diecisiete

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Le doy una patada a una piedrecita del camino y observo cómo avanza a la vez que nosotros. Niall camina a mi lado mientras conversamos.

—¿Qué ha pasado? ¿Por qué ha tenido que salir Harry a buscarte cuando ha empezado la clase de tango y no estabas ahí? —me pregunta Niall.

El antiguo Louis habría pensado que sus palabras son una completa recriminación, que me está juzgando por haber tenido la intención de saltarme la clase. Pero ahora sé que solo se preocupa porque realmente siente curiosidad y quiere ayudarme.

—Digamos que Harry y yo hemos tenido una gran discusión después de salir de la piscina en la que nos hemos echado muchas cosas en cara —le explico sin dejar de mirar el suelo mientras andamos—. Nos hemos gritado y yo he acabado llorando, así que no me he visto con fuerzas para ir a clase.

—¿Quieres que le pegue? —me interrumpe Niall—. Puedo con él.

Río suavemente y niego con la cabeza.

—No hace falta, Ni. Cuando ha salido a buscarme hemos hablado y creo que se puede decir que hemos acabado con todo el asunto de hacernos la vida imposible.

Niall se detiene en seco y me agarra de la muñeca para que lo imite. Me giro sobre mí mismo para poder mirarlo a la cara, al fin.

—¿Qué pasa? —pregunto.

—¿Mi hermano ha decidido cambiar su forma de actuar? —pregunta incrédulo.

—Más bien ha sido una decisión mutua, pero sí. Le he explicado que, ya que voy a pasar aquí dos meses de mi vida, al menos quiero poder disfrutar un poco, porque me he dado cuenta de que no vale la pena amargarse. Eso solo conseguirá que lo pase realmente mal.

La habitual sonrisa de Niall vuelve a aparecer en su cara y empieza a dar saltitos y a aplaudir.

—Di que sí, L, me alegro mucho de que hayas decidido pasarlo bien —dice mientras me da un ligero apretón—. Ya verás que a partir de ahora todo va a ser mucho mejor. Lo que me ha dejado muy sorprendido es que Harry haya aceptado cambiar. Es increíblemente cabezota y, cuando se le mete algo en la cabeza, nunca da su brazo a torcer.

—Pues algo tiene que haber pasado, porque de verdad que parece otra persona —apunto encogiéndome de hombros.

Niall suelta un bufido que suena como una risa y retoma el camino hacia la siguiente actividad, dejándome parado detrás de él.

—¿Qué has querido decir con esa risa, Niall? —pregunto cuando corro detrás de él hasta alcanzarlo.

—Vamos, Louis, no me digas que no te has dado cuenta —me mira obvio.

Muevo la cabeza de un lado a otro, dándole a entender que no sé de qué diablos me habla. ¿De qué se supone que me tengo que haber dado cuenta?

—No te sigo —digo.

—Has sido tú, L, has llegado al campamento y has puesto su mundo patas arriba. Eres prácticamente el único nuevo este año, así que Harry no sabe cómo actuar en un terreo que no conoce —dice, y de repente se da tal golpe en la frente con la palma de su mano que creo que le va a salir una moradura—. ¡Dios mío! ¿Cómo no he caído antes?

Definitivamente, a Niall se le está yendo la pinza.

—¿Qué te pasa? ¿Por qué te pegas?

—¡Louis! —grita mi nombre como si no estuviera a literalmente medio metro de distancia—. ¿No te acuerdas anoche en la hoguera lo que contó Harry de su espina? Dijo que por fin este año algo es distinto en el campamento, pero que está siendo tan tonto de no aprovechar ese cambio.

this is our summer | larry stylinsonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora