𝖕𝖊𝖑𝖊𝖆

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Agradecía a los dioses por elegir ver el informe del alcalde desde un punto alejado porque así podía mirar con asco a Cerdus Gil

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Agradecía a los dioses por elegir ver el informe del alcalde desde un punto alejado porque así podía mirar con asco a Cerdus Gil. Su ceño estaba fruncido al igual que sus labios, así mismo por su cara pasaba la sorpresa. ¿De verdad alguien podía decir cosas tan imbéciles?
No podía creer que las personas al poder le hubieran permitido prohibir las relaciones homosexuales, era pleno siglo veintiuno, por dios.

Había estado tan concentrado en el alcalde que dió un salto cuando Vegetta agarró su mano con fuerza. Lo miró y palideció, nunca vió a Samuel así de molesto.

—Voy a matarle como se baje de ahí.— Rubén al ver la ira en las orbes moradas se obligó a calmarse él mismo. No podía dejar que Samuel cometiera una locura. Atrapó la mano de Samuel con ambas palmas y comenzó a masajearla buscando transmitirle apoyo.

—No podemos hacerlo, mi amor.— Rubén casi había susurrado.

—Claro que podemos, yo...— Rubén mecía su cabeza negativamente, no iba a dejar a Samuel pensar en eso.

—No, no podemos.— Lo había dicho de manera firme, para que no hubiera espacio para alguna duda en el azabache. —Tenemos mucho que perder.

Él pensó que era imposible verlo más molesto pero lo consiguió. Se miraron amatistas y esmeraldas con intensidad.

—Pero si no lo detenemos lo perderemos todo tarde o temprano.— Samuel le miraba esperando alguna confirmación que no llegó.

—¿Y lo vamos a detener a ostias, no? Samuel, piensa las cosas bien. No somos tan discretos, si te paras allá no tardarán en sumar dos y dos y encontrar a Brayan. ¿Eso quieres?

—¡Es en Brayan en que estoy pensando!— Rubén inmediatamente cubrió los labios del azabache.

—Vegetta, nos van a oír. ¿Qué no entiendes?

—Claro que eso es lo único que le habría de importar a Doblas.— Vegetta le había apartado de un manotazo. —Incluso sin esas estúpidas leyes siempre has querido escondernos. ¿Algún día seré suficiente para poder salir contigo en público?— El azabache se fue. Rubius no tenía cara para ir tras él, tenía razón. Samuel no merecía vivir en las sombras.

𝘀𝘂𝗽𝗲𝗿 𝗱𝗮𝘆𝘀 - 𝗿𝘂𝗯𝗲𝗴𝗲𝘁𝘁𝗮 𝗺𝗼𝗻𝘁𝗵Donde viven las historias. Descúbrelo ahora