Reconciliación

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Sharon se encontraba yendo para su casillero, pensaba en como Tony estaba evolucionando, cada día iban mejorando así que el día de ayer, junto con su hermano y el pelinegro tuvieron una revancha en el Mortal Kombat. No se despegaron del televisor hasta que su mamá Peggy los sacó del salón a patadas para comer algo. Pero como la situación de ayer fue desatada, Tony decidió no venir al colegio, alegando que no se sentía bien, de que tal vez las hamburguesas con el helado le cayeron mal.

Sharon sonrió.

A ambos jóvenes le encantaban llamar mamá Peggy a la mujer, por qué así lo sentían. Ella nunca se quejó porque amaba cuando sus niños le llamaban así; en verdad la mujer se lo había ganado. Comportándose como la madre que ninguno de los dos tuvo. Sharon se detuvo frente a su casillero para sacar sus libros de la primera clase; esperaba que nadie le hablará ese día.

-Hola. - la rubia maldijo en silencio.

Cuando volteó, Natasha estaba con James parados detrás de ella.

-¿Hola? - los saludó, iba a irse pero la rubia llamada Carol apareció. -¿Qué desean?

-Hablar, con Tony. - aseguró Carol, mirando de forma amenazante. Rhodey estaba al lado de su novia.

-Él no vino hoy, tampoco quiere hablar con nadie. - se preparó para irse, pero fue detenida por otra persona.

-Por favor, Sharon, queremos hablar con ustedes dos. - la voz de su Pepper le hizo mellas en la cabeza.

-¿Por qué ahora? - miró a Natasha.- ¿Por qué tan tarde? ¿En serio son tan ciegos, no se dieron cuenta de que estaba sufriendo?

Nadie dijo nada.

-Vayanse a la mierda. - Dijo antes de empujar a la pelirroja y salir de allí.

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Se miraba las marcas en los brazos, de alguna manera comenzaba a odiarlas; el asco que sentía por su cuerpo iba más allá de lo común, haciendo que quitará algunos espejos de su habitación. El único que quedaba era el del baño, y las veces que llegaba a mirar su reflejo las ganas de vomitar se disparaban en su cuerpo como locos; la cama estaba arreglada reflejando que su dueño no la ha tocado en toda la noche.

El sueño se había esfumado apenas había cerrado los ojos, así que se pasó toda la noche sentado en la alfombra de la habitación, no necesitó a su familia para dormir, por qué nunca lo hizo en toda la noche así que sólo estaba él y nada más que él. Las voces ya no eran tan fuertes como antes, pero se burlaban de su persona cada vez que aparecían.

Se levantó para ir a asearse, pero se dio cuenta de que su teléfono no dejaba de encenderse. Sharon lo estaba llamando, frunció el ceño curioso de saber la razón de que su hermana lo llamaba.

-¿Qué pasa? -

-Tony, ellos quieren hablar. -

-Diles que estoy enfermo, tengo diarrea.-

-No me creen y ¿sabes por qué?

-¿Por? -

-Por qué quiero que hables con ellos. -

-No me puedes hacer esto.-

-Tú fuiste a contarle a Howard lo de Robert, así que si no lo haces tú, voy a hacer lo mismo.

-Eres una maldita.

-Gracias, nos vemos a la tarde.

Se lavó la cara, se cepilló los dientes; entró a la ducha para bañarse. Le encantaba agua, la forma en que recorría cada milímetro de su piel limpiando la suciedad desde el interior de los poros. Apoyó la espalda por la pared y fue deslizándose lentamente por ella ¿Que iba a hacer ahora? ya había dicho todo lo necesario para que los perdonaran, incluso le había mostrado sus marcas. En verdad nunca debió de hacer eso, pero estaba tan cansado de todo, cansado de esconderse detrás de una máscara que estaba rompiéndose poco a poco.

Teenage DreamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora