¿Y si cometí un error?, ¿Y si se le va de las manos?, Preguntas van, preguntas vienen todos con "Y si" comenzando en mi cabeza.
—Lo hiciste bien.
Habla mi madre cuando me ve temblando con un vaso de agua. Sé que sabe lo que me pasa, siempre supo leerme bien, "estás en tu derecho de ponerte mal, no te sientas peor pensando que está mal". Es lo que más me dice. Hasta el día de hoy aún no comprendo cómo es qué lo hace para entenderme, nadie más que yo puedo saberlo, creía en el momento en que me cerré completo al mundo.
—No lo sé... Nunca la dejamos fuera. Siempre estás tú o yo...
Una lágrima rueda por mi mejilla, hasta entonces, no sabía que las tenía retenidas.
—Estás en tu derecho de sentir la opresión en el pecho al darte cuenta de que tu hija no estará rondando por la casa, en que no sabrás que está haciendo en casa segundo, pero también, la viste partir y la viste feliz, piensa en eso.
Pasa por mi lado rumbo a la sala. Instintivamente, paso el dobladillo de mi pullover por mis mejillas, aunque ya se haya secado la lágrima. Inhalo profundo y voy a la sala a sentarme con mi madre.
—¿Ya pensaste en que llevar puesto?.
—Aún no, ya veré luego.
—Luego se te hará tarde, debes ir preparando.
—Está bien. ¿Cómo vas preparando tu cena?
—Ya lo tengo preparado, cariño, somos viejos. Así que la cena tiene que estar antes de la hora.
Río yendo a mi habitación. Veo mi guardarropas y no hay nada como para una "fiesta" que no sea la cena del bingo de mamá.
Me resingno al no tener solución. Después de un rato mal tirada en mi cama me levanto de nuevo y saco una caja que tengo encima de toda la ropa. Abro con nostalgia, nunca tuve la oportunidad de usarlo. Lo toco suavemente... Es tan bonito... Sacó de su caja y le quito la etiqueta, me pongo delante del espejo y segundos más tardes ya estoy caminando delante de mi madre.—Cari...
Se le cae una lágrima cuando me ve llegar con él en las manos. Lo sujeta ella viéndolo con dolor.
Oprimo mis propias lágrimas para hablar con naturalidad.—Es lo único que más o menos tengo para ir decente y no pasar vergüenza.
—¿Estás segura?, Puedo darte el dine...
—No.
Sentencié firmemente.
—Solo necesita un elástico aquí, así se ve como un modelo reciente.
—Bien, ven conmigo entonces.
La sigo hasta su habitación de costuras. Se acomoda y me ve con un "yo te dije" en la mirada.
Guardo silencio, mientras la observo mover sus manos con desenvoltura. A los minutos me entrega y salimos juntas.
Subí las escaleras derechita a bañarme.—Cariño... Estás bellísima.
Me toma de la mano y me hace girar.
—No sabes cuánto anhelaba este momento.
Sus ojos brillan. Cómo quisiera que mi hija estuviera aquí para verme. En eso, click y flash, mi madre con cámara en mano.
—Muchas gracias, mamá. Debería irme ya.
Besa mi mejilla. Y mira a sus costados
—Espera, te falta algo.
Trae dos tubitos de brillo labial.
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Enamorada De Mi Profesora De La Universidad.
Novela JuvenilLa vida nunca es como se espera, da cada golpe que ni siquiera podemos imaginar. Para Jess Schneider, ese golpe será Scarlett Miller, su alumna del primer año de carrera. Se dice que la maldad tiene magnetismo. En este caso abra atracción entre l...