Nancy I extra

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  Tiempo atrás...

La tarde se asomaba por el bello horizonte que iba formándose en la playa más preciosa que mis ojos han contemplado... Y he visto playas hermosas.
Jugaba con las cintas del  liso kimono que tenía puesto, era mi viaje, sí, mi primer viaje sola, sin mis padres y; por supuesto, ellos me lo habían obsequiado por haberme graduado con buenas calificaciones; y por el ingreso aprobado para la universidad de medicina el siguiente año, también. Una carrera muy distinta a lo que ellos esperaban para mí, pero aún así, me dieron todo su apoyo, ayuda y orgullo.

—Dicen que ésta playa es única. No lo había creído, sino, hasta ahora.

—Lo había oído y acabo de confirmarlo.

Finalicé mi oración viendo los ojos más oscuros que pude apreciar en mi corta edad. Esos ojos que quemaban al observarme como lo hacían.

—¿Ah sí?.

Dice con media sonrisa.

—Absolutamente.

—Vaya... Eso es bueno. ¿Puedo preguntar qué haces aquí tan sola?.

—Observo el atardecer.

—No me digas... Nancy.

Dice mirando al horizonte, al igual que yo.

Solo sonrío, aunque no me esté mirando, sé que lo sabe. Todo mi ser tiembla en nervios, y también lo sabe, y no es porque ha dicho mi nombre sin que yo se lo diga. Aunque suene extraño, no me causa miedo, ni me parece raro, más bien... lo siento Familiar.

—Perdona... No me has dicho tu nombre.

Dije en un casi susurro.

—Puedes llamarme Rainz... Rainz Unforgettable.

Sonreí por su ocurrencia. Y la miré... Su piel parecía tan suave, su boca apetitosa, sus pestañeos yo los veía en cámara lenta y toda ella era tan... Tan sensual que sentí la boca seca.

—Un placer conocerte, Nancy.

—Sí que lo es.

Dije inconscientemente. Carraspeó y volví mi vista en ella. Estaba sonrojada. Me sentí valiente.

—¿Qué harás hoy?.

Lo dije muy segura.

—Dormir.

—¿Ya cenaste?.

—No, ¿Y tú?.

—No ceno. Pero puedo acompañarte.

—O puedes esperarme, si es que quieres seguir conversando conmigo.

  Dirigí nuevamente mis ojos hacia ella y estaba mirándome, volví a sentir como me quemaban esos ojos oscuros, hacían que me pierda en el más fogoso de los deseos en mi interior.
  Sentí que podía desfallecer ahí mismo, y ella era la única persona en el mundo capaz de traerme del más allá con un solo roce de sus labios.

—Te espero.

Esas dos palabras escaparon de mi boca sin siquiera pensarlo.
No estoy segura si han sido horas, minutos o simples segundos en los que ella ha estado aquí, a mi lado. Pero de lo que sí estuve segura; es de que querría junto a mí por siempre.

  Evoqué todo mi ser en levantarme y dejar ese lugar, que en definitiva, se había vuelto mi lugar favorito en el universo. Caminé hasta el final de la playa y me puse mis sandalias. La suave brisa rozó mi piel y abrió parte del kimono, me sentí libre y capaz de hacer cualquier cosa en el mundo, en la vida.
  Corriendo llegué al hotel, sí corriendo. Pero en ese trayecto, tropecé y caí en el rústico piso hiriendo mi rodilla. No lo noté hasta que estuve en mi habitación, me bañé y curé el raspón que provocó el golpe.
Media hora después, estuve lista. Me puse una blusa larga con un mini-short. Bajé a esperarla en playa.

Enamorada De Mi Profesora De La Universidad.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora