XVI

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Juego con los cordones de mi buzo rojo esperando la llegada del francés. Para mi agrado el sol brilla y no hace tanto frio como las últimas semanas, las hojas están tomando un color más vivo y eso me hace pensar en la cantidad de fotos que podre tomar en un par de días.

Una camioneta gris se acerca a mi ubicación y una alerta crece dentro mío, entrando en razón de lo que podría pasar a continuación. El conductor baja la ventanilla y puedo deslumbrar a Harry con una remera blanca básica y unos lentes con forma de corazón rosados.

— ¡Hola! Espero que te guste mi playlist, porque la sorpresa está un poco lejos de acá.

— ¿Podría saber cuánto es lejos? — Interrogo tras subir al vehículo y saludo al chico con un beso en la mejilla.

— Podría decirte, pero le quitaría lo misterioso — Responde y me coloco el cinturón de seguridad.

Harry toca un par de botones del panel del auto y una larga lista de canciones se despliega ante él, sin observar coloca la primera que ve. Y es así que, durante cuatro minutos, nos envuelve Malibu de Miley Cyrus. Intento retener todo el paisaje que se abre a mis ojos, cada árbol, cada animal y construcción que se presenta, quiero mantener Francia en mi memoria todo lo posible.

Ya pasado dos horas y muchas canciones, llegamos a un pueblo pintoresco. Con un cartel de madera que nombra: "Veaules-les-Roses" con muchas rosas alrededor de este. Mi curiosidad crece al ver muchas casas parecidas de cuento de hadas y caminos llenos de rosas. El ruludo para la camioneta en un estacionamiento chico del lugar y comenzamos en el recorrido.

— Bienvenido a tu sorpresa — señala el lugar girando lentamente. — Con mi familia vacacionamos muchas veces en este lugar, es un pueblo muy lindo y tranquilo. Pase mis mejores vacaciones acá, llega un punto que te cansas del olor a rosas que hay. — Bromea con nostalgia.

— Es realmente hermoso, tiene ese ambiente de película de época — Tomados de las manos, entramos a un jardín público, donde vemos a una niña jugar con un gato bebé. Ambos nos sentamos en un banco de madera y aspiramos el aroma del viento, pero la paz se elimina cuando la niña se acerca para entablar una conversación.

— ¡Hola! Soy Celine, me gusta mucho los lentes que llevas puestos. — Señala el accesorio que usa Harry.

— ¿Así, no te gustaría tenerlos? — La emoción crece dentro de la niña y salta a su alrededor.

— ¿Ese gatito es tuyo? — Pregunto a Celine, quien intenta que los lentes no se les caiga del puente de la nariz.

— No, mi mamá no me deja a tener a Botitas, es alérgica a los animales. Él tiene hambre a esta hora y me escapo de mi casa para darle de comer. ¿No te gustaría tenerlo? — Con tristeza niego con la cabeza y le comento del lugar de donde provengo.

— Yo puedo cuidarlo. Mi departamento es grande y seguro no le molestaría tener ese espacio para el solo. — La cara de la menor se ilumina y corre a buscar el animal.

— ¿Estás seguro de hacerlo? — susurro para nosotros.

— Más que seguro, me hace falta una compañía.

Celine se acerca con el gato negro alzado y se lo entra a él, quien lo deja en su regazo. — Le gusta el atún y que sus patitas blancas no se ensucien. — Y así como vino se fue contenta por su acto.

— Todavía falta la mejor parte de tu regalo — Pronuncia sereno, conduciéndome hasta una playa desierta. Me tiende Botitas para poder sacar una manta de su mochila, luego de rebuscar por unos minutos, la coloca en la arena. — Siéntate, esta zona en mi favorita de todo el pueblo, se puede ver el atardecer y ruido de las olas es tranquilizante.

Expectante al cielo, comienza una fiesta de colores, entre amarillos y rojos, cruzando pocas veces el rosado y el naranja. Fascinado por el arrebol, mi mirada no desaparece de ahí. Consciente que si la quito, me perdería de otra diferente tonalidad, ojalá pudiera recordar con nitidez todo y recordarlo esa belleza eternamente.

Mis dedos no dejan de acariciar al minino, hasta que siento su lenta respiración, y una voz me llama.

— Espero que te haya gustado, es importante este rincón para mí. Y compartirlo con alguien es difícil. — Nuestras miradas se encuentran y los rayos de sol las iluminan.

— Estoy muy agradecido, aprecio mucho que compartas conmigo uno de tus mejores recuerdos de la infancia. — Su cuerpo se acerca al mío y la intensidad de su mirada crece, provocando que no aleje la mía.

— Louis... ¿ves esas olas que tenemos enfrente, de ese azul puro? Esas olas son idénticas a tus ojos, y tal vez suene apresurado y un poco meloso, pero me gustaría ahogarme ellas, si es posible y si me lo permitís.

En el lugar se instala un silencio, dentro de mi corazón crece un calor casi sofocante. Con lentitud y sin quitar la vista de él, acerco mi rostro al suyo, hasta que puedo sentir sus tibios labios sobre los míos. Nuestras bocas juegan sin apuro, pero se escucha su latido y el mío, frenéticos ante el contacto. La yema de sus dedos acaricia mi mandíbula y dentro del beso asomo una sonrisa, nos separamos sin aliento y por instinto vuelvo a besarlo con rapidez.

— Prometo llevarte a Alsacia, si vuelves a besarme de esa manera — Rio y me acurruco a su costado, haciéndole cariños a su mano. Un pensamiento atraviesa mi mente, y soy consciente de que si tuviera un calendario. Marcaría este día, como uno de los mejores de mi vida.

 Marcaría este día, como uno de los mejores de mi vida

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¡Hola! Sí que se hizo esperar esta escena eh. No saben lo que se viene ahre.

Tengan un lindo día.

TPWK

Soulmate   ◊Larry Stylinson◊Donde viven las historias. Descúbrelo ahora