Capítulo IX- Ya basta.

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Estruendos, gritos, insultos, miradas opacas y furiosas.

El estrés que te carcome.

Los gritos, bofetadas, golpes que te callan.

El ambiente nebuloso.

Dicen que quieren ver qué te defiendas pero sabes que sí lo hacés todo empeorará.

Te sientes débil, inútil y frustrado.
Comienzas a llorar, te partes.

Porque ellos no quieren verte feliz, nunca lo quisieron, porque para ellos sólo eres un pobre y patético inútil.

Y te duele no poder hacer nada, no tener la fuerza para gritarles, no poder quejarte o decir algo sabiendo que terminará en golpes.

Ver las marcas que dejaron con sus manos en tú cuello sólo por haber llegado tarde, y cada mañana pasar las yemas de tus dedos por ahí como si pasaras tus dedos por ollin encima de un mueble, como si quisieras limpiarlo, borrarlo.

Esos tirones de cabello que te hacen sentir un pequeño niño.
Y ellos gritan que tienes diecisiete y que debes dejar de comportarte como un niño, y a ti sólo se te ocurre decirles que "Sí soy un hombre ya como ustedes dicen ¿Por qué recibo los castigos de un niño?"

Y sólo atinas a tragarte tus propias lágrimas, a quedarte inmóvil, a rozar tus heridas.

Tú sólo quieres que todo sea normal, no quieres verte de nuevo al espejo y ver a un inútil que no hizo nada para impedir que sus propios padres lo golpearan.

Sientes tanta ira, y todos los días al pasar por ese gigantesco umbral sonríes y metes tus problemas en tu estómago y pecho, y se te presiona la garganta.

Lo único que quieres en ese momento es verlo y abrazarlo, soltar a llorar en él y dejar que sus brazos te rodeén y protejan, que sequen tus lágrimas.

Pero no puedes.

Porque no puedes sólo ser un pequeño muñeco aferrado a él como si soltarlo provocara que te rompas.

Es como si estuvieras atado a un hilo con él y ellos quisieran cortarlo miles de veces, como si no bastara con una, sólo para verte llorar.

Que luego se burlen de ti porque estás enamorado de alguien que no tiene ni la menor idea de que existes, que no es un maricon como tú.

Porque ya nadie te apoya y sólo rien.

De nuevo sólo atinas a llorar.

Vuelves a observar, lo ves reír y sientes celos de su sonrisa.

Quieres estar ahí y jugar con él pero sólo eres un maldito y estúpido cobarde que no puede hacer nada más que quedarse quieto en su sitio como un sucio acosador maníaco!

Te calmas y sólo pides que todo desaparezca.

Tus padres.

Tus vecinos.

Tus compañeros.

Él.

Su sonrisa.

Y tú.

Sólo ríen.
Sólo golpean.
Sólo hieren.
Sólo enamoran.
Sólo cortan.
Sólo rompen.
Y sólo sonríen.

"No todo se trata de dinero" (Bunny)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora