Leah Harvelle llegó a Beacon Hills en busca de un hogar, anhelaba ser libre y vivir en la tranquilidad que realmente necesitaba. Por desgracia se encontraba huyendo de una familia de cazadores extremadamente sanguinarios y no era para menos pues ase...
Después del día cansado que tuve en el instituto me encontraba en mi habitación hablando con mi amiga Lydia, quien estaba sentada en el sillón individual que había cerca del tocador. A pesar de la risa que me causaban sus comentarios no podía dejar de pensar en lo que había visto en la madrugada, aunque Leah me lo había negado sabía que yo no había imaginado su presencia y me lo confirmó el termo que vi en sus manos esta mañana y el pobre intento que hizo para cubrirlo. Ella estuvo en mi casa y lo que más me causaba incertidumbre era no saber la razón de eso.
Antes de que pudiera responderle a Lydia mi padre tocó la puerta un par de veces quedándose en la entrada al mismo tiempo que se colocaba su chaqueta.
—¿Van a salir?— preguntó mirándome con seriedad.
—A estudiar.— rápido aclaré, aún así él me hizo una seña para que me acercara así que lo hice— Sólo a estudiar.
—Entiendo.— rodeó mis hombros con su brazo— Pero necesito que recuerdes lo que pasó.
—¿Quieres que deje de ser su amiga?
—De hecho queremos lo contrario. Sé cómo suena esto, pero necesitamos que la vigiles.
—¿Quieren que la espíe?— interrogué con indignación.
—Queremos que cuides a tu amiga, y te asegures de que esté bien.— cambió sus palabras intentando convencerme.
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—¿Eso es lo que haces con ella?— solté sin pensar.
—Sé más específica.— sonrió.
—No, nada. Olvídalo.— negué colocando un mechón de cabello detrás de mi oreja— Lo mejor será que ya nos vayamos, después no tendremos tiempo de estudiar.— ignoré mi nerviosismo para prestarle atención a su atuendo— ¿Tú también saldrás?
—Sí, iré al supermercado.— miró a Lydia por última vez— Y recuerda lo que dije.
Leah Harvelle
Después de algunas horas de preparar la clase para el día de mañana me dirigí junto a Jason a comprar los materiales que él requeriría para la escuela, incluyendo que necesitaba surtir algunas cosas como alimentos para la casa. Iba caminando por los diversos pasillos del establecimiento tomando varios productos y metiéndolos al carrito con el propósito de comprarlos, mientras que Jason iba a lado de mi jugando con unos de sus peluches.
Estaba tan ensimismada escogiendo un cereal que no me di cuenta de que alguien se acercaba a mi con sigilo, no hasta que fue demasiado tarde.
—Vaya, qué sorpresa.— escuché una voz a mis espaldas por lo que solté la caja ocasionando que ésta cayera al suelo.
