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"Los Lee si se sonrojan"

-Y este es el campus, permiten ver familia o amigos aquí, pero deben tener una autorización para entrar al edificio- Samuel señalo el amplio lugar con césped.

Había varios estudiantes despidiéndose de su familia y otros registrándose con los directivos de la universalidad según la orientación en la que estudiarían. Muchos otros estaban con el uniforme de los equipo de básquet de la universalidad y las animadoras acompañandolos.

Era como imaginaba, como en las películas con la simple diferencia de que él, no era una chica buscando un amor.

-Es enorme- solo dijo eso admirando cada detalle del lugar caminando para ingresar en el establecimiento.

-Si, lo sé- rio Samuel -Cuando llegué me quedé igual-

-¿Cuando llegaste?- los pasillos eran grandes y muchos estudiantes iban y venían de un lado a otro.

No era como en el colegio, ya no le prestaban tanta atención, ahí era un estudiante más, no resaltaba pero tampoco pasaba desapercibido.

-Hace tres días, me registre y me instale-

Llegaron al comedor donde había ya algunos alumnos que estaban desayuno o hablando entre sí. Había directivos y profesores que los pudo identificar por la ropa y identificación colgadas.

Estaba tan inverso en sus pensamientos mirando a su alrededor que no se dió cuenta, término chocando contra otro joven más alto.

-Lo siento mucho- Chan rápidamente empezó a disculparse al notar, que el otro, llevaba un vaso de café.

-No, descuida, no pasa nada- el más alto le sonrió, afortunadamente no lo había ensuciado con la infusión.

-De verdad, lo siento mucho, no preste atención- al levantar la mirada sonrió levemente.

-No te preocupes, siempre es bueno toparse con chicos tan bonitos- el guiño que le regaló fue lo que hizo sonrojar hasta las orejas Chan.

Samuel a su lado abrió los ojos más de lo normal y sonrió divertido ante la situación. No podían negar que era un chico muy guapo.

Chan, sin embargo, tomó el brazo de Samuel y camino denuevo hacia el departamento dado por terminado el tour.

-Estas muy rojito- molestó el castaño mientras caminaban.

Chan tocó sus mejillas y era verdad, las sentía caliente -No me pasa nada-

-No está mal que te guste alguien, pasaremos muchos años aquí y quien sabe, talves te enamores-

-Eso no pasará, además, tengo un novio al que quiero mucho-

Samuel boqueo impresionado -Bueno, solo fue un cumplido, no debes sentirte mal porque te hayan dicho un cumplido-

Tenía razón, solo había sido unas simples palabras pero ¿Y si a Jun le molestaba? Eso no quería que sucediera. Estaba bien como estaba, la universidad no debería cambiarle tanto la vida.

Sin darse cuenta, llegaron al pasillo donde estaba su departamento y sonrió al ver la puerta.

-Al fin te encontramos, esto es peor que buscar una aguja en un pajar- Minghao se avalanzó sobre su amigo quien rio.

-Solo estaba conociendo el lugar- miro a su otro amigo quien parecía haber visto un fantasma detras suyo -Seok ¿Estas bien?-

El nombrado asintió aún con sus ojos fijo tras suyo. Al darse media vuelta recordó a Samuel que sonreía tímidamente.

-Cierto, él es Samuel, mi compañero de cuarto- el castaño movió su mano levemente en forma de saludo -Y ellos son mis mejores amigos, Minghao y Seokmin- señalo a cada uno.

-Un gusto Samuel- Minghao se acercó más -Cuida tus dulces que este niño es capaz de robartelos-

El castaño rio mientras Chan se quejaba de no ser cierto. Minghao empezó reclamarle las veces que lo había hecho con él y empezó a darle consejos a Samuel de cómo sería vivir con Chan. Seokmin se mantuvo en silencio mirando a los presentes, por primera vez, no era el que más hablaba.


-La gente debe tener más cuidado ¿Quien se traga una moneda?- Jihoon llegó al mesón haciendo reír a Jeonghan.

-Pues los niños lo hacen, al menos esa niña- habló refiriéndose al pequeña paciente que fue atendida por el más bajo -Además, para mi es común, cuando era niño me había comido un Lego-

Jihoon rodo sus ojos riendo.

Necesitaba la rutina más de lo que creía. Estar rodeado de la adrenalina de estar en una sala de emergencias era algo que no podía cambiar.

El teléfono sonó y Jeonghan atendió cambiando su rostro cada vez que escuchaba atreves se la línea. Terminó con una sonrisa despidiéndose.

-Llegó un donante para la señora Min, y es compatible- comentó con alegría y corrió hacia la oficina de Joshua.

Jihoon sonrió con alegría mientras veía al personal prepararse. Si, amaba volver a la rutina.

En la tarde camino hacia la cafetería concentrado en su celular cuando una mano lo llevó a los baños.

Al instante sintió unos labios sobre los suyos y sonrió continuando el beso. Habían pasado pocas horas y aún así, extrañaba los labios del mayor.

-¿Nos escondemos?- rio Jihoon al apartarse un poco. Solo lo suficiente para hablar.

-Si, del jefe del departamento- rio para seguir besando a Jihoon.

El menor no se opuso y siguió cuando un joven entró rompiendo el momento.

-Lo siento mucho- se disculpó haciendo reverencia mientras Jihoon estaba rojo hasta sus orejas.

Sin mediar palabra, asintió y salió de los baños. Seungcheol sonrió levemente al joven y se marchó siguiendo a su pareja.

-Dios mio, ojalá no sea una paciente- Jihoon empezó a asustarse mientras abanicaba su rostro rojo por la vergüenza.

-Tranquilo, solo nos vio besandonos-

Jihoon lo vió mal y camino hacia a la cafetería seguido del azabache.

-Esta bien, fue mi culpa y lo admito- siguiendo al menor tomó una bandeja eligiendo su almuerzo.

Jihoon hizo lo mismo y al caminar hacia una mesa se sentó frente a su pareja.

-Nada de besos en el hospital- susurro para después comer su ensalada.


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Perdón por los errores
y horrores de ortografía.

Pequeñenisima anécdota: yo fui la niña quien se trago la moneda. Tenía alrededor de diez años y me trague una moneda, claramente mi mamá me había advertido que dejara de jugar con la plata y yo... Inteligente, no lo hice.
Aún me cuestiono como se me ocurrió meter en mi boca algo tan sucio como una moneda.

Dos Anillos Para Mi Cuñado → Jicheol ♡Donde viven las historias. Descúbrelo ahora