Capítulo XII- El dinero no lo es todo

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🍀

No hay puestos

Cerrado

No hay vacantes

Cupo lleno

No aceptamos a menores de diecinueve.

Había recorrido ya la mitad del pueblo en busca de un lugar donde necesitaran empleados.
La mugre del suelo reventaba contra mis botas viejas mientras caminaba en la vereda.
Podían oírse de fondo a los autos y el ambiente era gris y aburrido, como si cada paso hicieran más pesados mis párpados.
Las manos en los bolsillos de la parca, helados, quería llegar rápido para que la temperatura haga su choque.
La tarde parecía tornarce anaranjada y rojiza, acariciando suavemente su rostro con los últimos rayos de sol.
Exaló formando una pequeña nube de vapor. Sus pestañas y párpados seguían siendo acariciados por los rayos y se mantenían tibios junto con su nariz la cual tenía un leve rubor por quemadura de nieve.

Siguió caminando por la calle mirando al suelo contando cuántas colillas de cigarrillo habían ya en la vereda, podrían al menos haber cuarenta en una cuadra por lo menos.

Sólo tenía de compañía su mente, no sabía a donde se dirigía en sí, podría encontrar alguna tienda en el camino y comprar una bolsa de rodajas de pan para la cena con su hermana. Esperaba tener suficiente esta vez, odiaba las noches donde no podía traer nada a casa para cenar y oír el gorgoteo del estómago de su hermanita, lo hacía sentir inútil y vago.
Llegará el día en el cuál tenga trabajo, y cuando lo obtenga no sólo traeré comida decente, también le compraré una bonita camiseta a Karen, lo juro.

Pasaron dos cuadras por lo menos hasta que encontré un pequeño almacén. Antes de entrar revisaré mis bolsillos en busca de dinero o monedas, no sé, lo que me sirva para comprar ese dichoso pan, la última vez salía $15 dólares la bolsa.
Metí las manos en los bolsillos de la parca-Veamos...- un dólar, cinco...otros cinco y veinticinco centavos- Carajo.

Obviamente no tenía lo suficientemente para ello y no creo que siquiera me alcancen para dos latas de maíz....
...
Pero par una si.

Entré al local y fui directo al pasillo de productos enlatados y cartones, tomé una lata de maiz cremoso y fui directo a la caja a pagar-Serán $6,55, ¿Algo más?- Preguntó la cajera, tenía voz y cara de que, si pudiera, con sus manos me estrangularía ahí mismo.
-No gracias.

Salí de ahí triunfante con la lata y manos en el bolsillo, la capucha puesta y la nariz ahora congelada por el frío de la noche.

Todo iba perfectamente.

-¡Alto ahí! ¡Dame todo tu dinero, mocoso!- de los arbustos salió un hombre con una bufanda y cuchillo en mano, la bufanda cubría su mentón y cuello, estaba quieto frente mío amenazando con clavarme el arma blanca. Cómo no soy un idiota y quería llegar a casa con Karen para que ella comiera algo, le dí los últimos $4 dólares que me quedaban-Esto debe ser una broma, amigo, dije todo lo que tienes- desvío su mirada hacia mí bolsillo derecho- ¿Qué tienes ahí, imbecil?

-N-no es nada, sólo una lata de comida, no tengo más dinero, lo juro!-saqué la lata de mí bolsillo para demostrarle que no mentía.

Sólo me miró fastidiado y guardó el cuchillo en su bolsillo trasero- ¿Sabés? Yo tampoco tengo mucho dinero en casa...- por momentos sentí lástima de él, podía ver cómo su mirada entristecía- Por eso no tengo lo suficiente...para una bolsa de boxeo.
Esto rompió totalmente ese ambiente melancólico que se había formado, de la nada yo ya me encontraba en el suelo, el tipo aferró su mano contra mí cuello, sentía como raspaba sus dedos contra mi piel, quemaba. Con su rodilla presionó uno de mis brazos y con su puño pareció casi perforar mí estómago dejándome sin aire y la boca salpicada de saliva. Mí nariz ardía, sentía la incomodez de la mucosa bajando.
A pesar de que cuando comenzó me dió la sensación de que la golpiza sería larga esté se limitó a un par de golpes en mí abdomen.
De forma inesperada sólo se levantó, guardó sus puños aún apretados y se fue caminando rápido hasta que se perdió entre las sombras.

"No todo se trata de dinero" (Bunny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora