Capítulo 15: Nicholas Flamel y Más Problemas

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Octubre del año 1969
París, Francia

Estaba esperando a Nicholas Flamel bajo el río Sena sentada en un banco mirando el precioso atardecer.

En ese momento me puse a pensar en todos los errores que había cometido en mi vida hasta que a mi lado se sentó un señor de aspecto bastante mayor.

- Buenas tardes, señor Flamel. - dije sin dejar de mirar el cielo.

- Hola, señorita Black. Nunca pensé que volveríamos a vernos, no de esta manera.

- Créame que yo tampoco esperaba verle por esta ocasión. Sé que no le gusta andarse con rodeos así que le diré directamente lo que necesito de usted.

- De acuerdo - dijo mirándome con intriga.

- Usted sabe que en el colegio yo era conocida por tomar muy malas decisiones pero siempre tenía la suerte de salirme con la mía - él asintió con una sonrisa seguramente recordando todas las veces que me echaron la bronca los profesores pero mi persuasión ayudó a que nunca me castigaran. - Pues al parecer esa suerte se ha acabado - le miré directamente a los ojos. - He cometido un grave error y no me creo capaz de solucionarlo. Necesito su ayuda.

- Te ayudaré hasta donde pueda. Explícame qué es lo que ha ocurrido.

- Lo siento pero no puedo decírselo porque pondría su vida en grave peligro y no es que no confíe en usted, es solo que es un tema muy delicado. Solo necesito que me deje la Piedra Filosofal un par de días y se lo devolveré sin ningún rasguño. - dije intentando sonar lo más calmada posible ya que no quería que se notara mi desesperación.

Se le veía en la cara que estaba dudando de mis intenciones.

- La Piedra Filosofal es un objeto muy preciado y querido en el mundo tanto mágico como muggle, no creo que sea buena idea dártelo y menos ahora que sabemos que es buscado tanto por los seguidores del que no debe ser nombrado como los antiguos seguidores de Grindelwald. - se levantó y me miró a los ojos pero aparté la mirada.

- Ya lo sé y esperaba que por lo menos usted pudiera ayudarme.

- Lo siento mucho pero no puedo dejártelo. - dijo y empezó a alejarse pero antes de que se fuera muy lejos le pregunté si lo tenía aquí.

- ¿El qué? - dejó de caminar y me respondió haciendo como que no sabía de qué estaba hablando.

- La Piedra Filosofal. - le miré directamente a la cara. Esta vez fue él quien apartó la mirada hacia en precioso río.

- No, no es muy seguro traerlo encima por la calle. Está más segura en mi casa guardada bajo llave.

- Tiene razón. Bueno, ha sido un placer volver a verle - me levanté del banco y caminé hacia el otro lado donde estaba la Casa Black de París. Necesitaba descansar un poco.

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Al día siguiente...

- Maldito Nicholas Flamel - fue lo primero que dije al despertarme con un dolor de cabeza increíble y las voces sonando cada vez más fuerte por el cansancio.
- Maldito Tom. - suspiré mientas salía de mi habitación hacia el baño - ¿Porqué no puedo dejar de quererte a pesar de todo? - medio grité mientras me quitaba la ropa, me metía en la bañera y abría el grifo.
- Malditas voces que no me dejan tranquila ni en mis sueños - susurré mientras sumergía la cabeza bajo el agua.
- Maldita yo que me he metido en todo este lío - pensé mientras me iba durmiendo otra vez.

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Desperté horas más tarde con el sonido de un trueno a pocos metros de la casa aunque no se oía mucho porque tenía la cabeza aún metida en el agua pero la saqué de repente al acordarme de que el grifo seguía abierto.

Vaya desastre. Todo el agua en el suelo empapando mis zapatos y calcetines.
Con un movimiento de mano hice desaparecer el agua a algún lugar del mundo y sequé todo lo que se había mojado.

Salí de la bañera lentamente para no resbalarme y caminé hacia mi habitación para coger algo para vestirme.

Sí, caminé desnuda por la casa pero tampoco es como si alguien estuviera espiándome.
Después de vestirme con un bonito vestido verde oscuro con detalles plateados bajé al jardín a tomarme un buen té negro que me hizo Minnie y reflexionar.

No podía dejar que esto quedara así. Yo no era el tipo de persona que se rinde tan fácilmente y Nicholas Flamel debería de haberlo sabido ya después de tenerme como alumna durante tantos años.

Sabía dónde vivía y en qué parte de su casa estaba guardada la piedra así que decidí entrar en su casa por la noche cuando estuviera todo el mundo dormido y robar lo que necesitaba.

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N/A: ¡Hola! Muchas gracias por leer este fanfic. En unos días más o menos (más bien más que menos) publicaré el siguiente capítulo que se titula "Reencuentro".

Hasta la próxima :)

Lyra Black: El Regreso Donde viven las historias. Descúbrelo ahora