"No todo se trata de dinero" (Bunny)

Capítulo XXI-La ayuda

Oh querido, si supieras como disfruto sentir mis costillas en las mañanas.
Me preguntó si podré seguir llevando aún más lejos esto.
Cada mañana me comparo con mí yo del día anterior y me pregunto si me estoy volviendo más pequeño, más débil.
Me esfuerzo diariamente para ser alguien que a la vista de todos sea alguien más en la multitud.
Hago mí cruzada hacía la cocina y me preparo otro té de hierbas a la vez que las sobras del almuerzo cantan una dulce melodía de sirena.
Hoy creo que mí tarde será un par de pesas, la misma música setentera y una puerta cerrada.
Tengo un calendario casero al reverso de mí cuaderno con los días tapados en dos colores.
Quiero hablar contigo, quiero que nos riamos y escuchar lo que es tu vida.
¿Cómo te sientes?
¿Qué almorzaste?
¿Qué serie estás viendo?
Si, cuéntame más, cariño.
Ya no hablemos de mí vida.
Hablemos de la tuya.
La mía no es tan emocionante.
Tengo hambre.
¿Qué te gusta comer?
¿Prefieres dulce o salado?
¿O tal vez amargo?
¿Agrio? ¿Agridulce?
Yo prefiero lo dulce, creo.
Puedes hacerme reír ¿Por favor?
Necesito distraerme un poco porque todas éstas cifras me están volviendo loco.
Extraño tu aroma, tan embriagador y placentero.
Quiero volver a besarte.
Creo que estoy divagando mucho.
Es difícil mantenerme en pie con todas éstas cosas que están pasando.
Mis moretones se están yendo y sinceramente espero que no lleguen otros nuevos pero tú y yo sabemos que eso no pasará ¿Cierto, cariño?
Creo que mañana sólo desayunaré un café.
Iré a dormirme ahora...

"Te siento más pequeño últimamente, Butters"

...

—¿Qué ha sido eso, Butters?— la bofetada resonó en la cocina.

—Papá, yo...¡Puedo expli- — La mano de su padre jaló su cabello hasta llevarlo al suelo. Entre chillidos escuchó los gritos del mayor.

—¿¡Acaso tienes mierda en tu cabeza, muchacho!? —Le gritó al oído mientras seguía jalando el cabello de su hijo para luego lanzarlo contra el horno.

Ayuda...

—Hijo mío...¿Cómo pudiste hacernos esto? —Preguntaba la madre a su hijo mientras cubría su boca con sus manos ¿Qué hacía? ¿Por qué no lo ayudaba?

Las lágrimas y mucosa seguían escapándose de sus cavidades cómo si también fuesen consientes de la situación ante los ojos del pobre chico.

— Oh dios mío, hijo... —La madre sólo podía observar desde el umbral como su esposo golpeaba a su hijo. No sabía que hacer.

Duele...

—¿¡Por qué te quedas ahí, estúpida!? ¡Vete!

—Si...querido...

No entiendo que está pasando.
¿Qué hice mal ahora?

—Haz sido un niño muy malo, hijo...—dijo extrañamente tranquilo— Ahora explícame...¿Haz besado a otro niño? ¿Eh? ¡RESPÓNDEME DE UNA VEZ PEQUEÑA MIERDA!

—N-no...yo...lo juro...

—Entonces podrás hablarnos sobre uno de los hijos de los McCormick...o no?

—Él es sólo mí amigo, papá —Respondió asustado ante lo que podría pasar.

—Los niños buenos no mienten, Butters...

¡Sálvame!

...

—Cariño ¿Cómo haz estado?
—Perfectamente.
Dos grandes marcas cruzaban su cara.
Un enorme golpe y un gran ceño fruncido.
El otro pudo ver cómo los ojos de su amado habían perdido brillo, como lo violáceo del golpe y las lágrimas cubrían lo antes rosado de su hermoso rostro.
—Tengo miedo...¿Por qué...?

¿Por qué no viniste a salvarme?