XXXI

10 0 0
                                    

Los golpes en mi cabeza son constantes, uno más fuerte que el anterior. El sudor frio se pega a mi espalda y frente, dándome pequeños escalofríos.

No debería estar así en medio de una cancha y menos de un partido en este estado tan deplorable.

La noche anterior estuve bebiendo, he de decir que fue bastante el alcohol que se alojó en mi sangre. Es triste que haya llegado al punto de no recordar lo que hice durante esas horas y la acidez que me dejó en consecuencia.

Me doy asco y me dan ganas de vomitar en solo la idea de sostener una botella. Podre estar en esta etapa destructiva, pero ya no soporto el mareo constante y las vueltas que daba mi habitación al acostarme.

Lo único que no puedo alejar, es este constante sollozo que me acompaña como sombras cuando llego a mi casa y solo hay silencio. Y a partir de ahí las lágrimas danzan sobre mi rostro para caer de forma precipitada al suelo.

El pitido del silbato del árbitro golpea mi cabeza de forma arrojadora aturdiéndome completamente. Intento pasar desapercibido frente al público y corro en dirección de la pelota.

Formas borrosas son visibles, mi alrededor comienza a cambiar y tornarse extraño. Y lo que todo antes era nítido, ahora es una marea de manchas de colores variados. Siento liviandad y cansancio en el cuerpo, las ideas de mi mente no logran ser conciliadas y lo próximo que percibo es el duro suelo y el césped picando mi cuerpo.

Luego... una bruma negra me abraza y siento la tranquilidad que no sentí en dos semanas.

Soulmate   ◊Larry Stylinson◊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora