14. Una suerte de alegoría cavernícola millennial - parte 1 -

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Mi camino fue únicamente iluminado por las desgracias. Pasé por todos estos raros calvarios porque sorpresivamente para mí sabia como sobrellevarlos. Esos primeros días de mi nueva realidad sentía lo opuesto. Estaba estancado en un abismo anodino y hundidor que me llevaba a un ningún lugar sólo porque podía. Mis ojos parecían vigilar la mancha blanca en la sábana. Algo tenía que hacer y no, no era "eso" otra vez.

Recuerdo mirarme los dedos de los pies. Se tocaban unos a otros en medio de un chapoteo mañanero y desesperanzador. Ducharme me despejó la cabeza y asearme un toque no venía mal menos sabiendo lo que hice antes en la cama. El agua caía rápida y se iba en una ducha similar a la que tenía en casa. Everett tenías una mezcla perfecta de futuro y pasado revisitado. No había canillas, sino un botón que activaba el chorro de agua y dos palanquitas de color gris que modificaban la intensidad y la cantidad. No tardé mucho en entenderlo y cuando lo tuve resuelto, dejé que el agua saque un poco de mí y se lo lleve lejos, a ninguna parte. Todavia no podia aceptar la pérdida de todo, más que nada la pérdida familiar. Miradas que nunca podré recuperar, sonidos que se irán callando poco a poco. Se acercarán los días dentro del témpano del miedo perpétuo.

Nadie me cuidó en mi Planeta. Fui una basura más del barrio como el resto de los vecinos. Mis padres lo fueron aunque mis abuelos no. Ellos habían armado algo y sus hijos no supieron como continuar con tal labor. Éramos siempre más menos que más. Es curioso como viviendo entre la basura social aprendés a lidiar grandes problemas. ¿Hay algo más que escombros y cicatrices vencidas? Quizás soy un elegido de un Dios curioso o más bien, abrumado de un aburrimiento mortuorio.

No sabés lo que tenés hasta que lo perdés. Perdí a mi familia y nada de eso importo como para que llorase. ¿Qué debería sentir? Perdí todo. No soy nada en este mar nuevo y raro. Mi Realidad era una y peor que muchas otras que logré conocer tiempo después. No voy a llegar a la Luna como quería de chico. Lo se. Ahora la Luna tiene otro nombre y es tres veces más grande que la que yo conocía; y los sábado hay 2x1 para ir al Parque Estatal de la "Luna" y abre hasta las 17 hs. Perdí hasta la noción de normalidad mas no morí y eso debe significar algo.

Me acosté nuevamente y me quede viendo el techo. Al rato cayó el profesor. Se sentó en una silla que puso al lado de mi cama. Su cabello estaba despeinado y parecía no haber descansado. Me preguntó como estaba y no respondí.

-Se qué te preocupa tu pasado, Esteban. ¡O por lo menos debería preocuparte! Realmente queria ocuparme de vos, pero te habrán dicho que estamos siendo apretados por las complicaciones.

- Me siento confundido.

- Es normal. De todas maneras, hablar podría ayudarte. Décime, ¿Cómo estás?

Volví a refugiarme en mi caparazón.

- Voy a ocuparme pronto de vos. - Dijo finalmente el profesor - Y podremos hablar mejor y te enseñaré las maravillas de esta Universo. Lo que quería decirte es que no te precipités hasta el extremo con tus pensamientos. Tomá medidas. Si tenés que parar y sentarte para pensar diferente, hacelo. De ahora en mas tendrás un nuevo pasado de cual ocuparte. Uno qué seguirá existiendo y espero que por mucho tiempo más. Eso pasará si nos ocupamos de cuidarlo. Cómo tu Realidad peligró y al parecer sucumbió, esperemos que... ¡No importa! Respirá y aclará tus pensamientos. ¡Y mirá la pelicula que te dije! Tuvo muy buenas críticas. En Morggen.com le dieron 94% de calificación positiva.

Yo sólo miraba la nada. Lo que antes era Vida me dio una bofetada de meta realidad y como si fuera el más iluso de todos caí en la trampa para jamás levantarme. ¿Jamás? De reojo vi que el profesor sacaba algo de su bolsillo cerca del corazon de la camisa que tiene bajo la bata. Miré bien y vi que era como un frasco de gotas para el oído.

- ¿Tenés hambre?

- No. - Dije con apenas voz y agudamente moribundo.

Abrió el frasco y efectivamente era un gotero chico.

- Muy bien. Más tarde comerás entonces. Le dire a Patricia que se encargue. Bueno, le recordaré que estás acá, más que nada. Es la nueva. 

Agarró unas gotas con el susodicho gotero.

- Levantate, Esteban. Incorporate un poco, abrí la boca y sacá apenas la lengua.

Me quedé viéndole, suspiré y lo hice. Abrí grande mi boca. ¿Qué podía ser lo peor que pudiera darme? ¿veneno? Quizás tenía una solucion y no iba a negarme. Sentí el líquido pasar a la parte trasera de mi lengua. Sabia a planta o al menos tenia esa sensacion del gusto que sabe algo líquido herbal. El profesor cerró su frasco y lo guardó nuevamente en el bolsillo.

Yo me tire en la cama y cerre mis ojos. De a poco una fuerza nacía en mi y mi suspiro tuvo un nuevo color. Agarré la almohada y la puse arriba de mi cabeza.

- Necesito descansar.

- Ok. Ya comerás algo. "La comida es combustible", como dice Marina. Tiene mucha razón.

Recuerdo sus pasos saliendo de la habitación. Recuerdo esto escribiendo desde el silencio de la cueva refugio. De noche escucho mejor a mi cabeza. Un día me dije que solo tengo que seguir escribiendo hasta tener un mejor plan. Ese plan todavia no llegó, pero por lo menos acomodé un poco las catástrofes que me rodeaban. Esto de hacer un mapa del caos de lo q ue está ocurriendo no dispone de un principio y final tan claros. Compartirme en el papel es tarea engorrosa cuando no sabés a quien escribirle. Quizás no haya nadie que lo lea y estos papeles se transformen en abono para nuevas vidas no lectoras. Esta es mi bitácora, a lo Teniente Kirk de Star Trek. Una bitácora de una meta que me causa dolor de cabeza.

Todavía queda mucho por contar. Luego que la avioneta explotase y lograra escapar, vagué sin rumbo fijo en una tierra completamente desconocida, en una realidad que dudo que sea mía. Mi realidad yace en el olvido o eso es lo que me dijeron. ¿Y si mi realidad volvio y fui traido magicamente? ¡Sí, claro! No importa donde estaba, sino en buscar algún lugar para poder pensar más tranquilamente. Tenía que sobrevivir. Uno nunca está preparado para enfrentar las adversidades en el momento que las tiene cara a cara. Quedamos inmovilizados como guerreros cegados por un gran batallón. Uno aprende al tenerlas a flor de piel. Lo importante es hacerlo cada vez mejor y terminar lo menos perturbado posible. Luego de pasar un bosque espeso y caminar, vi un cerro que se extendía a lo lejos. Parecia largo.

Llegué a una laguna que a mi diestra se alejaba hasta perderse de mi vista. Paré y pesqué unos peces. Hice un fuego y los cocí como pude. No supo muy rico que digamos, pero por lo menos mi interior se purificó algo.

Justo de donde estaba yo, parecia que una parte del cerro estaba dividido en dos. Generalmente los cerros se mantienen similares sin muchos sobresaltos visuales. En este caso, parecia como si alguien le hubiera sacado una parte del mismo. Estaba a unos kilómetros de distancia. Además, tenía que cruzar el lago, seguir caminando siguiendo la corriente y bajando un poco la altura.

Al mediodía del día siguiente yo seguía ahí, al borde de la laguna. Tenía que recuperarme. Sigo sin creer cuanto dolor aguante. De repente se largo a llover y no par. Mi cuerpo todavía estaba cansado y dolorido. Tenía que de vuelta preparar todo para seguir el camino. Por lo menos la lluvia me reanimaba y el frio no era tan letal. Seguí caminando sin cruzar al frente. Eso lo haría después.

Lo bueno de la lluvia es el sonido que hace. Ese sonido de agua cayendo del cielo, de aquel cielo maldito. Por lo menos apagó mis pensamientos con sus chasquidos húmedos sobre el suelo. La lluvia se puso más fuerte y me quise matar. No pensé en esa posibilidad. Me refugié lleno de remordimiento cuando llegué a estar a pocos metros del cerro. Las horas pasaron y el agua de la laguna se desbordaba. Yo estaba metido bajo una saliente de tierra que se habia endurecido debido a una raiz cercana de árbol y gracias a eso, no me caía directamente. Luego de un tiempo, respiré hondo y tomé valor.

Me levanté y me puse a correr. El torrencial no me dejaba casi ver. Fue ahi cuando vi que la laguna se comenzaba a estrechar más y más. Se salpicaba por todas partes. Si llegaba a estrecharse mucho podría cruzar saltando. Si hubiera tenido que nadar con semejante lluvia me hubiera ahogado. En un momento dado, encontré un punto lo suficientemente cerca del otro lado y salté. Cuando caí al otro lado, me resbalé con barro y rodé en el borde de la laguna tempestuosa. Parecía endemoniada y llena de ira. Uno no se esperaría eso de una laguna o por lo menos yo no. Me levanté como pude y salí corriendo hacía dicho cerro cortado que, para una basura como yo, era la señal que estaba aguardando.

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⏰ Última actualización: Apr 30, 2021 ⏰

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