" Por ejemplo la tristeza que haz visto, yo la transformaré en una agradable historia.
Por ejemplo las veces que tú sonríes, inconsientemente sonreímos los dos. "
Rubegetta Month, Mayo 2020
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Su día estaba llendo del culo, se sentía tan desanimado que pensó en cancelarle a su compañero de orbes amatista, sin embargo sentía pena para hacerlo. No le gustaba cancelarle a Vegetta.
Observó de lejos a Samuel en el muelle quien ya se encontraba pescando, se acercó a él y se sentó a su lado.
—Buenas siete, siete, siete.
—Pero bueno, Doblas.— El de menor estatura dejo su caña y busco algo en la cesta que estaba a su izquierda. Extendió una amapola roja hacia el rubio. —Una flor para otra flor.
Rubius no había notado que tenía el ceño fruncido hasta que se libró de él con la corta frase del azabache, suavizando sus facciones y marcando una tímida sonrisa.
Vegetta correspondía su sonrisa con otra igual de azucarada. Comenzaron a charlar de algunas cosas con ilusión, incluso si consideraban que eran cosas irrelevantes. Cuando estaban con el otro no podían hacer más que hablar y hablar.
—Ostras, ¡mira que pez tan guapo!— Rubius se lo mostró a Vegetta y lo colocó en el balde junto a los demás. —Creo que se llamaba pez Ángel.
—Bueno, pues entonces es un pez Rubius.— Contestó el azabache sin reparar en lo que había dicho hasta que reflexionó el silencio que siguió a la frase. Su rostro se había vuelto rojo, él normalmente no era así. ¿Qué era lo que Rubius le hacía?
El rubio por su parte se quedó esperando algo más. Aunque no sabía muy bien qué. Volteó a ver al azabache disimuladamente, este no le miraba.
Después de pensarlo se le ocurrió la idea de su vida. Simplemente levantó el trasero un poco y sentó alaísimo de él, hombro con hombro.
—Te acercaste.— Acotó el mayor.
—¿Te molesta?
—Para nada.— Dijo para pasar un brazo por la cintura de Rubén y estrecharlo más contra sí.
