All About Lovin' You | Chris Argent

xɪᴠ

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ᴄᴏɴꜰᴇꜱɪóɴ

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Leah Harvelle

Cuando llegué al departamento me despojé del abrigo y de la blusa para después dirigirme hacia el baño con el propósito de eliminar las manchas considerables de sangre que cubrían mis manos. Era un hecho que la blusa ya nunca me serviría de nuevo, pero eso no me importaba en lo más mínimo. 

Lo único que repetía mi mente era aquel recuerdo del cuerpo recostado en la mesa metálica. Las rasgaduras que invadían su caja torácica eran atroces, además de que evidentemente dolorosas, y por el corte que había en su nuca sólo podía pensar en una criatura. No estaba segura de si en realidad era la bestia que estaba pensando, pero recordaba cómo hace años mi madre me había contado acerca de una que tenía la habilidad de incapacitar a sus víctimas con una toxina paralizante.

—Vaya ciudad, Leah.— murmuré observando con atención cómo el agua se llevaba los restos de sangre por el desagüe. Después me agaché y mojé mi rostro con agua fría esperando despejar mi mente.  

Luego de soltar un profundo suspiro me coloqué una pantalonera junto a una playera holgada, cepillé mis dientes y salí de ahí dándome cuenta de que Jason se encontraba acostado en la cama viendo la televisión así que me acerqué a él y al sentarme a su lado pasé un brazo por sus hombros con el fin de que se recostara en mi pecho.

—¿Estás bien?— pregunté al mismo tiempo que acariciaba su cabello con suavidad— ¿Hay algo de lo que quieras hablar o algo que te incomodó?

—El hombre... el hombre que estaba en la mesa...— empezó a susurrar— ¿estaba muerto?

Cuando terminó de hablar no pude evitar que una sensación horrible se instalara en mi pecho, la cual comenzó a crecer con cada segundo que pasaba. Esto era lo que más temía, no quería que mi hijo estuviera involucrado en situaciones como estas, quería que tuviera una infancia normal lejos de lo sobrenatural y de los problemas.

—Sí.— respondí muy bajo— Pero no tienes porqué preocuparte por eso. Fue un error, así que lo siento, te aseguro que no volverá a pasar.

—¿Él sufrió?

—¿Por qué lo preguntas?— lo abracé aún más buscando reconfortarlo.

—Cuando entramos a ese lugar sentí algo.— parpadeó varias veces con cansancio— Sentí miedo, pero no venía de mí. 

—¿Lo sentiste?— rápido lo miré al mismo tiempo que fruncía el ceño claramente confundida— ¿A qué te refieres con que lo sentiste?

—Hizo que mis manos temblaran.— empezó a juguetear con sus dedos— Fue como cuando papá me gritaba. 

—No hay nada de que preocuparse ¿si? Él no sufrió.— mentí besando su frente con ternura— Ve a cepillarte los dientes, aquí te espero.— sonreí a lo que él asintió levantándose de la cama, sus facciones se habían relajado notablemente. 

Enderezándome y recargando mi espalda en la acolchada cabecera permití que mis pensamientos comenzaran a divagar. No sabía cómo reaccionar a lo que Jason me había dicho, pues hasta hace unos momentos creía firmemente que él no había heredado mis genes sobrenaturales.

Decidida a descubrir qué era lo que estaba pasando le hice una seña a Jason en el momento en el que regresó a la habitación para que se sentara en frente de mí.