XIV

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El timbre resuena por las paredes avisándome que Harry esta abajo esperándome. Coloco un poco de mi colonia y me ato los cordones de mi zapatilla para no caerme. Salgo del departamento y cruzo las puertas de vidrio de la recepción, y lo primero que me reciben son unos ojos verdes brillantes. Con timidez me acerco a él y lo saludo con beso en la mejilla.

— Tienes suerte de vivir en esta zona, es un sector muy turístico. Me sorprende que no hayas recorrido.

— Es que nunca tuve un guía con tanta experiencia y además sea agradable — Bromeo sonriendo.

— Que adulador, pero tuviste la fortuna de que te tocara yo como guía — Me siguió el chiste, un silencio, juntos emprendemos camino al museo. Todas las casas de arquitectura gótica nos rodeaban, mostrando la simpleza y la sofisticación que podía tener esta ciudad. Los valores que alumbraban tenuemente daban elegancia a las calles.

Para mi sorpresa, él no mentía, en tan solo minutos llegamos a la Torre Eiffel. Asombrado por el tamaño del monumento, dirijo mi mirada hacia la de Harry y por impulso, tomo su mano. Tranquilos nos acercamos a la escaza fila y observamos los jardines llenos de diminutas flores blancas. Aun con nuestras manos unidas, tomamos el elevador hacia el segundo piso de la torre.

Atónito por la altura donde me encontraba nos dirigimos a la baranda, el viento despeinaba salvajemente mi pelo, pero no me evitaba contemplar la ciudad de esta manera. Todas las personas parecían hormigas y casi podía sentir que veía una obra de arte moderna. Harry pronuncia mi nombre y atento veo que sus dedos se dirigen a mi cabeza, para poder acomodar mi flequillo revoltoso.

— Ves ese rio, es el mismo rio donde hablamos por primera vez — Aproxima su boca a mi oreja para decirme, señalando con su dedo al lugar al que se refiere.

— El Rio Sena — Me giro con lentitud para quedar frente a él. Harry dubitativo saca su teléfono y se acomoda a mi costado, sintiendo su calor. Saco mi mejor sonrisa y poso para la foto que nos sacamos. En mi mente agradezco que vuelva a tomarme de la mano y bajamos de la torre tranquilos. Cruzamos unas cuadras hablando sobre la revolución francesa y como eso cambio la manera de vivir de muchos, absorto en la conversación perdemos de vista el lugar al que llegamos.

— Tienen razón cuando dicen que se ve más lindo de día — Juntos caminamos por el jardín de tulipanes y rodeamos la escultura de una diosa. — Mi favorito es el azul — Confundido dirijo mi mirada a donde marca su confesión. Atento escucho el significado del color de la flor y lo tan importante que es para él.

Salimos del jardín y marchamos como soldados hasta la entrada del museo. Ya adentro, una escultura dorada con una gran perla nos recibe. Discutimos por donde comenzar el recorrido y decididos nos adentramos al ala derecha del lugar.

Curiosos observamos todo tipo de cuadros pintados de mil técnicas diferentes y de todas partes del mundo y continuamos viendo muebles adornados con oro y telas caras. Recorremos muchos pasillos hasta encontrar La Gioconda, el mayor tesoro de este lugar.

— ¿Sabías que han intentado robarla miles de veces, por todo el mundo hay replicas y copias de ella? — Le comento observando las pinceladas de la obra.

— Si, en un momento se la robo un italiano para devolverla a su ciudad. Fue llamado héroe por toda Italia.

— Soy un amante de los cuadros y las historias que esconde, como se hicieron y de que tratan. Es un privilegio poder ver esta pintura, muchas personas darían lo que fuere para verla — Absorto en mis palabras, Harry acaricia mi mejilla con sus nudillos.

— Es bueno que pienses así, somos muy afortunados de lo que tenemos — Susurro bajito, dejando aparecer una media sonrisa.

Seguimos paseando entre exhibiciones y atravesamos muestra de esculturas griegas. Dioses y mortales tallados a mano en mármol, acompañados por faunos y ciervos. Pequeñas macetas con plantas decoran la exhibición, simulando un jardín botánico.

Cansados salimos del recinto y vemos que nos rodean unas nubes grises, lo cual para nosotros no era una buena señal.

— Deberíamos apurarnos, tal vez así no nos agarre la lluvia — Expresó preocupado.

— Vayamos a mi casa, podemos esperar ahí hasta que termine de llover o hasta que podamos llamarte un taxi — Propongo apurado provocando que él asienta. Empezamos a caminar un poco veloz esquivando personas, igual de apuradas por no mojarse. Ambos paramos en seco y nos paralizamos al escuchar un trueno retumbar por el cielo y comenzamos a trotar para llegar más rápido al edificio. Pero para nuestra mala suerte, del cielo caen pequeñas gotas que se vuelven a cada paso más grandes. Rendidos soltamos unas carcajadas al parar la carrera.

— El último en llegar a la recepción es huevo podrido — Grite al ver las puertas de vidrio de hull, entre empujones y risas trotamos sobre las baldosas. Entramos empapados mojando el piso y la alfombra, tras pedir una disculpa al conserje, subimos a mi piso.

— Ven, voy a preparar té para que entremos en calor. Te puedo prestar mi ropa, no quiero que te resfríes o te de catarro — Asiente mientras abro y tiritando entramos. Lo primero que hago estando adentro, es buscar la calefacción y prenderla, para luego abrir mi armario y buscar ropa para mí y Harry. Revuelvo intentando encontrar algo que le quepa y doy con un suéter de lanilla bordo. — Ten, tal vez esto te entre, el baño esta al fondo a la izquierda, la segunda puerta.

— Gracias por la remera, cuanto antes te la devuelvo, sin falta.

— No pasa nada, a mí me queda esa muy grande. Podes quedártela, si no te molesta —Terminada la conversación, él se dirige donde le indique, me dispongo a sacarme toda la ropa húmeda de mi cuerpo. Abro un cajón y saco un suéter blanco y exhausto me lo pongo.

Escucho una puerta cerrarse y los pasos de Harry, tomo la tetera eléctrica y le coloco agua fría mientras le muestro a él donde están los saquitos de té para sacarlos y ponerlos en las tazas. Con las tazas en mano, caminamos lentamente hacia mi ventana, donde observamos las gotas que caen y juegan una carrera.

— Disfrute mucho este día, hace tiempo que no me reía así. Aunque lo más probable es que terminemos resfriados, pero siendo honesto, no me importa mucho.

— Yo también, de verdad la pase bien con vos — sonrío al sentir su cabeza apoyada en mi hombro, sin quitar de vista la ventana, tomo un trago de mi infusión disimulando la felicidad que me provoca ese simple gesto.

— Yo también, de verdad la pase bien con vos — sonrío al sentir su cabeza apoyada en mi hombro, sin quitar de vista la ventana, tomo un trago de mi infusión disimulando la felicidad que me provoca ese simple gesto

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Bueno espero que les haya gustado esta maratón. Tengan un buen fin de semana.

TPWK

Soulmate   ◊Larry Stylinson◊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora