dieciocho

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Cuando quedan apenas unos metros para llegar a la orilla de la isla, Harry habla.

—Lou, ¿vas a querer visitar la isla o volvemos ya?

Tardo unos segundos en girarme hacia él porque la forma en que mi nombre sale de sus labios hace que aparezca una sonrisa en mi rostro que, sinceramente, no quiero que vea. El maldito apodo me gusta más de lo que querría admitir y, en lo más profundo de mí, sé que me gusta tanto porque lo dice él.

—Por mí damos una vuelta —contesto mirándole—. ¿Tú qué piensas?

Harry asiente mientras sonríe, dejándome claro que él también quiere visitarla. La parte delantera de la piragua alcanza la orilla y el choque con la tierra hace que ambos nos impulsemos hacia delante. Sin perder tiempo, nos levantamos y mantenemos el equilibrio mientras ponemos los pies en tierra firme.

—Cuidado, la última vez que te has puesto de pie te has caído al agua —me recuerda Harry pasándose los dedos por el pelo.

Pongo una mueca y repito sus palabras en tono burlón, como si fuera un niño pequeño, pero es que no lo puedo evitar.

—Técnicamente me he caído intentando esquivar el agua que me tirabas —subrayo señalándole con el dedo—. No ha sido porque me haya puesto de pie.

—Esquivar en vano, permíteme añadir —ríe Harry mientras avanzamos entre los árboles de la isla—. La cosa es que te has caído al agua y eso es suficiente para mí.

Muevo la cabeza para mirarlo enfadado, pero a estas alturas tanto él como yo sabemos que realmente no lo estoy. Me imagino que ya es la costumbre que he cogido de estar siempre molesto con él, aunque ahora creo que no podría conseguirlo de nuevo, no tras la conversación que hemos tenido. Los comentarios bordes que nos soltamos ahora son en broma, por lo menos por mi parte.

—No te confíes demasiado, cielo —le digo apresurando el paso para andar por delante de él—. En cualquier momento, el que va a acabar en el agua vas a ser tú.

Escucho cómo Harry ríe detrás de mí y en seguida lo vuelvo a tener a mi lado. Por el rabillo del ojo veo que se pasa la lengua por los labios, cosa que —a pesar de que nunca lo admitiré en voz alta— me vuelve loco. Ojalá no fuera tan sumamente atractivo, eso lo haría todo mucho más fácil. Un momento, ¿acabo de pensar que Harry es atractivo? En realidad, no sé a quién quiero engañar, no se puede negar lo evidente: Harry es un chico increíblemente atractivo. Si fuera igual de buena persona como es de guapo, sería todo un partidazo.

—¿Me acabas de llamar cielo? —me pregunta alzando las cejas.

Yo simplemente me encojo de hombros. No sé por qué lo he hecho, me ha salido de dentro, aunque esperaba que no se diera cuenta del detalle.

—Pensaba que lo odiabas —añade Harry.

—Y lo odio, no te confundas, pero solo cuando lo dices tú.

Harry niega con la cabeza, pero no me contesta. Seguimos caminando entre la maleza hasta que llegamos a una especie de estanque. Me sorprende que el agua esté cristalina, pero eso no evita que una sonrisa aparezca en mi rostro. Este es el tipo de sitios que me encanta descubrir: paisajes poco frecuentados a los que poder acudir cuando lo que más necesitas es estar solo.

—¿Quieres entrar? —inquiere Harry cuando se da cuenta de que tengo la vista clavada en el agua—. Pensaba que ya habrías tenido suficiente baño mientras veníamos hacia aquí, pero si quieres puedes repetir.

Como no estoy muy lejos de él, doy un paso para acortar la distancia y lo empujo con las dos manos pero sin fuerza hacia atrás. No se queja ni me la devuelve, tan solo sonríe.

this is our summer | larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora