veintidos

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Harry y yo caminamos hacia las cabañas. Hay un poco de tensión en el ambiente porque sé que quiere coger mi mano: lo ha intentado hace unos minutos, pero yo no me atrevo a dársela y he acabado por apartarla. No es que no quiera, pero me da miedo que alguien nos vea y lo que pueda pasar a raíz de eso. Así que, cuando he sentido la caricia de sus dedos contra los míos, mi primera reacción ha sido rascarme la nariz con esa misma mano. Harry no lo vuelve a intentar, así que supongo que lo ha entendido.

Llegamos a la zona común que compartimos los chicos y las chicas y nos sentamos frente a frente en una de las mesas de madera. El cielo es de un azul muy oscuro, y la única iluminación que tenemos en este momento es la que proporcionan las estrellas, que no es poca. Puedo ver el rostro de Harry sin problema.

—No me he despedido de los chicos —digo cuando recuerdo que había dicho que en seguida volvía.

—Tranquilo, cuando vuelvan ellos en un rato ya les explicas dónde estabas —repone Harry con una sonrisa.

Justamente eso es lo que no quiero tener que hacer, pero no sé cómo decírselo a Harry, pues temo que no se lo tome muy bien. Sin embargo, se lo tengo que decir tarde o temprano.

—Verás, Harry, no creo que vaya a contarles a los chicos la verdad de por qué no he vuelto con ellos —digo en voz baja.

Harry se retuerce en su sitio y se inclina sobre la mesa, apoyando los brazos sobre la superficie. Coloca las manos encima de las mías y esta vez no me aparto. Es más, entrelazo mis dedos con los suyos.

—¿Y eso por qué? —pregunta—. ¿No quieres que sepan que has estado conmigo?

—No es eso... —empiezo—. Bueno, un poco sí. Es más bien un cúmulo de cosas. Para empezar, yo nunca he tenido novio, de hecho, el de ayer fue mi primer beso.

—Un momento, ¿qué? —me interrumpe Harry abriendo mucho los ojos—. ¿Me estás diciendo que un chico como tú nunca había besado a nadie?

—¿Un chico como yo? —pregunto en un tono un poco más duro del que me gustaría, incluso retiro las manos y las dejo sobre mi regazo.

Harry en seguida se da cuenta de lo que ha dicho y empieza a agitar los brazos con movimientos rápidos en señal de disculpa.

—No, no, no —dice mientras se levanta de su sitio delante de mí y rodea la mesa para volver a sentarse, esta vez a mi lado—. Quiero decir... mierda, Louis, quiero decir que eres precioso. No es posible que nadie te haya querido besar nunca.

Siento cómo me pongo rojo al momento y agradezco que sea de noche para que Harry no pueda verlo bien.

—¿Tú crees... crees que yo soy precioso? —pregunto en voz muy baja acercándome mínimamente hacia él. Harry asiente despacio y también se junta más a mí. En un tono todavía más bajo y con la vista fija en
sus labios, añado: —La verdad es que, hasta el año pasado iba a una secundaria en la que se burlaban de mi por ser gay, no tenia amigos, por lo que nunca salía de mi casa, así que nunca me interesé realmente en alguien, nunca había querido besar a nadie... hasta ahora.

En cuanto la última palabra se escurre por mis labios, Harry salva el mínimo espacio que nos separa y me besa. De nuevo, siento como si cada órgano de mi cuerpo se estuviera derritiendo y que en cualquier momento voy a salir volando. Así pues, agarro con fuerza el cuello de su camiseta y lo atraigo más hacia mí, como si no quisiera que se alejara nunca. Ahora mismo ni siquiera puedo pensar en que puede aparecer alguien en cualquier momento y pillarnos.

—Entonces soy tu primer beso —Harry repite mis palabras en cuanto nos separamos, como si estuviera asimilando ahora el significado de las mismas—. Dios, Louis, me lo tendrías que haber dicho. Habría hecho todo... no sé, diferente.

this is our summer | larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora