Paris es una ciudad extravagante, llena de excentricismo y Louis lo pudo comprobar al encontrar aquel muchacho de traje rojo con flores que provocó que su corazón saltara de su pecho.
Louis se quebró la pierna y gracias a eso puede que reciba algo m...
Tomo la aguja y la paso entre el pedazo de tela que tengo entre mis manos, la suave melodía de una canción me tranquiliza, ayudándome a no pincharme y lastimarme. El sonido del timbre retumba en el estudio, toda la paz que había logrado desaparece en milésimas de segundos, saco mis lentes y los dejo arriba del boceto del diseño.
— Harry, afuera hay un chico buscándote — Se acerca Liam para informarme. Extrañado me dirijo hacia la puerta de madera negra y la abro. Descubro unos ojos azules que me sorprenden y mi sonrisa crece, para mi pesar (debo decir que no tanto) mi pulso se acelera.
— Louis, un gusto verte por aquí — Apoyo mi cuerpo contra el marco de la puerta, dejando un poco de suciedad en mi suéter de lanilla.
— Hola, estaba paseando cerca y me acorde que trabajabas aquí, y decidí ser un buen samaritano y traerte algo para merendar — Pronunció tambaleándose. Mi mirada se dirigió a una caja celeste con, al menos, diez cupcakes.
— Muchas gracias, mi buen señor. Estaba muriéndome hambre, ¿No quieres pasar a probarlos?
— Si no es molestia — Su diminuto cuerpo atravesó el pasillo, viendo todos los bocetos de diseños que estaban colgados en las paredes.
— Ven te presento a Liam, es mi ayudante y aprendiz, juntos hemos creado todos lo que viste en el evento de moda que fuiste. No es por presumir, pero somos el dúo de oro.
— Que modestia Harold. Mucho gusto Louis, últimamente se escucha mucho tu nombre por estos lares — apretó fraternal la mano del más bajo, tras guiñarle un ojo con gracia. — Espero que estos cupcakes sean para mí.
— Para tu mala suerte Bear, no. Pero cuando se vaya el invitado te puedo pasar uno, si es que sobra. Mientras termina el corsé del vestido de Gisele Bündchen, que vamos atrasados.
Un silencio se instaló en nosotros, pero fue roto cuando en un susurro habló.
— Es muy lindo tu estudio Harry, los conjuntos que pude ver son espectaculares.
— Me alagas, pero no soy el mejor diseñador, me falta experiencia — tomé un poco de glaseado y lo llevé a mi boca. — Mi sueño es poder exponer una línea en Milán o New York, en la semana de la moda. ¿El tuyo Lou?
— Quiero jugar en un mundial y llevar la copa a mi país, ser la persona que metió el gol ganador cuando el marcador solo le faltaba un minuto para terminar el partido. Sentir toda la euforia de gritar gol con toda la multitud y que me llene de esa energía del estadio.
— Ojalá lo cumplas, y cuando lo hagas, yo estaré entre la platea con la cara pintada y una remera de tu cara — Sonreí al imaginarme eso.
— Y cuando logres el tuyo, voy a usar uno de tus trajes para presumir que soy íntimo amigo del diseñador — Me guiña el ojo tras morder un cupcake de chocolate.
— Si lo que tú digas — Lo codeo divertido y ambos rompemos a reír.
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Muchas gracias por leer, espero que tengan buenos días/tarde/noches.
