XVIII -Final

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—Boca abajo en el escritorio, joven Park—el profesor ordenó autoritario y a voz ronca, caminando de regreso hacia su alumno que no tardó en obedecer y posicionar la mitad del cuerpo sobre el escritorio a la vez que recargaba su cabeza sobre los brazos. Cuando estuvo justo detrás de él, movió con suavidad la silla para tener más espacio y también arrojó al piso los pocos papeles que había en el mueble.

Jimin respiraba erráticamente debajo de él, sintiendo como el hombre pegaba su cuerpo a su trasero, sosteniéndolo por los huesos de la cadera para presionarse contra él y muy lentamente comenzar con un vaivén suave de arriba hacia abajo, llevando una mano hasta su entrepierna donde apretó con saña.

»—¿Me extrañaste? —volvió a hablar el mayor, apretando sin ninguna clase de cuidado, pero robándose un par de suspiros por parte de Jimin quien mordió uno de sus brazos para no gemir muy alto—. ¿Qué quieres que te haga, pequeño? —el pelirrosado llevó su trasero hacia atrás buscando más fricción, disfrutando del tono suave de la voz de Min— No seas descortés y contesta a lo que se te preguntó.

De pronto el sonido de un manotazo fuerte inundó el cuarto, seguido de un alarido ruidoso de la garganta de Jimin quien se encogió en su lugar.

—Lo que usted desee, señor—contestó por fin, mordiéndose los labios a punto de sangrar, estirando los brazos para sostenerse del mismo escritorio cuando comenzó a sentir que el miembro de su profesor comenzaba a adquirir grosor.

—No, necesito que me digas...—el señor Min se inclinó también sobre el cuerpo de su ex alumno y buscó su cuello para lamerlo desde la oreja hasta la clavícula donde fue dejando mordiditas que hicieron que el chico se estremeciera— Por favor, pequeño, lo que tú quieras..

Jimin gimió ya sin limitarse cuando, por sobre la ropa, sintió como la mano del profesor apretaba la punta de su pene, tomándose el tiempo necesario para hundir su dedo en ella. Sin embargo, no fueron los movimientos tan delicados lo que lo hicieron derrumbarse por completo y gimotear aún más, sino el tono meloso, casi dulce, que el profesor usó.

—Señor, si usted pudiera... —respondió medio ausente por el placer, armándose de valor para decir lo que tanto deseaba— yo quiero que usted me...

—¿Qué yo...? —Yoongi succionó la piel de la nuca del muchacho, asegurándose de dejar una marca que tardara días en quitarse— ¿Quieres que te tenga en mi boca?

—Oh dios, por favor, señor...

Yoongi se rió quedito sobre el cuello del muchacho y, con un movimiento rápido y potente, lo volteó para, con la misma agilidad, bajarle los pantalones de un tirón, agachándose para quedar a la altura necesaria. Admitiendo sólo para sí mismo que tenía el suficiente tiempo sin hacer lo que estaba a punto de hacer. Aunque si lo pensaba bien... con Jimin todo siempre había sido diferente.

—Mírame, Jimin, quiero sentir tu mirada sobre mí...—el señor Min acercó el rostro aún más a la entrepierna del chico y exhaló su aliento sobre la tela, llevando las manos hasta sus glúteos que no tardó en presionar con sumo deseo. Park sólo jadeó tembloroso, aferrándose a las orillas del escritorio, obedeciendo al mayor en no dejar de mirarlo y relamiendo sus labios de vez en cuando.

Min metió las manos por debajo de la ropa interior y al mismo tiempo envolvió con su boca el duro miembro aún vestido de Jimin, sonriendo por el extraño sabor de la tela. El chico se estremeció y gimió, por supuesto, y él continuó presionando con sus labios, torturándolo suavemente y ganando terreno con sus dedos que oprimían cada vez más profundo. Y tras un rato de repetir sus acciones,Yoongi se ayudó de una de sus manos para estirar el elástico de la prenda y así poder sacar el pene del menor y darle una lamida tentativa, probando el salado sabor que llevaba tiempo desconociendo.

Disciplina © [Yoonmin]Where stories live. Discover now