parte sin título 29

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Los flashes vienen a mi cabeza una y otra vez, una y otra vez...

—Entonces... Jess.

—Brooke, sigo con que ella se paralizó al primer beso.

—Bueno... ¿Le has hablado del beso a ELLA?

Me exhibí, que ironía.

—Tal vez...no.

—¿Y qué esperas para hacerlo?

—Es que ella es rara... Nuestro camino fue raro. Todo es tan... Raro.

—Estás en una nube.

—No digas estupideces, hazme el favor.

Brooke suelta una carcajada que hace que quite mi perfecta comodidad del diván solo para verla. Oh, nunca la había visto en éste ángulo... Y no es fea, ¿O sí?. Que mala soy. Me río sola de mis pensamientos.
Quizás si estoy loca.

—Quizás sí estés loca.

La chillona voz de Brooke se hace escuchar.

—Ya te dije; estaba bien hasta que vine aquí.

—¿Podemos volver al tema central que te trae aquí?.

—No.

—¿Cuándo piensas sanar?

—En un tiempo... Si es posible.

—Es desde el punto en que tú quieras hacerlo.

—Entonces, esperemos. No estoy lista aún.

—Ya es un avance.

El silencio se hace tal que escucho la pluma pasando por el papel.

—¿Algún día podré saber lo que escribes?

—No.

—Eso sí que no es un avance.

Brooke carcajea.

—Es usted insufrible, Schnneider.

—Que halago, gracias. Me lo han dicho antes.

—Se acabó la hora.

—También me lo has dicho antes.

—Lo ssssé.

Pobre Brooke... Es tan... Brooke.

—Bien, chicos. Vamos al punto. Cómo ya empezamos otro cuatrimestre, van a empezar a conocer la clínica del otro lado del campus, dónde harán sus prácticas. Y, si tienen suerte, quizás puedan ejercer ahí. Pero lo dudo.

—No lo dude.

Doy medio giro en mis tacones.

—¿Quién ha dicho eso?

Automáticamente, mi ceja izquierda se eleva.

—Yo, profesora.

El de anteojos levanta su mano.

—Entonces, Matt... Has que no tenga dudas y ven aquí a explicar lo que hay en la pizarra.

Y así, como lo dije, el chico para nada tímido pasó y puso todo su ser en explicar los distintos tipos de vendaje y el porqué de no poner torniquetes.

—No estuvo tan mal.

Tomé mi portafolios y salí del lugar en el bullicioso del chico por lo que dije.
Entré a mi oficina y le mandé un mensaje a Scar. Había decidido hablar con ella.

Me preparé y dispuse a esperarla. Faltaban minutos para que llegara y yo estaba hecha un manojo de nervios.
Había dejado dicho al conserje que la dejara pasar directo.

Enamorada De Mi Profesora De La Universidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora