entonces lo miro a los ojos, muy detenidamente y de pronto veo como pide a gritos auxilio.

Y por primera vez después de años, quiero ayudar a alguien.

—Tomaré tu consejo, Andrew —le sonrío.

Él sonríe también y retomamos la caminata hasta el salón.

El día pasa más que rápido. Dejan uno que otro proyecto en parejas en los cuales soy con Andrew y los haremos en mi casa. Voy de camino a la biblioteca, necesito pedir algunos libros para el trabajo que haremos. Entro y solo hay unos dos o tres estudiantes. Me dirijo a la sección de libros para mi asignatura, tomo uno que otro que encuentro que me ayudarán ma tarde en el trabajo.

Cuando encuentro que ya es suficiente, volteo con los ojos pegados al libro que llevo en manos, pero me estrello contra un cuerpo totalmente duro. Algunos de mis libros caen al suelo y ruedo los ojos para recogerlos de mala gana.

R A R ADonde viven las historias. Descúbrelo ahora