Paris es una ciudad extravagante, llena de excentricismo y Louis lo pudo comprobar al encontrar aquel muchacho de traje rojo con flores que provocó que su corazón saltara de su pecho.
Louis se quebró la pierna y gracias a eso puede que reciba algo m...
Mis pies van veloces por los escalones de concreto y las llaves bailan entre mis dedos al abrir la puerta con torpeza. Apurado dejo mi bolso deportivo sobre el sillón blanco de cuero y ya con las manos libre, tomo mi celular. Mi respiración es acelerada, por lo que trato calmarla exhalando lento y pausado, más tranquilo busco entre mis contactos al castaño y marco el número.
Mi pie se mueve de manera involuntaria, dando zapatazos como bailarín de chacarera o paso doble. Para el cuarto pitido siento la derrota, pero esto cambia cuando una voz ronca atraviesa mis oídos, y mis esperanzas crecen.
— Hola, perdón por no contestar, estaba bañándome — Explica Harry, creando en mis mejillas un leve sonrojo por aquella imagen.
— Hola, no pasa nada, ¿No preferís que llame después de que estés cambiado? — Pronuncio mordiendo los pellejos de mis labios.
— No, no. Tengo la estufa prendida, asique no hace falta.
— Bien, quería saber si estabas ocupado mañana, para poder hacer algo — Mis ojos se cierran esperando el rechazo.
— Si claro, tengo desocupado mañana.
— Genial, me gustaría invitarte a visitar el museo del Louvre, nunca entrar a verlo y recorrerlo.
— Me parece perfecto, ¿Es una cita?
— Si tú quieres, puede serlo. ¿Te gusta la idea?
— Por supuesto, es un hecho. Pásame tu dirección y nos vamos juntos. Así aprovechamos y vemos más lugares.
— Bien te espero. Un beso — Me despido con una sonrisa en mi rostro.
— Hasta mañana Lou — Helado alejo el celular de mi oído y me tiro sobre la cama como peso muerto, pasmado por mi valentía.
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