Lyra Black: El Regreso

Capítulo 1: Hogwarts y el Callejón Diagon

2 de agosto del año 1993
Despacho del Director de Hogwarts

- Buen día, profesor Dumbledore - le saludé mientras entraba a su despacho - Soy Lyra Black, hablamos por carta, vengo para ofrecerme para el puesto de profesora de Historia de la Magia.

- ¡Ah, sí! Claro, entra y toma asiento, querida.

Me senté en la cómoda silla enfrente de él y me ofreció un caramelo de limón pero lo rechacé. No me gustaban mucho los dulces y las chucherías.

- Así que estás aquí para el puesto de Historia - dijo mientras ojeaba mi currículum.

- Sí, señor. Como verá en mi currículum, estudié en Beauxbatons y pasé todos los exámenes con la máxima nota. Trabajé durante unos años en el Ministerio de Magia Francés como ajudante del jefe del Departamento de Educación y Enseñanza de la Magia y aunque no sea muy relevante, también trabajé una temporada como profesora en escuelas primarias en varios países así que tengo experiencia enseñando a niños. - estaba un poco nerviosa ya que Hogwarts era una escuela muy famosa en el mundo mágico y no sabía si estaba a la altura para enseñar ahí.

- Ya veo. No hace falta que estés nerviosa, has alcanzado logros que muchos solo podrían desear. - me dijo con una gran sonrisa al notar mi nerviosismo - Dime, querida, ¿tu abuela o algún antecesor tuyo se llamaba también Lyra Black? - me preguntó.

- Emm, sí. Mi abuela se llamaba como yo aunque nunca la conocí. Desgraciadamente ella murió días antes de mi nacimiento y me nombraron Lyra en su honor. - comenté.

Él asintió - Todo está en orden. Si de verdad desea ser la nueva profesora de Historia solamente debe de firmar el contrato. - me dijo Dumbledore sonriendo mientras conjuraba el contrato.

Me fijé en su varita, me resultaba familiar.

Asentí y atentamente leí las condiciones y cláusulas antes de firmar.

- Bien. Puede venir el 31 de Agosto para prepararlo todo ya que los niños llegarán al castillo el 1 de Septiembre, la estaré esperando en la puerta a medio día. Tú misma puedes escoger tu habitación cuando llegues, uno de los elfos domésticos te las enseñará y te dará un mapa para que no te pierdas.

- De acuerdo. Muchas gracias, profesor Dumbledore. - me despedí.

§°¶×¶°§

4 de agosto del año 1993
Callejón Diagon

Paseaba por el Callejón Diagon observándolo todo tranquilamente ya que hacía mucho tiempo que no pasaba por ahí. Había cambiado mucho desde la última vez que vine pero lo único que nunca cambiaba era toda esa gente pasando por en el callejón.

Primero fui a Flourish and Blotts en donde pasé casi toda la tarde buscando libros interesantes y libros de historia para enseñar a los niños.

Al final acabé comprando casi media librería. No me preocupé por el dinero ya que mi familia, la familia Black, tenía dinero de sobras, tanto que con él podría comprar todas las librerías del mundo y más. No estoy exagerando.

Después de pagar los libros llamé a mi elfa Minnie para que los llevara todos a mi mansión y me dirigí hacia la tienda de Quidditch.

Yo no era una fanática del Quidditch ni nada de eso pero me gustaba volar, los deportes y ver a la gente matarse por intentar agarrar una pelota así que ¿qué mejor deporte que el Quidditch para satisfacer mi sed de sangre?

Entré a la tienda y lo primero que me llamó la atención fue la nueva escoba que sacaron ese año, la Saeta de Fuego. Era la más rápida del mercado y tuve el impulso de comprarla pero me resistí.
Esa escoba no estaba hecha para mí, sin embargo, la Nimbus 2001 me pareció ideal. Era bonita y práctica, justo lo que quería.

Algo que también me llamó la atención fue la estantería con accesorios relacionados con el Quidditch como collares, pulseras y llaveros con una Snitch o un pin de una Quaffle.

Acabé comprando la Nimbus 2001 junto a un collar con la figura de una Snitch y una pulsera con figuras de diferentes modelos de escobas en miniatura.

Segundos después de salir de la tienda choqué con alguien. Me di la vuelta y me encontré a un chico rubio, no debería de tener más de 14 años. Él me resultaba muy familiar.

- Oops, lo siento - me disculpé - estaba distraída.

- La próxima vez mira por dónde caminas - me respondió con enfado - Mi padre se enterará de esto.

- Ahhhh, ya sé quién es. - pensé.

- Draco, ¿hay algún problema? - escuché una voz preguntar.

Levanté la vista e inmediatamente reconocí a la persona que tenía enfrente. Narcisa Malfoy née Black.

- ¡Cissy, cuánto tiempo! - la saludé.

- ¿Tía Lyra? - preguntó con confusión. Ella me reconoció ya que las únicas personas que la llamábamos así eran sus hermanas y yo.

- La misma. ¿Es que ya no me reconoces? - sonreí y alcé una ceja.

- No, es que pareces muy joven. No has cambiado nada desde la última vez que nos vimos, el día en el que Lucius y yo nos casamos. - dijo sorprendida.

- Tengo mis trucos. - le guiñé un ojo - ¿No me vas a presentar a este precioso niño?

- Claro. Draco, esta es Lyra Black, tu tía abuela y Lyra, este es mi hijo Draco Malfoy.

- Encantada de conocerte. Puedes simplemente llamarme tía Lyra, sería un poco raro llamar 'abuela' a alguien que parece tener 20 o 30 años. - le dije sonriendo mientras estrechábamos las manos.

- Claro, tía Lyra. Encantado de conocerte.

- Lyra, si ya has acabado con tus compras podrías venirte a mi casa a charlar un poco. Nosotros ya hemos acabado aquí.

- Pues claro, Cissy. A ver qué chismes me traes. - sonreí.