El arte en el crimen

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¡Vaya, ahora sí que dejé abandonada esta aplicación! Solo espero que el próximo no dure mil años de ausencia. Supongo que también tiene que ver la contingencia por el Covid-19 y aunque hubo bastantes fenómenos criminales e interesantes en época de pandemia, será tela para otro post (eso espero).Hace poco, una persona iba a realizar una reseña sobre el libro "Fharenheit 451" del escritor Ray Bradbury. Yo ya lo había leído hace mucho pero lejos de una reseña en la que cuestiona sus elementos argumentativos, estilo y demás, hay un punto central que deja mucho en que pensar. Prohibir los libros por miedo a que afecten a los que los leen y esto provoque poner en riesgo la paz social. Aunque suene exagerado, no significa que no exista esa semilla de duda qué plantó el escritor. Regularmente el arte lo concebimos como la expresión de nuestra interpretación sobre algo de la realidad o alguna abstracción, sin embargo es innegable que ciertas artes pueden causar mayor perturbación emocional que otras. El ejemplo más claro podemos verlo en el cine. Ya sea de acción, miedo o alguna de Disney, todas poseen ciertos elementos que provocan algo en nosotros. Podrías salir llorando, enojado, triste o muy alegre o dicho de otro de modo, influenciado. A veces vemos películas de guerra en donde Alemania es el mismo infierno, pero de este lado prefieren omitir los campos de concentración en Estados Unidos, Inglaterra o Francia, violaciones a mujeres alemanas por parte de los franceses o la más conocida de todas, la bomba atómica sobre Hiroshima y Nagazaki. No sé si esto ya lo había mencionado, pero de hecho hay muchos más datos de crimines de los "aliados" en épocas de guerras. Es verdad la frase de George Orwell: "La historia la escriben los vencedores". El caso es que el mensaje puede ser descaradamente evidente o uno mismo idealiza los elementos. Un niño puede salir del cine sintiendo que es Batman, pero cuando ves casos como de James Eagan Holmes quien se sentía "joker" y quien fue el autor del Masacre de Aurora, entonces vemos que la influencia podría llegar a niveles fuera de lo común.

 Un niño puede salir del cine sintiendo que es Batman, pero cuando ves casos como de James Eagan Holmes quien se sentía  "joker" y quien fue el autor del Masacre de Aurora, entonces vemos que la influencia podría llegar a niveles fuera de lo común

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Aquí estaríamos metiéndonos en terreno peligroso porque esto justificaría la forma de pensar de algunos adultos mayores en culpar a los videojuegos cada que hay un tiroteo en algún colegio. Pero recordemos que la influencia que ejerce sobre el sujeto, depende de su salud mental y emocional ¿Qué los juegos pueden ser adictivos al grado de perder la noción de la realidad? En parte sí, pero de igual forma el estar tanto tiempo viendo el futbol y hacer berrinche porque perdió su equipo. No hubieran existido los Hooligans y sus legendarias peleas, si no hubieran existido personas que se tomaran tan en serio un partido. El problema que siempre comete la humanidad, es el exceso para todo. Si juego GTA por 18 horas diarias tal vez no salga matando y robando coches, pero no será el mismo resultado para un joven más sugestionable. Aquí el punto es establecer la estrecha relación de "sujeto + actividad + tiempo invertido". Evidentemente algunas cosas pueden ser más susceptibles a la criminalidad que otras. No es lo mismo jugar a las escondidas que a la ruleta rusa. Los videojuegos por sí mismo no son malos, pero también es verdad que algunos tienen contenido más violento. No es que promuevan las conductas que muestran al jugador, pero reitero que depende del nivel de idealización de quien está jugando. En la película "El caballero de la noche" de Batman, el "joker" no fue creado para que siguieran su ejemplo en la vida real, pero en el caso de James Holmes el resultado fue distinto. Cuando se estrenó la película Joker" protagonizada por Joaquin Phoenix, muchos fans fueron hasta esas escaleras a imitar una escena de la película y yo mismo en temporadas de Halloween y Día de Muertos, veía a muchos vestidos como el personaje. No digo que esté mal o que ellos se convertirán en payasos asesinos, pero es un ejemplo de cómo incluso los adultos podemos idealizar algo nacido del cine o del arte. Para pasar de transición del cine a la pintura, retomaré un personaje del libro "El dragón rojo" de Thomas Harris que se convertiría en película después, Francis Dolarhyde. El personaje que se muestra con un desorden de personalidad múltiple, tiene una obsesión con una pintura de William Blake justamente llamada "El dragón rojo" quien le pide cometer asesinatos. Aquí hay un punto que cabe resaltar; lejos de los desórdenes mentales del personaje, el hecho de adoptar una pintura como influencia o dogma (dependiendo del contexto), nos retoma al punto inicial en donde todo tipo de arte también genera conductas criminales. No lo he ampliado antes y tampoco podré aquí ya que es otro tema, pero existe algo que denomino personalmente como "La caja de Pandora". Es algo amplio el concepto, pero a grandes rasgos consiste en que toda creación humana y por muy beneficiosa que sea, siempre abre también un abanico de posibles riesgos o conductas criminales. La pintura como tal no la desarrollaron para que la gente matara, pero sabemos que de todos modos influye para que se cometan delitos. No solo han influido a lo largo de la historia, sino que también ha sido una ventana para verlo representado desde los ojos del artista. Existen un gran número de pinturas con estas representaciones pero por citar algunos, Caravaggio, Goya o el Bosco a mi parecer. 

Y al igual que las películas, también pueden existir pinturas con temáticas mucho más fuertes, pero centrándonos en la criminalidad como tal, el robo es el más característico

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Y al igual que las películas, también pueden existir pinturas con temáticas mucho más fuertes, pero centrándonos en la criminalidad como tal, el robo es el más característico. "La Gioconda" de Leonardo Da Vinci robada en 1911 o "El grito" de Edvard Munch en 1994 y en el 2004 y es que recordemos que el arte no solo tiene el atributo de su interpretación artística, sino además desde un sentido más externo que es su valor económico. Desde esta posición, es más evidente porque en toda la historia humana el robo es una constante que hemos visto hasta nuestros días. Sea cual sea el enfoque que una persona le da a una obra, concepto o símbolo, produce un resultado distinto. Es como si hiciéramos la receta de un platillo, en donde como base tenemos maltrato infantil, abandono, consumo de estupefacientes y le agregamos un elemento cognoscible que es nuevo. El resultado no será lo mismo para un crítico de arte que para una persona que lleva arrastrando tantos elementos criminógenos. Como condición humana, siempre tratamos de darle una explicación a lo que no entendemos. Que si ves en el cielo unas luces sospechosas, unos ven extraterrestres y en otros satélites, globos aerostáticos de prueba o cohetes. Un hombre ve que una mujer le sonríe casualmente en la calle, y mientras los demás ven un acto de cortesía, ese hombre ve que a la mujer le gustó. Después el hombre piensa que existe una conexión entre ellos y al final cuando se dio cuenta de que no fue así, se decepciona, se enfurece y finalmente alguna conducta criminal. La importancia de entender que todo aquello que nos rodea entra en la mente pensante y regresa al exterior de distinta forma. Por eso el arte tiene un valor muy importante, porque no importa que disciplina sea, es una clara muestra de cómo convertimos la realidad. En un sentido más básico "Cada cabeza es un mundo".

Hasta el momento hemos establecido que sirve como para ser ventana de la fenomenología criminal y/o fuente de inspiración para hacerlo. Ya sabemos que depende de la psique de cada quien, pero es innegable que hay algunas obras más influenciables que otras ¿Cómo es que "El club de la pelea" se volvió un clásico? Tiene que ver con la cultura popular. En estos tiempos en que impera el reggaetón como música predilecta para escucharse en antros, bares o reuniones sociales, observamos que la popularidad es un factor que trasciende hasta en los que se quieren mantener ajenos. Somos una sociedad que se rige por muchos elementos que condicionan y adiestran nuestro comportamiento en ella. Tocando el tema de la música me recordó que también pasa algo interesante y es que también entra un elemento que había ignorado: la intención. En los últimos años se han denunciado a varias canciones de diferentes géneros musicales por su contenido que incita a la violencia (en especial a la de género) y aunque podríamos centrarnos en todos aquellos ejemplos de canciones en donde se expresan mal de las mujeres, hay unos casos en los que quiero centrarme. En México hay un género conocido como "narcocorridos", en donde en general hablan de capos de la droga y sus hazañas, asesinatos y declaraciones de desafío a carteles rivales. Aquí y desde una visión más fría de lo que representa este género musical, es la creación pura y artística en homenaje al crimen. De ahí pasaríamos al "Hip-hop", en la que glorifican ciertas conductas que son dignas de respeto en el entorno en el que viven. En este género no todo es así, pero sí que hay muchos ejemplos de ellos.

Charles Manson con la canción "Helter skelter", Mark Chapman con el libro "El guardián entre el centeno" de J

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Charles Manson con la canción "Helter skelter", Mark Chapman con el libro "El guardián entre el centeno" de J. D. Salinger, marchas por la pintura del Zapata afeminado de Fabián Cháirez o esculturas de líderes en territorio invadido, todas que aunque cada una tiene sus propias razones de ser, poseen de por medio el arte. La intencionalidad, influencia, valor, estilo, significado, popularidad o los medios, contra los traumas, condición socioeconómica, nivel de escolaridad, coeficiente intelectual, susceptibilidad, trastornos o enfermedades mentales, edad o género, las posibilidades son tan altas que da miedo.


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